¡°No me consta¡±, dicen los testigos
Cuando damos testimonio de algo, no se espera que certifiquemos su verdad fehaciente sino que simplemente seamos sinceros
La ret¨®rica nos ofrece un ba¨²l de recursos para las situaciones comprometidas. Uno de ellos consiste en no proferir aseveraciones categ¨®ricas, y pronunciar solamente frases con apariencia de rotundidad. Ya nos avis¨® Arist¨®teles de que el p¨²blico asiente ante las afirmaciones ambiguas.
Las palabras difusas cambiar¨¢n luego milagrosamente de sentido cuando se altere el entorno desde el cual las hab¨ªamos observado. As¨ª, por ejemplo, un dirigente pol¨ªtico puede declarar: ¡°No tengo intenci¨®n de subir el IVA¡±; y conseguir que su frase obtenga la com¨²n aceptaci¨®n de que ese impuesto no va a incrementarse. Una vez que pase el tiempo, ya se proyectar¨¢ otro contexto sobre la declaraci¨®n pronunciada: es verdad, no ten¨ªa la intenci¨®n, las circunstancias le han obligado; y adem¨¢s lo que dijo fue ¡°no tengo la intenci¨®n de...¡±, en vez de ¡°no voy a subir el IVA¡±. Por tanto, no minti¨®; al menos objetivamente.
?Miente el cirujano que le dice al paciente tras un primer examen ¡°no tengo la intenci¨®n de extirparle el ri?¨®n¡±, aun sabiendo que probablemente lo har¨¢? Quiz¨¢s no miente, pues en verdad no siente inter¨¦s alguno por la extracci¨®n; pero s¨ª le enga?a.
La contestaci¨®n ¡°no me consta¡±, anotada en declaraciones pol¨ªticas y judiciales, puede relacionarse tambi¨¦n con las figuras ret¨®ricas de la ambig¨¹edad. Por lo com¨²n, la psicolog¨ªa cognitiva nos conduce a entender ¡°no me consta¡± como sin¨®nimo de que se ignora algo. Ahora bien, las afirmaciones que hacemos est¨¢n constituidas por lo que decimos y por lo que desechamos decir, como en el caso del ri?¨®n. Y as¨ª algunos declarantes desechan ¡°lo niego¡± o ¡°lo desconozco¡±, y eligen ¡°no me consta¡±.
Esas contestaciones con informaci¨®n parcial recuerdan a la del c¨®nyuge que hab¨ªa llegado tarde a su casa por la noche y que en la ma?ana siguiente respond¨ªa con soltura cuando su pareja le preguntaba a qu¨¦ hora regres¨®: ¡°A menos cuarto¡±.
Y sucede algo parecido cuando, tambi¨¦n en el hogar, uno de los miembros de la familia le pide a otro que le alcance el arroz, a lo que este ¨²ltimo contesta un rato despu¨¦s: ¡°No lo encuentro¡±. Eso puede significar tanto que no hay arroz en la casa como que no lo ha buscado bien, o incluso que ni se ha molestado en hacerlo o que ni siquiera sabe en qu¨¦ estante se coloca. Pero sigue siendo cierto que no lo ha encontrado, frase de la cual no se deduce en ninguno de esos supuestos un falso testimonio: porque no ha dicho que el arroz no est¨¦, ni que no tenga la intenci¨®n de buscarlo, sino que no le consta.
Y si a uno no le consta algo, eso significa, diccionario en mano, que no le es manifiesto, o que tal cuesti¨®n no ha quedado ¡°registrada por escrito¡±, o que no le ha sido ¡°notificada¡± (verbalmente o en un papel).
Claro, no pod¨ªa constar aquello que se hizo para que no constase. Si alguien escondi¨® el arroz, no nos consta que exista. Y si sabemos que alguien lo escondi¨®, tambi¨¦n podemos responder que no lo hallamos porque no nos consta d¨®nde est¨¢.
Adem¨¢s, una cosa es que sepamos algo y otra que nos conste. Lo defini¨® muy bien el escritor egipcio Edmond Jab¨¨s: ¡°S¨¦ que estoy mintiendo cuando en alguna ocasi¨®n miento. Nunca s¨¦ realmente si digo la verdad cuando intento decirla, aunque est¨¦ totalmente convencido de ello¡±.
Por tanto, la respuesta sobre los sobresueldos y la ofrecida sobre el arroz se ci?en a lo cierto. Pero cuando damos testimonio de algo, no se espera que certifiquemos su verdad fehaciente, indubitable, cient¨ªfica, sino que simplemente se trata de que seamos sinceros, lo cual excluye toda posibilidad de enga?o o de silencio intencionados.
La litotes es una figura ret¨®rica (tambi¨¦n llamada atenuaci¨®n o hiposemia) que atempera un concepto abrupto. Por ejemplo, ¡°no aplaudo lo que haces¡±, en lugar de ¡°lo critico¡±. En esa l¨ªnea de negaciones con trampa se dice tambi¨¦n ¡°no est¨¢ usted admitido¡± en vez de ¡°le hemos rechazado¡±; o ¡°no se permite fumar¡± en vez de ¡°est¨¢ prohibido¡±. ¡°No me consta" puede representar igualmente una forma de no decir diciendo, una minoraci¨®n, una hiposemia. O un truco m¨¢s para no alcanzarnos el arroz.
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