La historia de una hija oculta persigue al rey belga
La arist¨®crata Sybille de S¨¦lys detalla un romance de 18 a?os con Alberto II
El rey Alberto de B¨¦lgica vive sus ¨²ltimos meses de reinado, pero la pol¨¦mica amenaza con acompa?arlo hasta el d¨ªa de su previsible abdicaci¨®n, que la prensa belga sit¨²a hacia final de a?o. Pocos d¨ªas despu¨¦s de que una mujer de 45 a?os le reclamara la paternidad en los tribunales, la madre de esa supuesta hija ha desvelado en la prensa todos los detalles de su romance con el monarca. Sybille de S¨¦lys Longchamps, una arist¨®crata de 71 a?os, se ha decidido a desgranar una historia que se remonta a los a?os sesenta. "Quiero que acabe la discriminaci¨®n que sufre regularmente mi hija", argumenta.
La baronesa de S¨¦lys utiliza un lenguaje propio de novela rosa para contar al mundo lo que define como "una historia de amor". En una larga entrevista publicada el pasado s¨¢bado en los diarios belgas Le Soir (franc¨®fono) y De Standaard (neerland¨®fono), S¨¦lys explica que ha guardado silencio todo este tiempo para no da?ar a su hija ni a la monarqu¨ªa, pero cree que ha llegado el momento de contar la verdad.
Alberto (entonces hermano y heredero del monarca, Balduino) y Sybille se encontraron por primera vez en Grecia, en 1966. "Com¨ªamos todos los d¨ªas juntos, compart¨ªamos la vida diaria", explica la baronesa para a?adir que el actual rey le declar¨® su amor mientras bailaban y que no fue ella -tambi¨¦n casada en ese momento- quien lo sedujo. La relaci¨®n continu¨® y en febrero de 1968 naci¨® Delphine. La arist¨®crata decidi¨® separarse y Alberto le dijo que har¨ªa lo mismo, seg¨²n su pasional relato. "Para mi hija, Alberto era un amigo de su madre". "Ven¨ªa por las tardes y ve¨ªa a Delphine pr¨¢cticamente todos los d¨ªas", describe como prueba de la paternidad.
La situaci¨®n se mantuvo durante 10 a?os, un periodo en el que Alberto y Paola, su esposa, "viv¨ªan en diferentes pisos del palacio; no se ve¨ªan pr¨¢cticamente y no hac¨ªan nada juntos". Esas palabras agravan la ya deteriorada imagen matrimonial de los reyes belgas. Toda la familia real belga es objeto de controversia en B¨¦lgica, aunque tambi¨¦n es uno de los pocos elementos que unen al pa¨ªs.
La historia de la hija extramatrimonial del rey se conoce desde 1999 y buena parte de la opini¨®n p¨²blica est¨¢ a favor de que el monarca la reconozca. Pero los detalles ofrecidos por la madre de Delphine colocan a la familia real en una posici¨®n inc¨®moda. Porque la baronesa asegura que todo estaba listo para el divorcio entre Alberto y Paola, que el rey Balduino ya hab¨ªa dado su consentimiento y que hasta se lo hab¨ªa comunicado al primer ministro.
Sybille asegura haber sido ella quien renunci¨® a hacerlo. "Las condiciones eran muy, muy duras para Alberto", esgrime. Los hijos de su matrimonio con Paola nunca podr¨ªan estar con ella, los derechos de visita eran estrictos¡ "No fui capaz de llevar todo eso sobre mi espalda, soportar todas las cr¨ªticas y echar por tierra a la monarqu¨ªa". Y, con aires de telenovela, a?ade: "Los hijos de Alberto y Paola eran todav¨ªa peque?os. Yo ten¨ªa la impresi¨®n de que iba a ser "la mala".
La baronesa se mud¨® a Reino Unido con su hija, aunque sigui¨® manteniendo con Alberto "una relaci¨®n profunda, de amistad y confianza", con una l¨ªnea de tel¨¦fono privada que utilizaban para mantenerse al tanto de sus vidas. En 1984, de un d¨ªa para otro, esa l¨ªnea se cort¨® y a partir de ah¨ª empez¨® a sufrir lo que denomina consecuencias negativas de su relaci¨®n: colegios en los que no admit¨ªan a su hija porque ya hab¨ªa un miembro de la familia real, reuniones en las que no era bienvenida por motivos similares¡ Cuando Delphine cumpli¨® 17 a?os, su madre le desvel¨® la identidad del padre y ahora, con 45 a?os y dos hijos, ha decidido reclamarle una prueba de ADN para confirmar el parentesco.
La arist¨®crata dice que no buscan dinero ni quieren hacer da?o a Alberto. Cuando, al final de la entrevista, el periodista le pregunta si a¨²n es mon¨¢rquica, de S¨¦lys responde: "?Por supuesto! Mi vida lo demuestra". Y concluye con el toque novelero que caracteriza todo el relato: "Viv¨ª un gran amor, una bella historia que tiene un gran valor. Es una pena que termine as¨ª, pero he actuado seg¨²n mi coraz¨®n".
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