El pecado de Bob Dylan
Un nuevo disco recupera materiales descartados de ¡®Self portrait¡¯ y propone otra lectura de un ¨¢lbum severamente criticado
?En junio de 1970, Bob Dylan public¨® un doble ¨¢lbum un tanto heterodoxo. Ten¨ªa un punto kitsch: el primer tema lo cantaba un coro femenino, c¨¢lidamente apoyado por una secci¨®n de cuerdas, que se limitaba a repetir dos frases sobre unos caballos cansados tirados al sol a lo largo de tres minutos. La reacci¨®n fue fulminante: aquello era un horror. Las cr¨ªticas arreciaron y Self portrait fue considerado una abominaci¨®n.
La d¨¦cima entrega de sus bootlegs oficiales, esas ediciones de contrabando que re¨²nen material desechado, temas en directo o rarezas varias, se concentra en los a?os en que grab¨® aquel engendro, 1969-1971, y pretende ahora salvarlo de alguna manera. Se titula Another self portrait. Hay un mont¨®n de descartes del doble ¨¢lbum, pero tambi¨¦n restos de Nashville Skyline, tomas alternativas de New morning y lo que qued¨® de unos encuentros entre Dylan y George Harrison.
Un venerado cr¨ªtico de aquella ¨¦poca, Greil Marcus, empezaba su rese?a en la revista Rolling Stone sin andarse por las ramas: ¡°?Qu¨¦ es esta mierda?¡±, se preguntaba, mecido por las c¨¢ndidas voces de aquellas muchachas que se preguntaban por unos caballos cansados. Un duro obrero de la contracultura, un fino cr¨ªtico que ten¨ªa a Dylan encumbrado por su furia rebelde, un caballero dispuesto a cambiar el mundo... No, Greil Marcus, no pudo soportar que su h¨¦roe cantara Blue moon en plan cursil¨®n o que hiciera una coqueta versi¨®n de The boxer, por ejemplo. Y tampoco lo soportaron gran parte de sus seguidores.
Dicen que Marcus se ha arrepentido un poco y hay quienes le echan ahora la culpa a los que hicieron los arreglos, Dylan no pudo cometer semejante desliz, estaba en buena forma. Cuando hizo Self portrait masacraron incluso el dibujo de portada porque el mito no se ajustaba a su visi¨®n del mito. Casi 45 a?os despu¨¦s, al mito hay que devolverlo a las alturas, as¨ª que la culpa, entonces, fue de otros.
Seguramente los nueve discos anteriores al vilipendiado Self portrait no fueron tan perfectos como se suele decir, y tambi¨¦n es posible que aquel doble ¨¢lbum no fuera tan malo. Para escucharlo sin prejuicios hac¨ªa falta sentido del humor, y no la fe inquebrantable de cuantos se rebelaban entonces contra el sistema. ?O es que la iron¨ªa no puede existir en el universo Dylan?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.