El incorregible Ernesto
La expareja de Carolina de M¨®naco empez¨® a los 15 a?os sus primeros ensayos como pr¨ªncipe rebelde, ahora pasa un mes disfrutando de Ibiza
Cuando Ernesto Augusto IV muri¨® en 1987 ya sab¨ªa que su primog¨¦nito var¨®n, Ernesto, no iba a ser el fiel reflejo del protocolo aristocr¨¢tico. A los 15 a?os, mientras estudiaba en Alemania, form¨® parte de un grupo aficionado al rock; durante aquellos meses la polic¨ªa le retir¨® el carn¨¦ de moto por estar involucrado en un accidente. Algo que estuvo a punto de volver a repetirse hace unos d¨ªas en Ibiza, donde el primo de la Reina Sof¨ªa pasa un mes haciendo lo que m¨¢s estamos acostumbrados a ver: disfrutar de la vida. Tabaco, alcohol, comidas y sobremesas que se alargan hasta el siguiente amanecer. Sol y mar en la pitiusa: la isla del dinero y de la fiesta, el mejor entorno para un hedonista convencido.
Sus primeros d¨ªas no fueron todo lo privados que ¨¦l pod¨ªa esperar despu¨¦s de haber pasado meses alejado del zoom de cualquier fot¨®grafo. El primer mi¨¦rcoles de julio la prensa rosa lo encontr¨® cuando atracaba junto a unos amigos en Cala Jondal. Hab¨ªan dejado un barco cerca de la costa y se acercaban a tierra en lancha para ir a un restaurante de uno de los rincones m¨¢s populares entre los yates ibicencos. Junto a ¨¦l viajaban unos amigos, entre ellos una joven que, seg¨²n las especulaciones de las revistas, parece m¨¢s cercana al arist¨®crata que el resto de sus acompa?antes.
D¨ªas despu¨¦s, el pasado viernes 14 de julio, Ernesto de Hannover com¨ªa en un restaurante con su inseparable en la isla, Jorge Montojo. El ibicenco, de car¨¢cter similar al del jefe de la Casa de Hannover, se pincela en la descripci¨®n de su blog, La danza de Bes. ¡°Vivan el tabaco, el alcohol y la saliva de las hur¨ªs que pueden endulzar el oc¨¦ano¡±. Montojo, ¨ªntimo y protector amigo del g¨¹elfo, protesta por las ¡°hordas¡± de paparazzis que estuvieron a punto de provocar un accidente.
"Si te persiguen de tal manera han perdido todo su derecho a informar y son una mancha para la profesi¨®n period¨ªstica" dice Montojo
Hannover y Montojo salieron sobre las cinco de la tarde del restaurante en Sant Antoni de Portmany. Pasaron por una farmacia y por un estanco para comprar puros en Can Gra¨®, en San Jos¨¦; y se dirigieron a un local de moda reconocido por la buena mezcla de sus mojitos. Al salir de all¨ª, camisas abiertas por cuatro botones, se montaron en el coche. Ernesto de Hannover como copiloto, sac¨® las piernas cruzadas por la ventanilla y empez¨® la persecuci¨®n de los paparazi, que adelantaron al veh¨ªculo y lo hicieron derrapar. Seg¨²n Montojo eran dos coches y una motocicleta. Cuenta que aceler¨® y los fot¨®grafos ¡°empezaron una persecuci¨®n que pon¨ªa en serio peligro la seguridad vial¡±. Intent¨® despistarlos entrando en una casa aislada, y el que circulaba en moto se meti¨® hasta all¨ª. Montojo, hastiado, le inst¨® a que se marchara: ¡°esto ha acabado, est¨¢is descubiertos y lo que hac¨¦is es un delito criminal¡±.
Los dos amigos siguieron su camino. Pero la caza no termin¨® ah¨ª. Volvieron los coches y la moto y comenzaron a hacer adelantamientos ¡°suicidas¡±. El ibicenco ya no pudo aguantar m¨¢s, fren¨® y se baj¨®, junto al arist¨®crata: ¡°?Seguidme hasta la polic¨ªa! Ah¨ª podr¨¦is sacar m¨¢s fotos. Sois un peligro y os voy a denunciar¡±. Para cuando quisieron darse cuenta, los fot¨®grafos ya hab¨ªan disparado varias instant¨¢neas. Volvieron a subirse al coche y desaparecieron en un coto de caza. ¡°Luego publicaron que intent¨¢bamos agredir a unos turistas¡±. Para Montojo nada de aquello era necesario. ¡°Semejante acoso es peligroso y supone un delito. Si te persiguen de tal manera han perdido todo su derecho a informar y son una mancha para la profesi¨®n period¨ªstica que, dicho sea de paso, les desprecia y considera una panda de criminales¡±.
Situaciones como esta son, seg¨²n algunos de sus amigos, alguna de las razones de su distancia continuada con Carolina de M¨®naco, que ten¨ªa previsto pasar unos d¨ªas en Ibiza. Todav¨ªa no ha llegado. Tampoco se acerc¨® a la isla la ¨²ltima vez que Ernesto estuvo all¨ª, en julio de 2011, cuando en medio de sus vacaciones fue ingresado durante varios d¨ªas por una infecci¨®n abdominal en la Policl¨ªnica Nuestra Se?ora del Rosario de la isla. En aquel momento tambi¨¦n veraneaba con otra mujer, Simona, en una mansi¨®n de unos amigos en la zona de San Jos¨¦. Aquellas fotos recorrieron los quioscos de toda la pen¨ªnsula. Desde aquel momento apenas ha participado en la vida social: hasta ahora con su retorno al mediterr¨¢neo. Las dos veces que a Ernesto le han sorprendido problemas de salud ha pasado un tiempo alejado de las habituales portadas amarillistas que protagoniza. En 2005, cuando fue diagnosticado con una pancreatitis aguda, tambi¨¦n pas¨® un tiempo en el que asegur¨® que a partir de ese momento se tomar¨ªa la vida de otra manera.
