Esperando al beb¨¦ real con impaciencia
La duquesa de Cambridge sali¨® de cuentas el s¨¢bado y se aguarda su ingreso hospitalario en cualquier momento
Todo est¨¢ preparado en Londres para el nacimiento del primer hijo de los duques de Cambridge, que estar¨¢ llamado a convertirse en el tercero en la l¨ªnea de sucesi¨®n a la corona brit¨¢nica tanto si es un ni?o como si es una ni?a. Casi una veintena de c¨¢maras est¨¢n desde hace d¨ªas alineadas frente a las puertas de la Lindo Wing, el ala privada del St Mary¡¯s Hospital, a tiro de piedra de la estaci¨®n de Paddington, en el que de acuerdo con los planes deber¨ªa dar a luz Catalina.
En teor¨ªa, la duquesa de Cambridge sali¨® de cuentas el pasado s¨¢bado, pero los reporteros siguen esperando al beb¨¦ acaloradamente, en una calle trasera de este vetusto hospital en la que a media ma?ana cae el sol a plomo en uno de los veranos m¨¢s tard¨ªos pero m¨¢s calurosos de los ¨²ltimos a?os.
Aunque las primerizas suelen parir m¨¢s pronto que tarde, Kate sigue dividiendo su tiempo entre la casa de su familia en Berkshire y el bungalow anexo al palacio de Kensington en el que la pareja ha fijado temporalmente su residencia a la espera de que terminen las reformas del que ser¨¢ su apartamento en este palacio en el que vivi¨® la princesa Diana, madre de Guillermo, el duque de Cambridge.
Guillermo no parece demasiado alterado por el que se supone que es un parto inminente. Si mientras estaba de servicio en el norte de Gales ten¨ªa un helic¨®ptero en el jard¨ªn por si su esposa romp¨ªa aguas de forma inesperada. La inminencia del parto no ha impedido al pr¨ªncipe cumplir con sus compromisos ben¨¦ficos. El s¨¢bado se fue a jugar un partido de polo en Kent, al sur de Londres. Y el domingo asisti¨® a otro partido de polo, esta vez un poco m¨¢s lejos, en el Cirencester Park Polo Club, en Gloucestershire, a casi 160 kil¨®metros del St Mary¡¯s Hospital.
Como ya hizo su padre cuando ¨¦l naci¨®, Guillermo quiere estar en el hospital junto a su esposa cuando nazca su primer hijo. Su abuelo, el duque de Edimburgo, estaba jugando un partido de padel mientras Isabel II daba a luz al pr¨ªncipe Carlos.
Los duques de Cambridge han preferido no saber si van a traer al mundo a un ni?o o a una ni?a, aunque ha cundido la sensaci¨®n de que el beb¨¦ ser¨¢ una ni?a. En estos momentos importa poco: sea var¨®n o sea hembra, ser¨¢ el tercero en la l¨ªnea de sucesi¨®n despu¨¦s de su abuelo, el pr¨ªncipe Carlos, y de su padre, el duque de Cambridge. Hasta hace unas semanas, Reino Unido segu¨ªa dando preeminencia al var¨®n frente a la mujer. El beb¨¦ desplazar¨¢ al cuarto lugar en la sucesi¨®n a su t¨ªo, el pr¨ªncipe Enrique.
Y los brit¨¢nicos quieren que el reci¨¦n nacido sea cuidado por sus padres y no por una nani. As¨ª se pronuncian el 53% las 1.000 personas encuestas por The Survation para el Mail on Sunday. Un 56% creen que Kate deber¨ªa recortar de forma significativa su agenda de compromisos reales para cuidar del beb¨¦ y un 53% creen que los padres de ella, los Middleton, deber¨ªan estar implicados de cerca en la crianza del ni?o, frente a un 47% que opinan que tambi¨¦n el pr¨ªncipe Carlos y su esposa Camilla deber¨ªan hacer lo mismo. Entre los encuestados, un 14% cree que se deber¨ªa llamar Victoria, un 13% Diana y un 12% Alexandra si es una ni?a y un 17% elige James, un 12% George y un 14% Alexander si se trata de un ni?o.
En Paddington, la prensa est¨¢ lista para recibir al beb¨¦. En la acera frente a la puerta principal de la Lindo Wing, la prensa mata las horas refugiando del sol y defendiendo sus posiciones en lo que se adivina ser¨¢ muy pronto un verdadero campo de batalla. La acera est¨¢ meticulosamente dividida con l¨ªneas marcadas cinta adhesiva que se?ala la posici¨®n de cada reportero y cada c¨¢mara de televisi¨®n. Solo falta lo m¨¢s importante, el beb¨¦. Puede llegar en cualquier momento.
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