El campe¨®n marroqu¨ª doblegado por su familia
Khalid Skah, medalla de oro en Barcelona 1992, est¨¢ a la espera de ser extraditado a Noruega, donde se le acusa de secuestro, violencia dom¨¦stica y amenazas a funcionarios. Un conflicto diplom¨¢tico que enfrenta desde hace cuatro a?os a Marruecos y el pa¨ªs n¨®rdico
Khalid Skah, marroqu¨ª, de 46 a?os, medalla de oro en la carrera de los 10.000 metros en los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona y dos veces campe¨®n del mundo de la prueba de campo a trav¨¦s, anda como alma en pena por Par¨ªs. Detenido el 19 de junio a su llegada al aeropuerto de Orly, est¨¢ en libertad bajo fianza desde el pasado fin de semana, pero tiene prohibido salir de Francia.
El campe¨®n ol¨ªmpico est¨¢ a la espera de que la justicia francesa decida si lo extradita a Noruega, donde le reclaman por secuestro, violencia dom¨¦stica y amenazas contra funcionarios. ?l lo niega todo, pero lo m¨¢s probable es que acabe sent¨¢ndose en el banquillo de un tribunal de Oslo. Para apoyarle se ha desplazado a Par¨ªs Abdeslam Ahizoune, presidente de la Real Federaci¨®n de Atletismo de Marruecos.
El asunto lleva a?os enturbiando la relaci¨®n entre Marruecos, donde Skah fue un h¨¦roe nacional, y Noruega, cuyas autoridades han quebrantado los usos diplom¨¢ticos para defender a la dise?adora de interiores Anne Cecilie Hobscot. Hasta 2006 fue la esposa noruega del campe¨®n marroqu¨ª, con el que tuvo dos hijos, Salma y Tarek.
Elegimos fugarnos", explicaron los hijos en la tele noruega. "No pod¨ªamos tener una vida normal
La pelea por los reto?os, hoy d¨ªa mayores de edad, ha provocado no solo una crisis diplom¨¢tica entre Rabat y Oslo, sino tambi¨¦n episodios a lo James Bond con la intervenci¨®n de dos infantes de marina, excombatientes de Afganist¨¢n, durante sus vacaciones. As¨ª, al parecer, no compromet¨ªan al Estado noruego.
Tras 16 a?os de matrimonio, Skah y Hobscot se divorciaron en 2006. La pareja viv¨ªa en Rabat, donde la noruega estaba a disgusto, y el tribunal marroqu¨ª que pronunci¨® el divorcio concedi¨® al padre la custodia de los hijos. Selma y Tarik ten¨ªan entonces 13 y 11 a?os, respectivamente. La madre regres¨® a su pa¨ªs.
Tres a?os despu¨¦s, en la noche del 18 de julio de 2009, los chavales subieron voluntariamente a un coche ¡ªel atleta asegura que entraron a buscarles en su casa del barrio del Agdal aprovechando su ausencia¡ª que les condujo a la residencia del embajador de Noruega en Rabat, Bj?rn Olav Blokhus. Fue, seg¨²n Skah, el tercer intento de arrebatarle a sus hijos, pero el primero que tuvo ¨¦xito.
Meses antes, Selma y Tarik hab¨ªan contactado a escondidas con su madre para pedirle que les ¡°librara¡± de su padre. ¡°Nosotros elegimos huir¡±, explic¨® Tarik en 2010, cuando a¨²n era menor de edad, ante las c¨¢maras de la televisi¨®n noruega. ¡°No pod¨ªamos tener una vida normal; no se nos dejaba ir a la escuela¡±, a?adi¨® Selma. Skah sostiene que se ¡°manipula¡± a sus hijos y se queja en la televisi¨®n marroqu¨ª de que lleva ¡°cuatro a?os sin verles¡±.
