Dale duro

(...) La intervenci¨®n en Siria nunca ha sido f¨¢cil, pero en estos dos a?os y medio los pa¨ªses extranjeros han perdido muchas oportunidades de incidir para bien en el desenlace. Ahora, EEUU y sus aliados han entrado en acci¨®n por el supuesto uso de armas qu¨ªmicas por parte de Bachar el Asad para matar a 1.000 civiles, la ¨²nica cosa que incluso Obama dijo que no tolerar¨ªa.

El presidente estadounidense y sus aliados tienen tres opciones: no hacer nada (o al menos tan poco como Obama hasta ahora), lanzar un asalto sostenido para acabar con Asad y su r¨¦gimen, o golpear al dictador sirio brevemente pero con contundencia, como castigo por el uso de armas de destrucci¨®n masiva. Cada opci¨®n conlleva el riesgo de empeorar las cosas, pero la ¨²ltima es la mejor.

(...) Si Occidente tolera un crimen de guerra tan flagrante, El Asad se sentir¨¢ a¨²n m¨¢s libre para usar armas qu¨ªmicas. (...) Una amenaza estadounidense sobre armas de destrucci¨®n masiva debe servir para algo: es dif¨ªcil que Obama se coma sus palabras sin que la superpotencia pierda credibilidad ante Ir¨¢n o Corea de Norte.

(...) No hay ventaja t¨¢ctica en precipitarse. Obama debe intentarlo todo antes de ordenar un ataque. La primera tarea es exponer las pruebas de que el r¨¦gimen perpetr¨® la atrocidad. (...) Dado el fiasco de las armas de Irak, no es sorprendente que abunden los esc¨¦pticos. Y debe reunir la coalici¨®n de apoyo m¨¢s amplia posible. (...) Antes de disparar, Obama debe dar a El Asad una ¨²ltima oportunidad: un ultim¨¢tum para que entregue sus armas qu¨ªmicas. Si reh¨²sa, se deber¨ªa tener con ¨¦l tan poca piedad como la que ha mostrado con su pueblo.

Londres, 31 de agosto