El legado de Mugabe
El 31 de julio Zimbabue celebra elecciones al gobierno local, Asamblea, Senado y presidenciales en un contexto en el que la libertad de expresi¨®n, asociaci¨®n y manifestaci¨®n se ven restringidas mediante el acoso, la intimidaci¨®n y la criminalizaci¨®n de defensores de derechos humanos, activistas pol¨ªticos y organizaciones de la sociedad civil.
Mugabe en la Uni¨®n Africana. ? U.S. Navy photo/Jesse B. Awalt Public domain via Wikimedia Commons
El informe, Walk the talk (Predicar con el ejemplo) publicado recientemente por Amnist¨ªa Internacional expone con detalle estas pr¨¢cticas y vuelve a situar en el punto de mira a Robert Mugabe, de 89 a?os, el hombre que ha dirigido los designios de Zimbabue, con mano de hierro y con un oscuro historial de abusos e impunidad a sus espaldas, desde que rompi¨® las cadenas del apartheid en 1980 y fue se?alado por la comunidad internacional como un h¨¦roe.
Recuerdo Zimbabue como una gran contradicci¨®n. A un lado, la abrumadora belleza de las Cataratas Victoria y el ensordecedor sonido del agua cayendo desde m¨¢s de 100 metros sobre el r¨ªo Zambeze. A otro, apenas unos metros m¨¢s all¨¢ del lujo de un hotel colonial de cinco estrellas, infraviviendas diseminadas en peque?as comunidades donde la ausencia de electricidad, agua potable y otras necesidades b¨¢sicas son la norma para una poblaci¨®n de unos 13 millones de personas, con una esperanza de vida que roza los 50 a?os.
Adem¨¢s, lleva a?os viajando en el vag¨®n de cola del ¨ªndice de desarrollo humano -ocupa el puesto 172 de 186- y es uno de los pa¨ªses m¨¢s corruptos del mundo -el 163 de 176- a pesar de que no hace mucho era conocido como la joya de ?frica. Pas¨® la ¨²ltima d¨¦cada sufriendo una grave crisis econ¨®mica, con una hiperinflaci¨®n que se reflejaba en la calle con la emisi¨®n, por ejemplo, de billetes por 50 millones de d¨®lares de Zimbabue que caducaban al poco tiempo de adquirirlos. La situaci¨®n era tan surrealista que los productos m¨¢s simples como una taza de t¨¦ ten¨ªan varios precios: uno por la ma?ana y otro por la tarde. El desabastecimiento era una se?a de identidad en comercios y tiendas.
Un billete de 50 millones de d¨®lares de Zimbabue. ? Kevinzim bajo llicencia cc by 2.0 via flickr
Coalici¨®n para la estabilidad econ¨®mica
El partido de Robert Mugabe, el ZANU-PF (Uni¨®n Nacional Africana de Zimbabue ¨C Frente Patri¨®tico), ha estado siempre en el poder y no ha contado con oposici¨®n hasta 1999, cuando el MDC (Movimiento Democr¨¢tico por el Cambio) pudo entrar en la escena pol¨ªtica. La carrera del MDC alcanz¨® su apogeo en 2008, cuando una de sus escisiones, el MDC-T con el candidato Tsvangirai a la cabeza, gan¨® la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Al no obtener m¨¢s del 50% de los votos, hubo que recurrir a una segunda vuelta y entonces el partido de Mugabe desat¨® una oleada de violencia y persecuci¨®n contra sus rivales. Al menos 200 personas fueron asesinadas mientras miles fueron torturadas y atacadas con la aquiescencia y en algunos casos con la implicaci¨®n activa de los servicios de seguridad del estado, dominados por el ZANU-PF. Aquello termin¨® con un gobierno de unidad nacional, donde el poder qued¨® repartido: Mugabe ser¨ªa presidente y jefe del Estado; Tsvangirai, primer ministro; y Mutambara -l¨ªder de la otra escisi¨®n del MDC-, viceprimer ministro.
Esta Coalici¨®n logr¨® estabilizar la econom¨ªa y revertir la espiral descendente de Zimbabue. Sustituy¨® la devaluada moneda local por un sistema de divisas internacional. Y logr¨®, por ejemplo, la apertura de las escuelas que hab¨ªan permanecido en gran parte cerradas desde 2007, permitiendo que cientos de miles de ni?os reanudaran las clases. Ahora mismo vuelven a verse alimentos y productos de consumo en las tiendas; y la agricultura, columna vertebral para la subsistencia, tambi¨¦n ha registrado una ligera recuperaci¨®n.
Tensi¨®n pol¨ªtica en aumento
Sin embargo, la situaci¨®n pol¨ªtica, lejos de avanzar, vuelve a ser preocupante. Los partidos de la coalici¨®n se vigilan de cerca, m¨¢s preocupados de alcanzar el poder que de acometer verdaderas reformas democr¨¢ticas. El ZANU-PF ha aprovechado su mayor implantaci¨®n en la administraci¨®n y su control del ej¨¦rcito, los servicios secretos y de los medios de comunicaci¨®n para amplificar las tensiones.
Desde noviembre de 2012 se han realizado al menos cinco redadas policiales en oficinas de ONG, y decenas de defensores y defensoras de derechos humanos han sido detenidos ilegalmente. Muchos han comparecido ante los tribunales por cargos falsos que, en general, se consideran de motivaci¨®n pol¨ªtica.
