Las bases institucionales de la corrupci¨®n
Si un pol¨ªtico no rinde cuentas por sus faltas o delitos, se acaba pervirtiendo todo el sistema
Cuando la corrupci¨®n pol¨ªtica deja de ser un hecho anecd¨®tico y se manifiesta como un fen¨®meno frecuente, deber¨ªa hacernos reflexionar sobre sus causas. Los espa?oles no somos diferentes a cualquier otro ciudadano europeo; pero Espa?a puede ser diferente en su entramado institucional, que hace posible que las desviaciones del poder sean m¨¢s frecuentes. Reflexionar sobre ello es imprescindible, en estos momentos, si no queremos que se convierta en un remolino que arrastre a toda la sociedad espa?ola.
Cualquier organizaci¨®n tiene que tener unos mecanismos de control impl¨ªcitos, que hagan que todos sus miembros tengan que rendir cuentas a alguien, y sean responsables de todos sus actos. Esto es lo que sucede en los Estados democr¨¢ticos, en los que el Poder Ejecutivo tiene que rendir cuentas ante el legislativo y las conductas delictivas se sustancian en los tribunales de justicia; siendo un elemento esencial la rendici¨®n de cuentas. Cuando las faltas o delitos cometidas por un pol¨ªtico no tienen la sanci¨®n correspondiente, ni se obliga a la rendici¨®n de cuentas, se acaba pervirtiendo todo el sistema.
A mi juicio, los m¨¢rgenes de impunidad que permite la legislaci¨®n espa?ola son mucho mayores que las de otros pa¨ªses, dando patente de corso, a algunos, para aprovecharse de los bienes de todos para su provecho particular. Y esto es lo que explicar¨ªa nuestro mayor ¨ªndice de corrupci¨®n.
El primer hecho que llama la atenci¨®n, a cualquier observador, es que un alcalde pueda dar una licencia de obra en un suelo no urbanizable, incluso con informes t¨¦cnicos en contra, sin que luego tenga ninguna consecuencia para ¨¦l; a pesar de que el Ayuntamiento puede verse obligado a indemnizar al titular de la licencia, si un juez obliga a reponer la legalidad urban¨ªstica. En los casos m¨¢s escandalosos, se le condena a inhabilitaci¨®n para ejercer cargo p¨²blico, lo que puede suceder cuando ya no est¨¢ en la corporaci¨®n. Estos hechos son sumamente graves, ya que es dif¨ªcil de creer que un cargo p¨²blico vulnere la legalidad flagrantemente a cambio de nada, aunque las verdaderas causas sean dif¨ªciles de demostrar.
Los m¨¢rgenes de impunidad que permite la legislaci¨®n espa?ola son mucho mayores que las de otros pa¨ªses
Tambi¨¦n es chocante que un cargo p¨²blico no presente las cuentas, o lo haga con notables carencias y errores, sin que tampoco tenga ninguna consecuencia. Ahora a los Ayuntamientos que no presentan las cuentas se les deja de pagar subvenciones estatales; pero, me pregunto, qu¨¦ culpa tienen los ciudadanos de la mala actuaci¨®n de sus alcaldes. ?No ser¨ªa m¨¢s l¨®gico imponer una multa al responsable de ese incumplimiento? Si un elemento esencial de la democracia es la rendici¨®n de cuentas, deber¨ªamos tomarnos mucho m¨¢s en serio este problema.
Otra perversi¨®n del sistema es que un cargo p¨²blico pueda gastar por encima del presupuesto aprobado, dejando una deuda oculta para el futuro, sin que le pase absolutamente nada. La aprobaci¨®n del presupuesto es un mecanismo democr¨¢tico que permite limitar la actuaci¨®n de los responsables p¨²blicos, hasta las cuant¨ªas, y con los fines, que deciden los representantes de los ciudadanos. Su extralimitaci¨®n es sumamente grave; y compromete nuestro propio patrimonio particular, puesto que, al final, deberemos de pagarlo entre todos. Ser¨ªa l¨®gico que el infractor respondiera personalmente de las cantidades no autorizadas.
Un hecho m¨¢s difuso, aunque igualmente grave, es contratar personal, al margen de cualquier procedimiento basado en el m¨¦rito y la capacidad. Muchas veces ignoramos que el personal interino o laboral, en la Administraci¨®n, se convierte, normalmente, en personal fijo de por vida. La contrataci¨®n de una persona que no tiene la capacidad suficiente tiene dos efectos: para el organismo p¨²blico, que siempre tendr¨¢ una r¨¦mora con una persona incapaz de ejercer sus funciones; y para el interesado, que va a recibir un sueldo, de por vida, muy superior al que podr¨ªa aspirar.
La corrupci¨®n es un c¨¢ncer en el interior de un pa¨ªs: rompe la confianza en las instituciones, deslegitima el sistema pol¨ªtico y hace que cunda el mal ejemplo entre los ciudadanos, incitando la vulneraci¨®n de la ley.
Adem¨¢s de combatir los casos individuales de corrupci¨®n, es fundamental que corrijamos las causas que los permiten; ya que, en caso contrario, entraremos en una espiral que llevar¨¢ a la desafecci¨®n de los ciudadanos hacia las instituciones y la pol¨ªtica, y a generar un clima de podredumbre en la vida nacional.
Francisco L¨®pez Pe?a es doctor en Ciencias Econ¨®micas. Pertenece al Cuerpo de Interventores y Auditores del Estado.
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