A punto de cumplir los 60, Ernesto no ha cambiado sino que ha ido acentuando con la edad su afici¨®n por los momentos poco principescos. Ya en 1981 su padre derog¨® la ley de matrimonios iguales que caracterizaba a la dinast¨ªa Hannover por la que el matrimonio del heredero deb¨ªa ser con alguien de sangre azul. La raz¨®n fue el primog¨¦nito quer¨ªa casarse con la hija de un multimillonario arquitecto suizo, Chantal Hochuli. En 1988 su hermano, Luis Rodolfo de Hannover, se suicid¨® al descubrir el cad¨¢ver de la condesa Isabel de Thurn, su esposa, que hab¨ªa muerto por sobredosis. Chantal Hochuli estuvo a su lado en aquel dur¨ªsimo momento y hasta nueve a?os despu¨¦s, cuando los rumores empezaron a crecer en torno a su relaci¨®n con Carolina de M¨®naco, amiga de ambos. La prensa los capt¨® juntos en Nueva York, Londres, Oriente¡ En 1997 Chantal le interpuso una demanda de divorcio por tener una relaci¨®n con otra mujer, de la que no se dijo el nombre. Su relaci¨®n con la monegasca era un hecho.
Empez¨® entonces a descubrirse el tridente de la personalidad del g¨¹elfo que las portadas m¨¢s han explotado: beber, orinar y pelear. Hasta ese momento, Ernesto de Hannover hab¨ªa disfrutado del anonimato y Carolina de M¨®naco de la tranquilidad. Se le acab¨® pronto. Apenas unos meses antes del enlace con la monegasca, Ernesto protagoniz¨® el m¨¢s famoso de sus momentos, el paraguazo a un c¨¢mara alem¨¢n que le cost¨® m¨¢s de 50.000 euros y dar la vuelta al mundo v¨ªa internet y programas televisivos. A¨²n hoy aparece de vez en cuando en alg¨²n que otro zapping. En 1999 se cas¨® con la hija de Grace Kelly, embarazada ya de su ¨²nico descendiente com¨²n: Alejandra Hannover Grimaldi. La joven, que cumpli¨® 14 a?os el pasado 20 de julio, ha crecido mientras su padre copaba cientos de portadas amarillistas a causa de sus marcadas ausencias ¨C en el funeral de su suegro Rainiero por una pancreatitis, en la boda de los Pr¨ªncipes de Asturias o en la de su cu?ado Alberto de M¨®naco¨C y multas por agresi¨®n o conducta impropia: insultos y patadas a una periodista durante los festivales estivales de 1999 en Salzburgo, pu?etazos al propietario de una discoteca en Kenia por tener la m¨²sica demasiado alta, orinar en la pared del pabell¨®n turco de la muestra universal Hannover 2000, amenazar a una redactora jefe del Bild por publicar las fotos de la evacuaci¨®n en cuesti¨®n o conducir por carreteras francesas a m¨¢s de 200 kil¨®metros por hora.
Casi el mill¨®n que ha gastado en pago de esas denuncias no han hecho gran mella en el patrimonio. En 2011, Sotheby¡¯s puso en marcha la mayor subasta de su historia con lo que Hannover hab¨ªa sacado de los s¨®tanos del germano castillo de Ahlden, en Celle. Los huecos que no usa aprovechando al m¨¢ximo la vida los invierte en el cine documental ¨Clo ha convertido en profesi¨®n¨C, diversos negocios y la gesti¨®n de su patrimonio.
Nobleza obliga es una de las canciones que un grupo punk le dedic¨® a Ernesto de Hannover
A alguien que, hipot¨¦ticamente, podr¨ªa estar reinando actualmente en Inglaterra, la vida no le ha hecho precisamente reverencias reales. Sus amigos dicen que fue la presi¨®n de los medios de comunicaci¨®n lo que le llev¨® a beber y cambiar su actitud. Tiene muchos detractores, pero tambi¨¦n partidarios: Nobleza obliga es una de las canciones que uno de los grupos punk, fans del arist¨®crata, le ha dedicado.
Ernesto de Hannover parece estar contribuyendo a la maldici¨®n monegasca que una gitana ech¨® a un antepasado de Carolina: ning¨²n miembro de la familia tendr¨¢ estabilidad emocional si se casa antes de los 50. Hasta el momento se ha cumplido para todos los miembros de la familia, incluso para Alberto, que se cas¨® pasada la cincuentena. Carolina de M¨®naco hizo todo lo posible para que funcionara y Hannover dejara su afici¨®n por los excesos. No fue suficiente, y despu¨¦s de ver las fotos de su marido con otra mujer en las playas de Tailandia en 2010, decidi¨® poner tierra de por medio y marcharse a M¨®naco con la peque?a Alejandra. Desde entonces el divorcio planea sobre los titulares de toda la prensa rosa, pero hasta ahora, si ha ocurrido, no se ha hecho oficial.
Mientras, Ernesto sigue su tradicional verano en Ibiza, en la casa de su amigo Jorge Montojo, en la zona de Po Roig. Algunas noches como invitado especial en el gigante Ush¨¹aia, y otras de fiesta en alg¨²n yate privado. Consume las noches hasta los huesos, sabiendo que en pocos d¨ªas tendr¨¢ que despedirse de la isla. El bullicio es causa de su sangre azul, cualquier otro playero en Ibiza pasa desapercibido.
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