La agresiva pol¨ªtica comercial china
El gigante asi¨¢tico est¨¢ invirtiendo en ?frica y Am¨¦rica Latina a trav¨¦s de empresas que tienen el respaldo del Estado. El resto de los gobiernos deber¨ªan estar preocupados por el papel que Pek¨ªn jugar¨¢ en el futuro
?Por qu¨¦ una empresa china semidesconocida ha puesto en marcha un plan para construir un canal que atraviese Nicaragua? No se ha escogido a¨²n ninguna ruta concreta y las dificultades medioambientales y de ingenier¨ªa a las que se enfrenta la obra son enormes, pero el Gobierno nicarag¨¹ense aprob¨® hace poco una concesi¨®n de 50 a?os a la empresa para la realizaci¨®n y explotaci¨®n del proyecto. Se calcula que el plan tendr¨¢ un coste aproximado de 40.000 millones de d¨®lares, una suma que es cuatro veces mayor que el PIB anual del pa¨ªs centroamericano. Sabemos por qu¨¦ el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, est¨¢ interesado en que se lleve adelante. La construcci¨®n del canal podr¨ªa reducir dr¨¢sticamente el n¨²mero de desempleados en el pa¨ªs, y los ingresos obtenidos por los derechos de tr¨¢nsito podr¨ªan contribuir a la lucha contra la pobreza.
Ahora bien, ?qu¨¦ motivo es el que impulsa a una empresa china a asumir los inmensos costes y riesgos asociados al proyecto? Seg¨²n un portavoz de la compa?¨ªa, el tr¨¢fico de buques petroleros crecer¨¢ a toda velocidad en paralelo al comercio mundial, en especial cuando la revoluci¨®n energ¨¦tica en Estados Unidos impulse un aumento de las exportaciones de recursos energ¨¦ticos a Asia desde los puertos situados en el golfo de M¨¦xico. Adem¨¢s, como ocurre con los proyectos de infraestructuras financiados por empresas chinas en ?frica y otras partes del mundo en v¨ªas de desarrollo, las obras crear¨¢n puestos para trabajadores chinos, y el canal garantizar¨¢ el paso del petr¨®leo, el gas, los metales y los minerales que China necesita para alimentar su crecimiento.
Esta historia contiene importantes ense?anzas para los Gobiernos y las empresas que compiten con grupos chinos en todo el mundo. En primer lugar, las compa?¨ªas chinas pueden permitirse correr unos riesgos que para otros son inasumibles. Las empresas de propiedad estatal cuentan con el respaldo pol¨ªtico y econ¨®mico de sus Gobiernos, y ese es un factor que les da una ventaja comercial fundamental. Pero incluso las firmas que no son propiedad directa del Estado pueden obtener condiciones de financiaci¨®n muy favorables si Pek¨ªn considera que sus planes de inversi¨®n son cre¨ªbles y que redundan en beneficio de los objetivos del Gobierno. En algunos casos, incluso pueden permitirse el lujo de sufrir p¨¦rdidas cuantiosas.
Lo que tenemos ante nosotros es capitalismo de Estado que juega con ventajas competitivas
En segundo lugar, las empresas chinas pueden hacer negocios con socios que otros consideran que representan un riesgo excesivo. La mayor¨ªa de las empresas de todo el mundo se lo pensar¨ªan antes de invertir en un proyecto cuyo ¨¦xito depende de la fiabilidad de un Gobierno como el de Nicaragua, que es hist¨®ricamente hostil a los intereses de Occidente, carece de calificaci¨®n de solvencia para los inversores y podr¨ªa nacionalizar el canal en el futuro. Sin embargo, Nicaragua no dispone de suficientes amigos internacionales como para atreverse a enemistarse con los ricos socios comerciales de Pek¨ªn. De hecho, las empresas chinas podr¨ªan utilizar su peso diplom¨¢tico para obtener unas condiciones comerciales mucho m¨¢s favorables que las que proporciona el canal de Panam¨¢.
Lo que tenemos ante nuestros ojos es capitalismo de Estado, un sistema en el que los Gobiernos utilizan las empresas de propiedad estatal, otras empresas de propiedad privada pero pol¨ªticamente leales, bancos y fondos soberanos para hacer realidad sus objetivos pol¨ªticos. Se trata de un intento sistem¨¢tico de usar los mercados para construir prosperidad y, al mismo tiempo, hacer todo lo posible para garantizar que sea el Estado el que decida qui¨¦n resulta beneficiado. Y ning¨²n Gobierno practica el capitalismo de Estado a mayor escala ni con tanto ¨¦xito como China.
