Una casa para todos
La planificaci¨®n de espacios es necesaria con la llegada de un nuevo habitante al hogar. A continuaci¨®n, tres propuestas para distribuir las zonas comunes.
Alumbrar un rinc¨®n de colores
Para que juegue Luca. En un recoveco del sal¨®n, Luca (de cinco a?os) tiene su escondite. Se trata de un rinc¨®n luminoso y pre?ado de colores donde pasa horas pintando y levantando rascacielos. Dos pupitres y varias sillas del antiguo parvulario de su madre conforman una bancada. Para disponer sus juguetes, su padre ha proyectado unas estanter¨ªas y con pintura de pizarra ha transformado una pared en un lienzo gigante. Lo que Luca no sabe es que este micromundo de colores lo ha impulsado su madre. La empresaria Susana Lafarja vive la maternidad con tanta vehemencia que vir¨® la ¨®rbita de su actividad para gestar un universo infantil propio. ¡°Empec¨¦ rastreando ropa y complementos originales para Luca y acab¨¦ montando una firma de decoraci¨®n para ni?os y padres¡±, relata. As¨ª se alumbr¨® Suit Beibi, una marca que ofrece juguetes o menaje coloridos, practicidad, medio ambiente e interacci¨®n entre los peque?os y sus progenitores. ¡°Jugar con los padres es vital para el desarrollo del ni?o¡±, alega esta emprendedora, que ha liberado a trav¨¦s de su hijo su propio genio creativo.
Sumar identidades
Territorios propios para Jules, Lili y Violette. ¡°Hay que desmontar el clich¨¦: vivir con hijos no es una experiencia tan maravillosa. Implica un esfuerzo brutal¡±. La rotundidad proviene de Murielle Bressan, la propietaria de Nobodinoz, el primer concept store para ni?os en Espa?a, y madre de Jules (de 14 a?os), Lili (10) y Violette (8). La f¨®rmula de Bressan ¡°para salvaguardar las individualidades y evitar que los ni?os lo colonicen todo¡± es repartir territorialmente la casa. Donde viven, el pasillo separa la zona de los padres de la de los hijos. En aras de independencia, cada uno ha elegido una habitaci¨®n. La identidad se modela con una decoraci¨®n mezclada con espontaneidad y piezas con distintas historias. Hay muebles de dise?o, como la litera Amber in the Sky de Pelurdi en el cuarto de Lili, y piezas recicladas, como el escritorio de Jules, procedente de una tienda de segunda mano, y cajones rescatados de la calle reconvertidos en estantes para Violette.
Compartir la casa
Para convivir con Olivia y M¨ªa. Columpiarse, ver una pel¨ªcula, montar una caba?a volteando los sof¨¢s, organizar una fiesta¡ En este sal¨®n cabe todo y todos. Es un antiguo plat¨® de fotograf¨ªa. Siete metros de altura, con dos plantas y m¨¢s de 300 metros en Barcelona. Aqu¨ª viven una pareja de creativos, el arquitecto Gianni Ruggiero y la dise?adora Valeria Dubin, y las hijas de ambos: Olivia (de siete a?os) y Mila (de tres). Para las peque?as, la casa es como un chiquipark. Para Ruggiero, un espacio que invita al cambio permanente. ¡°Es esencial que la casa mute para adaptarse a nuevos usos. La buena arquitectura no est¨¢ al servicio de los vol¨²menes, sino de las personas¡±, sostiene el proyectista. Para fomentar la convivencia real entre padres e hijos, el sal¨®n se ha vuelto cada vez m¨¢s grande y flexible, al unirse al estudio y el comedor y la cocina. Con la llegada de las ni?as, lleg¨® tambi¨¦n el dormitorio infantil y un ba?o con ba?era. Y un poco m¨¢s tarde, un ¨¢rea de juegos para que el sal¨®n dejara de ser el ba¨²l de los juguetes y los acogiera de nuevo a todos. Compartir es la norma. ¡°En esta casa no hay puertas ni cajones con llave. El respeto por lo del otro emana de la confianza y el di¨¢logo permanente, y no de las prohibiciones¡±, dice Ruggiero. Y Dubin concluye: ¡°M¨¢s que dise?ar un espacio, buscamos dise?ar un estilo de vida¡±.
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