Amargar las fiestas
La respuesta a las provocaciones del radicalismo vasco no siempre debe ser judicial
Las comparsas de las fiestas de Bilbao designaron txupinera (encargada de lanzar el cohete de inicio de la Semana Grande) a la hermana de un preso de ETA, miembro ella misma de la asociaci¨®n de familiares de presos. La decisi¨®n fue recurrida por el delegado del Gobierno en el Pa¨ªs Vasco y el juez competente la anul¨®. La sentencia fue acatada por el Ayuntamiento, pero aplicada de forma que la txupinera ocup¨® una posici¨®n relevante en el acto de apertura de las fiestas, asumiendo un protagonismo desproporcionado.
El caso ha envenenado las relaciones entre los partidos y amargado las v¨ªsperas festivas de los bilba¨ªnos, como fue habitual durante a?os, casi siempre tras una provocaci¨®n de los radicales. Ahora el desenlace ha sido que el PNV y la izquierda abertzale han coincidido en pedir la eliminaci¨®n de la figura (prevista en la Constituci¨®n: art¨ªculo 154) del delegado del Gobierno, mientras que la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo y el Foro de Ermua han reclamado la ilegalizaci¨®n de Bildu y Amaiur.
La sentencia ha sido considerada por miembros del Tribunal Superior del Pa¨ªs Vasco ¡°estricta¡±, pero ¡°bien fundamentada¡±, de acuerdo con la Ley de Protecci¨®n de las V¨ªctimas. Estricta, porque no puede tener la misma consideraci¨®n un preso condenado por su pertenencia a la banda que la hermana de un preso, por m¨¢s que sea evidente la intenci¨®n de apoyo a los reclusos de los promotores de su designaci¨®n. El episodio enlaza con las artificiosas guerras de las banderas de anta?o, y muestra la pervivencia de la mentalidad impositiva de los grupos del entorno de ETA, que siempre se creyeron con derecho a amargar las fiestas a los dem¨¢s.
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Pero es discutible que la respuesta a esa provocaci¨®n tenga que ser judicial, y mucho m¨¢s que deba ser la ilegalizaci¨®n de los partidos de la izquierda abertzale. Llevar las cosas a ese terreno estuvo justificado mientras ETA estaba en activo, pero, producida su retirada, los restos de fanatismo impositivo que sobreviven en ese mundo deben combatirse pol¨ªticamente. Mediante la cr¨ªtica, y no aprovechando que el Nervi¨®n pasa por Bilbao para hacer frente com¨²n con los autores de la provocaci¨®n para exigir la supresi¨®n del delegado del Gobierno. El PNV no puede ignorar que un rasgo permanente de la estrategia radical es medir el ¨¦xito de sus iniciativas por su capacidad para arrastrar al nacionalismo institucional hacia sus propuestas rupturistas.
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