Pensiones: ret¨®rica sin soluciones
La reforma no pretende hacer sostenible el sistema, sino reducir el gasto
Es dif¨ªcil no coincidir con quienes aspiran a garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones. Despu¨¦s de soportar con super¨¢vits los primeros a?os de la crisis, entre 2012 y 2013, el PP va a acumular 20.000 millones de euros de d¨¦ficit en las pensiones, y nuestros excelentes gestores algo tienen que hacer. Pero es necesario considerar si las medidas propuestas son las adecuadas, y ah¨ª lo defendido naufraga en un mar de inconsistencias.
Cuando se dise?¨® en otros sistemas de reparto el factor de sostenibilidad aspiraba cubrir tres objetivos b¨¢sicos: asegurar equilibrios presupuestarios frente a un d¨¦ficit creciente por riesgos demogr¨¢ficos, laminar el riesgo pol¨ªtico como inhibidor de la toma de decisiones necesarias y mantener el pacto intergeneracional evitando que existieran generaciones sacrificadas.
En cuanto al primer objetivo, puede conseguirse mejorando las carreras de cotizaci¨®n, retrasando la edad de jubilaci¨®n, proscribiendo las malas pr¨¢cticas e incentivando las buenas o reduciendo sin m¨¢s las prestaciones. De hecho, el acuerdo suscrito entre el Gobierno socialista y empresarios y sindicatos incluye elementos de sostenibilidad (como el retraso en la jubilaci¨®n para quienes han cotizado menos tiempo). Con la reforma de 2011 se contin¨²a con la tradici¨®n iniciada en 1985 de reformas que permit¨ªan a los afiliados reducir el impacto normativo mediante un mayor esfuerzo contributivo. La actual propuesta de la comisi¨®n de expertos trata por igual al que mejora su cotizaci¨®n y al que no, al que retrasa su jubilaci¨®n y al que la adelanta. Aunque cinco millones de pensionistas decidieran retrasar un a?o su jubilaci¨®n, el denominado ¡°factor de equidad intergeneracional¡± no se ver¨ªa modificado. El factor previsto en la Ley 27/2011 solo entrar¨ªa en vigor al final del periodo transitorio, con el retraso de la jubilaci¨®n ya en plena aplicaci¨®n, y las medidas previstas pod¨ªan ser diferentes. Ahora se superpone, desprecia los esfuerzos dentro del sistema, y solo existe como alternativa en la pr¨¢ctica la previsi¨®n social complementaria.
En 2013 las cotizaciones sociales estar¨¢n en torno al 9,3% del PIB
Se pretende reducir dr¨¢sticamente el crecimiento del gasto en pensiones, pero los efectos de la norma todav¨ªa deber¨¢n ser mayores para los afectados, al no aplicarse a la viudedad y orfandad (a no ser que se pretenda recortar estas rentas dos veces), a las pensiones con complemento a m¨ªnimo (que crecer¨¢n en n¨²mero y proporci¨®n) y a las pensiones de incapacidad, que en casos ya se capitalizan por las mutuas con las tablas de esperanza de vida del sistema. Los indicadores anuales del INE de esperanza de vida de los mayores de 65 a?os solo se conocen, con car¨¢cter provisional, el a?o siguiente. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si el indicador definitivo no coincide con el provisional? ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si, como ha sucedido en los ¨²ltimos a?os, la esperanza de vida crece bruscamente un a?o ¡ª2010¡ª y se ajusta los siguientes?
El segundo objetivo, sustituir el debate parlamentario en ¨¦pocas de inestabilidad pol¨ªtica por un automatismo aritm¨¦tico, se compadece poco y mal con la necesidad de realizar una ¡°estimaci¨®n¡± de las variables de ingresos los pr¨®ximos seis a?os para el c¨¢lculo del factor de revalorizaci¨®n anual. De hecho, nuestros colegas suecos tuvieron tambi¨¦n ciertos problemas en la estimaci¨®n, cuya experiencia deber¨ªamos valorar, y tal vez concluir que para este viaje no necesit¨¢bamos alforjas: el riesgo para el pa¨ªs de tomar decisiones sobre la revalorizaci¨®n no es mayor que el de estimar la marcha de la econom¨ªa los pr¨®ximos seis a?os.
En cuanto al tercer objetivo, el pacto intergeneracional, es imprescindible que se ponga en relaci¨®n con el di¨¢logo social y con la urgencia del problema, derivada de la situaci¨®n econ¨®mica, pero tambi¨¦n de la reducci¨®n de los salarios, trasladada sin ning¨²n esfuerzo de gesti¨®n a las bases de cotizaci¨®n. Desde la aprobaci¨®n del Libro Blanco de la Seguridad Social, las cotizaciones se han ido moviendo entre el 11% y el 12% del PIB, y con la separaci¨®n de fuentes de financiaci¨®n, desde el a?o 2000 a 2006 las cotizaciones sociales supon¨ªan el 9,7% del PIB, y hasta el a?o 2011 se movieron en un porcentaje algunas d¨¦cimas superior. En 2013 estaremos, seg¨²n la tendencia de los primeros meses, en torno al 9,3%. Puede deducirse que lo que se pretende es hacer sostenibles no las pensiones, sino las bajas cotizaciones. La mayor¨ªa de la comisi¨®n de expertos tampoco ha visto necesario enfatizar que es imposible la reducci¨®n de cotizaciones, o no mezclar los gastos contributivos con los complementos a m¨ªnimo.
En conclusi¨®n, es esta una reforma diferente, propuesta por una mayor¨ªa de personas que no creen en nuestro sistema de reparto, y que aspira a ser realidad contra el sistema. Desvirtuar¨¢ los efectos de la legislaci¨®n anterior, desincentivar¨¢ el esfuerzo en la cotizaci¨®n, no reducir¨¢ los riesgos del pa¨ªs y del gestor pol¨ªtico sino que los aumentar¨¢, y no est¨¢ pensada para hacer sostenible el sistema, sino una disminuci¨®n de cotizaciones que abra camino a la siguiente reducci¨®n de gastos sociales. Los ciudadanos lo entienden, y quienes tienen la capacidad de elegir se jubilan ya anticipadamente, incrementando esos gastos que se quieren controlar. Una vez descendemos de la ret¨®rica, el diablo se esconde en los detalles de una propuesta desafortunada.
Octavio Granado fue secretario de Estado de Seguridad Social entre 2004 y 2011.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.