El esperado reencuentro de Dennis Rodman y Kim Jong-un
La ex estrella de la NBA vuelve a visitar a su ¡°gran amigo¡±, el dictador norcoreano, con la posible liberaci¨®n de un preso estadounidense de fondo
Hay amistades que no solo parecen peligrosas sino que se antojan imposibles. La l¨®gica hace pensar que en esa categor¨ªa deber¨ªa estar la existente entre una ex estrella de la NBA, caracterizada por su car¨¢cter extravagante y su profusi¨®n de ¡®piercings¡¯ faciales, y un dictador comunista de maneras sobrias y en guerra con el mundo entero. Pero Dennis Rodman y Kim Jong-un han demostrado que el sentido com¨²n no tiene cabida cuando en la ecuaci¨®n se introduce Corea del Norte. ¡°Es un gran amigo m¨ªo¡±, asegur¨® el martes el jugador de baloncesto en Pek¨ªn, ciudad en la que tuvo que hacer escala para tomar el viejo avi¨®n sovi¨¦tico de Air Koryo que le llev¨® a su destino final: la capital norcoreana, Pyongyang.
Fue all¨ª, a finales del pasado mes de febrero, donde se forj¨® el afecto entre ambos. De hecho, despu¨¦s de haberse retratado a carcajada limpia con el tercer l¨ªder de la dinast¨ªa Kim en su primera visita al pa¨ªs m¨¢s herm¨¦tico del planeta, Rodman dijo emocionado que el dictador ¡°es un tipo incre¨ªble¡± y asegur¨® que regresar¨ªa. El martes por la tarde cumpli¨® su promesa, fue recibido en el aeropuerto por el viceministro de Cultura F¨ªsica y Deporte, y es posible que ambos amigos incluso cenasen juntos.
Aunque el cinco veces ganador de la NBA asegura que su ¨²nico objetivo es ¡°mantener la comunicaci¨®n, hablar de baloncesto, y poner en marcha una nueva liga¡±, muchos creen que el viaje de Rodman, que pasar¨¢ cinco d¨ªas en la Corea de la hoz y el martillo, esconde algo m¨¢s que pura ¡®diplomacia del baloncesto¡¯. Entre bambalinas, Rodman y Kim podr¨ªan discutir la liberaci¨®n de Kenneth Bae, un evangelista cristiano estadounidense de origen coreano que fue detenido en noviembre y condenado posteriormente a 15 a?os de c¨¢rcel por ¡®conspirar contra el Estado¡¯.
Desde 2009, al menos otros cinco americanos han sido sentenciados en el pa¨ªs que fund¨® Kim Il-sung tras la Guerra de Corea (1950-53), y ha hecho falta la visita de ex presidentes como Bill Clinton o Jimmy Carter para obtener su liberaci¨®n. Hace una semana, el ex baloncestista s¨ª que declar¨® abiertamente su inter¨¦s por resolver favorablemente el caso de Bae -lo dijo en Twitter y en varios medios de comunicaci¨®n-, pero el martes se limit¨® a informar de que los norcoreanos no le han prometido nada: ¡°No soy un diplom¨¢tico. Solo voy para pasar un buen rato con ¨¦l y con su familia¡±. No obstante, s¨ª que reconoci¨® tener intenci¨®n de ¡°tender un puente entre Am¨¦rica y Corea del Norte, y demostrar a los americanos que no hay nada de malo en viajar all¨ª¡±.
Curiosamente, en febrero su objetivo fue el opuesto. A Pyongyang lleg¨® acompa?ando al equipo de baloncesto Harlem Globetrotters para ¡°mostrar a los norcoreanos que Estados Unidos no es su enemigo¡±. No parece que lo consiguiese, pero, aunque el gigante de dos metros y un cent¨ªmetro de altura se resista a aceptarlo, el pa¨ªs de las barras y estrellas tiene pocas alternativas diplom¨¢ticas a Rodman: el pasado viernes Corea del Norte cancel¨® en el ¨²ltimo minuto el viaje del enviado especial estadounidense para los Derechos Humanos, el embajador Robert King, que s¨ª ten¨ªa en su agenda la liberaci¨®n del misionero cristiano.
Por eso, todas las miradas est¨¢n ahora puestas en la habilidad de Rodman para ablandar el coraz¨®n de Kim. A su favor juegan el hecho de que el mandatario norcoreano es un fan incondicional de los Chicago Bulls, con los que el ex jugador de la NBA gan¨® tres anillos, y que a ambos les gusta el alcohol. En su anterior visita, Rodman cont¨® que, a pesar de dirigir uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del planeta, Kim lo agasaj¨® con un banquete generosamente regado, y espera que esta vez no sea diferente. Eso s¨ª, esta vez ha reconocido que en su maleta no lleva ninguna botella de su Bad Boy vodka.
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