Caracoleo europeo
El acuerdo sobre la liquidaci¨®n de entidades casi completa el segundo pilar de la uni¨®n bancaria
La Uni¨®n Europea tiene habilidades de caracol: siempre llega a su meta, pero lentamente, mediando descansos y zigzagueos. Los 27 ministros de Econom¨ªa y Finanzas alcanzaron in extremis un acuerdo sobre la uni¨®n bancaria, que bendecir¨¢ la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno.
Se trata de un pacto significativo. Porque versa sobre un asunto sensible, el procedimiento para el uso de dinero p¨²blico en la liquidaci¨®n de los bancos arruinados. Y porque exist¨ªa desconfianza previa en su capacidad para sintonizar sus distintas posiciones. Lo han logrado, lo que constituye, de entrada, una buena noticia.
Este acuerdo del Ecofin se suma al reciente del Eurogrupo ¡ªlos 17 ministros de la zona del euro¡ª por el que se fijaron los exigentes criterios para la recapitalizaci¨®n de los bancos bajo tormenta.
Ahora ya est¨¢n claras las planillas a aplicar tanto a las entidades con problemas, pero rescatables mediante inyecciones de capital, como a las insalvables que deban liquidarse, y tambi¨¦n qui¨¦n pagar¨¢ su factura: todos los acreedores privados, y al final, los fondos nacionales de resoluci¨®n. Queda por decidir si se crear¨¢ uno europeo.
De forma que tras la decisi¨®n del pasado diciembre de encomendar al BCE la alta supervisi¨®n de los bancos, casi solo falta ya un pacto sobre el sistema de garant¨ªas de dep¨®sitos: con ¨¦l estar¨¢n vigentes los tres pilares de la uni¨®n bancaria: supervisi¨®n, liquidaci¨®n y garant¨ªas.
Editoriales anteriores
Esta uni¨®n, proyectada hace un a?o, pretende evitar la fragmentaci¨®n del mercado financiero europeo, por la cual unos bancos gozan de m¨¢s respaldo institucional (los de los pa¨ªses m¨¢s solventes) que otros, y las empresas de los pa¨ªses m¨¢s d¨¦biles pechan con m¨¢s altos tipos de inter¨¦s de los cr¨¦ditos. Y busca romper el v¨ªnculo vicioso entre deuda soberana y deuda bancaria, por el cual un rev¨¦s en cualquiera de ambas se traslada a la otra.
No parece que este v¨ªnculo fatal desaparezca por completo ¡ªcomo se prometi¨®¡ª con las medidas adoptadas hasta hoy. Unas son cortas: los recursos europeos para recapitalizar bancos no superar¨¢n en principio los 60.000 millones. Otras, quiz¨¢ demasiado laxas: la flexibilidad, aunque tasada, de que gozar¨¢ cada Estado miembro para salvar de la factura de una quiebra bancaria a alg¨²n tipo de acreedores. Pero qu¨¦ duda cabe de que el v¨ªnculo queda debilitado y diluido. Pasos de caracol, seguramente, pero que nos acercan a la meta de una uni¨®n econ¨®mica m¨¢s completa y s¨®lida.
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