Vacaciones de baja intensidad
Mariano Rajoy vuelve a Galicia en verano y se refugia en una casa rural
Las vacaciones de Mariano Rajoy han perdido intensidad. Los veranos en Sanxenxo, los paseos por la playa, los puros disfrutados en la terraza del club n¨¢utico y las tardes de toros en Pontevedra, estampas que se repet¨ªan en sus tiempos de l¨ªder de la oposici¨®n se esfumaron con su llegada a la presidencia del Gobierno. Este a?o, su asueto tendr¨¢ por base una casa rural de altos muros en Ribadumia, en la comarca de O Saln¨¦s.
A la residencia veraniega, llamada A Casa de Alicia, se llega por un caminito asfaltado en Besoma?o, un lugar salteado de vi?as y casas. Se trata de un chal¨¦ de reciente construcci¨®n con tres habitaciones, sal¨®n, cocina, patio interior, piscina y h¨®rreo, cuyo alquiler sale por 270 euros diarios. El recinto lo adquiri¨® el padre de Alicia Cores, empresario local, como legado para sus hijas, seg¨²n expresa ella misma al tel¨¦fono, motivo por el que los dormitorios est¨¢n bautizados con sus respectivos nombres. ¡°Lo tenemos desde hace como m¨ªnimo ocho a?os. Hab¨ªa una peque?a casa en ruinas y malas hierbas. La casa nueva tiene dos a?os¡±, apunta con cierto recelo tras insistir en que no puede ¡°confirmar ni desmentir nada¡± sobre la visita del mandatario. A unos metros del lugar, un vecino con botas de faena confirma que la semana pasada hubo cierto movimiento de las fuerzas de seguridad por la zona. ¡°Apareci¨® uno con un croquis, pero de momento est¨¢ todo tranquilo¡±.
Porque la tranquilidad es la clave. Aparte de las mayores medidas de seguridad que exige el cargo, el revuelo pol¨ªtico y la crisis no dejaron de lado el verano pasado la zona de veraneo habitual del presidente, con un Sanxenxo que en pleno agosto registr¨® una ins¨®lita manifestaci¨®n de afectados por las preferentes, jubilados en su mayor¨ªa, que discurrieron sudorosos por el paseo mar¨ªtimo, se plantaron ante el edificio en primera l¨ªnea de playa en que Rajoy tiene un piso y comenzaron a reclamar a gritos soluciones para su problema. El presidente no estaba all¨ª, pues se alojaba esos d¨ªas en casa de un amigo, registrador de la propiedad como ¨¦l. De esas fechas data una de las pocas im¨¢genes que se obtuvieron de su reposo, de paseo por una ruta de senderismo junto al presidente de la Xunta y otros cargos populares en una ma?ana de lluvia. Opt¨® igualmente por renunciar a dos de sus ritos festivos favoritos, que coinciden con las fiestas patronales de la Peregrina de Pontevedra: los toros y el baile de gala en el Liceo Casino, que se celebra el segundo s¨¢bado de agosto al aire libre en las instalaciones de la sociedad en el monte de A Caeira, con vistas a la ciudad. Este a?o tampoco se espera que acuda.
Afectados por las preferentes gritaron el verano pasado ante su casa en Sanxenxo
El sigilo alcanza incluso a las escapadas gastron¨®micas. Tambi¨¦n en Ribadumia est¨¢ el restaurante O T¨ªo Benito, en una zona m¨¢s frecuentada, junto al consistorio, a pocos kil¨®metros de su lugar de reposo. Es un establecimiento con solera, con casi 40 a?os en activo, regentado por Irene Lojo, con su madre Saladina a los fogones. Men¨² variable y de la tierra, marisco fresco y empanada, que prescinde del alto copete para dar cantidad y calidad, seg¨²n defienden las propietarias. Irene se deshace en elogios con Rajoy y su familia, clientes fieles desde hace una d¨¦cada que con frecuencia aparec¨ªan con miembros de su pandilla pontevedresa como Pilar Rojo, actual presidenta del Parlamento gallego. En los ¨²ltimos tiempos, en cambio, han dejado de acudir. ¡°La ¨²ltima vez fue despu¨¦s de las elecciones que gan¨®, antes de la investidura; llam¨® ¨¦l personalmente para reservar¡±.
Desde entonces no han vuelto a sentarse a la mesa, pero s¨ª han encargado comida para llevar, que ven¨ªa a recoger la esposa del presidente, Elvira Fern¨¢ndez. Irene advert¨ªa de que las patatas envueltas en papel Albal quiz¨¢s no llegasen en buen estado a su destino, pero ella insist¨ªa. Sobre el manjar favorito, madre e hija disienten. Una apuesta por los chocos en su tinta, la otra por los callos. Ambas sienten devoci¨®n por unos clientes que consideran casi de la familia y que suelen invitar al hijo de la due?a a sentarse a la mesa con ellos. El cari?o es tal que Irene duda si revelar que Rajoy cuando bebe vino -algo a lo que no es muy dado- prefiere un vasito de Rioja a las variedades locales. ?Y vendr¨¢ este a?o? ¡°No lo sabemos¡±.
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