Por supuesto, esta estrategia no se limita en absoluto a Nicaragua. China es el pa¨ªs cuyas inversiones m¨¢s est¨¢n creciendo en Latinoam¨¦rica y es ya tambi¨¦n el mayor socio comercial de pesos pesados de la regi¨®n como Brasil y Chile. Las exportaciones latinoamericanas a China aumentaron de 5.000 millones de d¨®lares a 104.000 millones de d¨®lares entre 2000 y 2012. La reciente visita de Estado de tres d¨ªas del presidente Xi Jinping a M¨¦xico culmin¨® con el anuncio de un partenariado estrat¨¦gico y la expansi¨®n de los lazos comerciales, as¨ª como la garant¨ªa de que M¨¦xico reconoce oficialmente que T¨ªbet y Taiw¨¢n forman ¡°parte inalienable del territorio chino¡±. Adem¨¢s, Canad¨¢ est¨¢ desarrollando una intensa campa?a para expandir su comercio con Asia en general y con China en particular.
En algunos c¨ªrculos de Washington preocupa que las inversiones chinas en el hemisferio occidental sean un elemento m¨¢s de la rivalidad geopol¨ªtica con Estados Unidos. Es indudable que, en Pek¨ªn, algunos piensan que el giro estadounidense hacia Asia, que incluye un mayor ¨¦nfasis del Gobierno de Barack Obama en los v¨ªnculos comerciales y el traslado de recursos militares a la regi¨®n, ha despertado la indignaci¨®n de los dirigentes chinos, algunos de los cuales han llegado a decir que Estados Unidos quiere rodear China e impedir su crecimiento.
Pek¨ªn est¨¢ asumiento unos riesgos pol¨ªticos de dif¨ªcil gesti¨®n por su falta de experiencia
Pero China no est¨¢ creando nuevos lazos comerciales en Centroam¨¦rica y Am¨¦rica Latina como parte de una campa?a de estilo sovi¨¦tico para establecer una cabeza de puente en el patio trasero de Washington. China y las empresas chinas est¨¢n desarrollando tambi¨¦n cada vez m¨¢s actividad en ?frica, Oriente Pr¨®ximo, el sureste asi¨¢tico y Europa, donde buscan obtener beneficios de sus inversiones, tener acceso a un n¨²mero cada vez mayor de consumidores capaces de comprar las exportaciones chinas y asegurar a largo plazo el abastecimiento de los recursos que necesita el pa¨ªs para sostener el crecimiento, crear nuevos puestos de trabajo y reforzar la estabilidad interna. Eso sin contar con que, en Pek¨ªn, muchos funcionarios bien relacionados est¨¢n ganando mucho dinero con estos acuerdos y contratos.
Sin embargo, el hecho de que la agresiva pol¨ªtica comercial e inversora de China no sea un avance estrat¨¦gico en el gran tablero de ajedrez no significa que las empresas y los Gobiernos extranjeros no deban estar preocupados por ella. Para empezar, en todos los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, las empresas multinacionales de propiedad privada tienen que competir con las empresas estatales que cuentan con el respaldo del Estado chino y un considerable apoyo econ¨®mico y pol¨ªtico de sus respectivos Gobiernos, por lo que no compiten en condiciones de igualdad.
Y, si las empresas de otros pa¨ªses deben estar preocupadas por la fortaleza de China, por otra parte, a los Gobiernos deber¨ªan inquietarles todos los factores que hacen a China vulnerable. Al establecer todas esas nuevas relaciones en el mundo en v¨ªas de desarrollo, Pek¨ªn est¨¢ asumiendo de forma precipitada unos riesgos pol¨ªticos que no va a poder gestionar por falta de experiencia. En especial, a medida que el aumento de la producci¨®n nacional de energ¨ªa en Estados Unidos le haga depender cada vez menos del crudo procedente de Oriente Pr¨®ximo y ?frica, China, con sus grandes necesidades energ¨¦ticas, ir¨¢ involucr¨¢ndose cada vez m¨¢s en los problemas de la regi¨®n.
Y esa es una posibilidad que debe preocuparnos a todos, porque esta potencia, a¨²n en pleno desarrollo y con un futuro que puede ser inseguro, pronto ser¨¢ la mayor econom¨ªa del mundo, y eso har¨¢ aflorar unas debilidades que tendr¨¢n consecuencias para todos los que hacen negocios con China y para todos cuya vida depende de la estabilidad de la econom¨ªa mundial.
Ian Bremmer es fundador y presidente de Eurasia Group, la principal firma mundial de consultar¨ªa e investigaci¨®n sobre riesgos pol¨ªticos. Su libro m¨¢s reciente es Every nation for itself: Winners and losers in a G-Zero World, details risks and opportunities in a world without global leadership.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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