Aunque el procesamiento de defensores y defensoras de los derechos humanos no d¨¦ lugar necesariamente a condenas, en la pr¨¢ctica paraliza a las organizaciones mediante las comparecencias peri¨®dicas de sus dirigentes ante los tribunales, el agotamiento de sus fondos econ¨®micos a causa de las elevadas tasas judiciales y el temor a un encarcelamiento prolongado.
Sydney Chisi, Masimba Nyamanhindi, Tichafa Musana y Taziva Machiwana fueron detenidos el 6 de julio de 2013 en la ciudad de Mutare y acusados de infringir el art¨ªculo 40 (c) de la Ley Electoral por la presunta realizaci¨®n de actividades de formaci¨®n del votante -en Zimbabue la tasa de analfabetismo es muy elevada y la falta de cultura democr¨¢tica hace que ONG y movimientos sociales realicen con frecuencia programas de educaci¨®n para avanzar en esta materia- en un evento celebrado sin autorizaci¨®n de la Comisi¨®n Electoral. El juez puso en libertad a los cuatro activistas el 8 de julio, despu¨¦s de pasar dos noches bajo custodia policial. Cada uno deposit¨® 50 d¨®lares estadounidenses como fianza.
El 11 de mayo de 2013, tres activistas del Centro Electoral de Recursos (ERC, siglas en ingl¨¦s), Mois¨¦s Chikora, Farai Saungweme y Wadzanai Nyakudya fueron detenidos por la polic¨ªa en Borrowdale, Harare, tras ser denunciados por haber realizado actividades de formaci¨®n del votante sin la aprobaci¨®n de la Comisi¨®n Electoral. Los activistas participaban en un acto para instar a los j¨®venes a inscribirse como electores en las pr¨®ximas elecciones. El Estado sostuvo que los activistas actuaron en contra de la ley porque distribuyeron camisetas, CDs y art¨ªculos similares. Les llevaron a la comisar¨ªa y posteriormente les trasladaron a la estaci¨®n Central de Polic¨ªa donde estuvieron detenidos hasta el 13 de mayo. Les liberaron con el compromiso de que actuaran como testigos contra el director del ERC, Tawanda Chiminhi. Se negaron y el 10 de junio se suspendi¨® el caso porque la Comisi¨®n Electoral no se present¨® en los Tribunales, pero el Estado puede seguir adelante con los cargos.
La prensa, al servicio de Mugabe
Amnist¨ªa Internacional ha documentado tambi¨¦n el claro apoyo partidista de altos mandos de los servicios de seguridad del pa¨ªs a Mugabe, que han prometido abiertamente lealtad al ZANU-PF: "Los so?adores oportunistas que quieren revertir los logros de nuestra lucha por la liberaci¨®n continuar¨¢n so?ando despiertos. Se pueden ir al infierno.. nunca van a gobernar este pa¨ªs ¡± asegur¨® el General Douglas Nyikayaramba en el peri¨®dico estatal Herald en junio de 2011.
Los medios de comunicaci¨®n oficiales son parciales y est¨¢n generando miedo en las comunidades, sobre todo en las m¨¢s afectadas por la violencia de 2008. El 25 de abril de 20013, tambi¨¦n en el Herald, el Ministro de Seguridad, Dr Sydney Sekeramayi, declar¨® que ¡°las organizaciones no gubernamentales de Zimbabue quieren impulsar una agenda ilegal para cambiar el gobierno¡± .
Aunque el presidente Mugabe y el primer ministro Tsvangirai han hecho declaraciones p¨²blicas pidiendo a sus seguidores que desistan de conductas violentas, estas declaraciones no se han visto acompa?adas de acciones contra los autores de violaciones de derechos humanos. Han sido numerosos los testimonios de activistas en las zonas rurales que denuncian haber recibido amenazas persistentes a modo de "recordatorio" de la violencia de 2008.
Mientras que en 2008 la mayor¨ªa de las violaciones de derechos humanos se atribuyeron a los servicios de seguridad que trabajan en colaboraci¨®n con los partidarios de Mugabe, la situaci¨®n podr¨ªa ser diferente en las elecciones de 2013. Si la polic¨ªa no puede o no est¨¢ dispuesta a proteger a los simpatizantes de otros partidos, estos se defender¨¢n por s¨ª mismos. Lo han dicho claramente los l¨ªderes del MDC, que han instado p¨²blicamente a sus seguidores a defenderse, si son atacados. Del mismo modo, los dirigentes del ZANU-PF tambi¨¦n han pedido a sus miembros que luchen, si les provocan. Un defensor de derechos humanos declar¨® hace poco:
En este clima de violencia y tensi¨®n se hace imprescindible la presencia de observadores independientes y de un mayor inter¨¦s de la comunidad internacional por las inminentes elecciones de Zimbabue. Unos comicios libres donde los candidatos acepten los resultados ser¨ªa el mejor mensaje de que las cosas empiezan a cambiar. Los tiempos de intimidaci¨®n y violencia deben superarse, as¨ª como el manto de impunidad que lleva d¨¦cadas cubriendo los graves abusos cometidos en el pa¨ªs. Numerosos ejemplos muestran que el camino del progreso y la confianza internacional s¨®lo se puede recorrer con respeto hacia los derechos humanos. La cuesti¨®n es saber si Mugabe est¨¢ dispuesto a asumir la voluntad que exprese su pueblo en las urnas o si va a aferrarse al poder a toda costa. La decisi¨®n que tome, probablemente, marcar¨¢ su legado para Zimbabue.
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