El primer intento de quit¨¢rselos se produjo, seg¨²n Skah, a las puertas del colegio en octubre de 2008. Hobscot debi¨® de empezar poco antes sus preparativos para sacar a sus hijos de Marruecos al tiempo que solicitaba a la justicia noruega que le concediese la custodia de los ni?os.
Cuando por fin la consigui¨®, denunci¨® a su exmarido ante los tribunales noruegos por secuestro, violencia dom¨¦stica, etc¨¦tera. De ah¨ª parti¨® la orden internacional de detenci¨®n contra Skah, que posee la nacionalidad noruega, con vistas a extraditarle.
Dos soldados noruegos recogieron y trasladaron a Selma y Tarik a M¨¢laga desde Alhucemas
Selma y Tarik permanecieron tres d¨ªas, en julio de 2009, escondidos en la residencia diplom¨¢tica. Provistos ya de pasaportes noruegos, Blokhus les entreg¨® despu¨¦s a ¡°una persona de confianza designada por su madre¡±, quien acab¨®, a su vez, poni¨¦ndoles en manos de un par de miembros de las fuerzas especiales noruegas. Les condujeron hasta una cala cerca de Alhucemas, donde les esperaba una lancha r¨¢pida que les traslad¨® a M¨¢laga.
¡°De regreso de Afganist¨¢n, un comando noruego ha secuestrado ilegalmente a mis hijos¡±, se apresur¨® en denunciar Skah. ¡°De sopet¨®n estoy en guerra contra todo un Estado¡±, a?adi¨®. ¡°Me pregunto si estuve casado con una ciudadana noruega o con el Estado noruego¡± que tanto empe?o puso en ayudar a Hobscot.
¡°Los dos ni?os acudieron voluntariamente a la Embajada de Noruega al estar amenazada su vida¡±, reconoci¨® seis meses despu¨¦s el ministro noruego de Asuntos Exteriores, Jonas Gahr St?re, para justificar su acogida en la residencia inviolable del embajador. ¡°No desempe?amos ning¨²n papel en su fuga¡±, precis¨®. ¡°Se trat¨® de una iniciativa particular organizada por su madre pese a nuestros consejos¡±, concluy¨®.
¡°Particular¡±, pero con la participaci¨®n de dos soldados de ¨¦lite. Grete Faremo, la ministra de Defensa noruega, reconoci¨® ante el Parlamento que la colaboraci¨®n de los militares era ¡°inaceptable¡±, pero insisti¨® hasta la saciedad en que en esas fechas de julio ambos estaban de vacaciones. No les sancion¨®.
Marruecos protest¨®. Su primer ministro, Abbas el Fassi, denunci¨® la ¡°implicaci¨®n de la Embajada de Noruega en la salida ilegal del territorio nacional¡± recurriendo para ello ¡°a redes mafiosas y a pr¨¢cticas fraudulentas utilizadas por las tramas de la inmigraci¨®n clandestina y de tr¨¢ficos il¨ªcitos¡±. Dej¨® as¨ª caer que para atracar la lancha en una cala cerca de Alhucemas tuvo que echar mano de c¨®mplices locales.
Otra prueba de la intervenci¨®n de la diplomacia noruega fue, a ojos de Rabat, que despu¨¦s de la exfiltraci¨®n de los ni?os se produjo ¡°la marcha precipitada del embajador Blokhus (¡) y de Stein Haugen, agregado de polic¨ªa¡± en la Embajada. Skah y sus amigos hab¨ªan amenazado p¨²blicamente al embajador y a los dem¨¢s funcionarios noruegos por lo que Oslo debi¨® considerar prudente sacarles de Marruecos.
Noruega reaccion¨® a estas intimidaciones. Una vez en Oslo, Blokhus denunci¨® al atleta por amenazas. A las acusaciones de la madre se a?adieron las del exembajador. Todas ellas figuran en la orden de detenci¨®n lanzada por la polic¨ªa noruega y diligentemente ejecutada por la francesa.
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