La v¨ªa federal
La reforma constitucional que propone el PSOE huye de los extremismos y se abre a Catalu?a
La declaraci¨®n del consejo territorial del PSOE, reunido ayer en Granada, viene a inaugurar oficialmente la v¨ªa federal para el encauzamiento de las tensiones territoriales en Espa?a, especialmente a la actualmente m¨¢s acuciante, la catalana. El documento ni cierra ni pod¨ªa cerrar los problemas existentes, pero explora pistas para encauzarlos, siendo la reforma constitucional la principal de ellas. Y la postula como ¨²nico punto de encuentro que impida el ¡°desastre¡± que supondr¨ªa recaer en cualquiera de las dos tentaciones dominantes, la ¡°centralista¡± y la ¡°secesionista¡±.
En realidad esas dos tentaciones se han convertido ya en ofertas muy concretas en el mercado pol¨ªtico. La centralista est¨¢ traduci¨¦ndose en una cuantiosa labor legislativa tendente a diluir el peso pol¨ªtico y administrativo de las autonom¨ªas, as¨ª como en un abusivo uso de la Constituci¨®n por el Gobierno como elemento restrictivo para las aspiraciones de estas. La secesionista ha cobrado fuerza desde que la c¨²pula del antes moderado nacionalismo catal¨¢n ¡ªpero no este en su totalidad¡ª se incorpor¨® en 2012 a la reivindicaci¨®n de un Estado ¡°propio¡± separado de Espa?a.
La colisi¨®n de estos extremismos esteriliza el enorme campo pol¨ªtico y social existente entre ambos y empeora los problemas en vez de encauzarlos. Por eso la aportaci¨®n del PSOE, a la que ha contribuido destacadamente el socialismo catal¨¢n, debe ser bienvenida, aunque pueda achac¨¢rsele un car¨¢cter demasiado gen¨¦rico.
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Sin embargo, algunos de los principios de la reforma que preconiza quedan claramente establecidos: ¡°solidaridad¡± y ¡°respeto a las identidades diferenciadas¡±, incorporaci¨®n del ¡°mapa auton¨®mico¡± y de ¡°los hechos diferenciales y las singularidades pol¨ªticas¡± al texto constitucional, delimitaci¨®n definitiva de competencias y creaci¨®n de un fondo de garant¨ªa del Estado de bienestar para preservar los sistemas educativos y sanitario de los embates de la crisis y de su eventual desnaturalizaci¨®n.
El PSOE va m¨¢s lejos en un punto clave: el de hacer imposible que un texto directamente votado por los ciudadanos sea frustrado por el Tribunal Constitucional, como ocurri¨® con el Estatuto catal¨¢n de 2006.
Un documento de apenas ocho p¨¢ginas no es una reforma de la Constituci¨®n: ser¨¢ acaso un aldabonazo para concitar en ella el m¨¦todo para encauzar las tensiones. Antes que cerrar v¨ªas, ser¨ªa razonable que otros se apuntaran a esta m¨²sica, fuese con letra distinta o similar. Porque el inmovilismo a nada conduce.
El precipitado desprecio con que alg¨²n dirigente nacionalista catal¨¢n se ha despachado sobre esta propuesta quiz¨¢ se deba a que rompe algunos mitos sobre los cuales viv¨ªa confortablemente: el de que ¡°solo en Catalu?a hay federalistas¡±; el de que desde fuera de Catalu?a ¡°nada se propone¡± para resolver la cuesti¨®n catalana, o el de que ¡°los dos grandes partidos espa?oles son iguales¡± ante ella. No es as¨ª y ninguna sordera resuelve nada. Y cuando un jugador mueve posici¨®n en cuestiones relevantes, todos acaban teniendo que mover ficha.
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