Birmania: bailando con lobos
Dos a?os atr¨¢s, la l¨ªder democr¨¢tica de Birmania, rebautizada como Myanmar por sus hasta hace poco amos y se?ores, los dictadores militares, realiz¨® su primera gira mundial despu¨¦s de un arresto domiciliario infinito. Fue tratada como jefa de Estado e icono de resistencia pac¨ªfica democr¨¢tica.
Sus declaraciones p¨²blicas fueron sorprendentemente cautas, mesuradas, articuladas, como pactadas con o cooptadas por los asesinos camuflados de uniforme. Despu¨¦s de una vida dedicada a la autoconstrucci¨®n consciente de s¨ªmbolo viviente de la libertad de un pueblo, parecer¨ªa l¨®gico el ataque contra los que la encarcelaron a ella y a su pa¨ªs durante d¨¦cadas. Todo puede obedecer a una estrategia a medio plazo de conquista de la presidencia del pa¨ªs para, desde esa instancia de poder y legitimidad, barrer de una vez por todas los vestigios y amarres autoritarios establecidos por los militares en una parodia constitucional que les recicla en pieza imprescindible del juego pol¨ªtico y econ¨®mico de Birmania.
A pesar de que se acaban de cumplir 25 a?os de la peor represi¨®n de las libertades que se conoce, de que el actual presidente es uno de los responsables, de que los grupos internacionales de derechos humanos exigen una investigaci¨®n y encarcelamiento de los culpables y de que existen t¨ªmidas iniciativas de la sociedad para conformar una comisi¨®n de la verdad, pareciera que la ¨²nica opci¨®n viable y realista es seguir bailando y cortejando a los lobos hasta encerrarlos en los cuarteles con un aut¨¦ntico Gobierno civil al que respondan y se sientan sometidos.¡ª Luis Peraza Parga.
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