El m¨®vil ya no es negocio europeo
Algo deber¨¢n hacer las autoridades comunitarias adem¨¢s de prometer un mercado digital ¨²nico que nunca llega
La ortodoxia del libre mercado dicta que cuantas m¨¢s compa?¨ªas compitan en un sector mayor y mejor ser¨¢ el servicio que reciban los usuarios. Bajo esa premisa se puso fin hace m¨¢s de dos d¨¦cadas a los monopolios telef¨®nicos, que fueron sustituidos por multitud de operadoras privadas. Tras aquellas operaciones, Internet y la telefon¨ªa m¨®vil han dado lugar a un mundo digital que genera cataratas de tr¨¢fico de datos y las operadoras deben afrontar cuantiosas inversiones en nuevas y potentes redes para atender a la inmensa demanda existente. De ah¨ª que las compa?¨ªas necesiten ganar tama?o y conquistar mercados para crear econom¨ªas de escala que les permitan seguir siendo rentables.
Estados Unidos y Asia est¨¢n en la vanguardia de ese proceso de concentraci¨®n, del que Europa se ha quedado atr¨¢s debido a la fragmentaci¨®n de su mercado y a la imposici¨®n de tarifas de una multitud de reguladores. Frente a las cuatro grandes compa?¨ªas que se reparten el mercado estadounidense y las tres que se disputan el chino, sujetas adem¨¢s a un ¨²nico regulador, en el Viejo Continente hay m¨¢s de trescientas operadoras. Las grandes multinacionales del sector con sede en Europa como Telef¨®nica, Vodafone o Orange ya han avisado de que es necesaria la consolidaci¨®n para competir con garant¨ªas con los gigantes asi¨¢ticos y americanos.
La compra de Verizon a Vodafone de su participaci¨®n en el l¨ªder del mercado m¨®vil de EE UU, en la que se ha convertido en la tercera mayor operaci¨®n empresarial de la historia, es solo el ¨²ltimo aviso del empuje de las compa?¨ªas del otro lado del Atl¨¢ntico. Am¨¦rica M¨®vil, la firma del mexicano Carlos Slim, tambi¨¦n est¨¢ de compras en Europa y ha lanzado una OPA por la holandesa KPN. Y AT&T, el exmonopolio estadounidense, no disimula su inter¨¦s por sus rivales europeos, incluyendo Telef¨®nica. La debilidad burs¨¢til de muchas compa?¨ªas y su falta de liquidez las hace muy atractivas.
La compra de la finlandesa Nokia por parte de Microsoft ha dejado a Europa sin fabricantes de hardware, pero tambi¨¦n sin presencia en el software de los m¨®viles. La hegemon¨ªa americana en este ¨²ltimo sector es evidente: los sistemas operativos de los m¨®viles de hoy son Android (Google), iOS (Apple), Windows Phone (Microsoft) e incluso BB10 (Blackberry). La p¨¦rdida de Nokia a manos de una empresa estadounidense es el s¨ªmbolo de la debilidad tecnol¨®gica europea, que ha ido aumentando desde la aparici¨®n de Internet y los smartphones y que ahora se evidencia en el retraso del 4G. Algo deber¨¢n hacer las autoridades comunitarias adem¨¢s de prometer un mercado digital ¨²nico que nunca llega para revertir esa tendencia que solo lleva a la servidumbre tecnol¨®gica y, por tanto, econ¨®mica respecto a EE UU o Asia. La ca¨ªda de Nokia, que lleg¨® a ser l¨ªder en el mercado mundial de m¨®viles, demuestra errores en la gesti¨®n empresarial, pero tambi¨¦n una deficiente pol¨ªtica europea en favor de su industria.
A nivel global, lo que se echa en falta es una mayor defensa del consumidor, al que no benefician las grandes fusiones que se registran. Ah¨ª est¨¢ para demostrarlo el ejemplo del sector energ¨¦tico, repartido entre un pu?ado de grandes actores, lo que ha disparado los precios frente a la ca¨ªda que viv¨ªa la telefon¨ªa gracias a una mayor concurrencia de firmas.
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