Cu¨¢nto dura el verbo ¡°me equivoqu¨¦¡±
Se reducen los da?os si el error admitido queda circunscrito al mero acto de nombrar a alguien
No todos los verbos duran lo mismo. Los gram¨¢ticos agarraron el cron¨®metro para examinarlos; y luego los han agrupado con nombres divergentes, pero v¨¢lidos en su conjunto para entender que sus acciones ofrecen muy distinta condici¨®n temporal.
As¨ª, podemos apreciar (mezclando conceptos y gram¨¢ticos, y en l¨ªneas generales) que los verbos incoativos reflejan el comienzo de una acci¨®n (¡°partir¨¦ ma?ana¡±), los durativos implican que la acci¨®n permanece una vez iniciada (¡°viene hacia ac¨¢¡±), los iterativos muestran una acci¨®n repetida (¡°martille¨® durante una hora¡±), los semelfactivos se re¨²nen como verbos de una sola acci¨®n (¡°encontr¨¦ un anillo¡±), los desinentes muestran algo que solo ocurre una vez (¡°nac¨ª en febrero¡±) y los permanentes carecen de principio o final (¡°el oro brilla¡±).
Todo esto del desarrollo de la acci¨®n verbal importa mucho. Si o¨ªmos ¡°el conductor duerme¡±, nos quedamos tranquilos. Pero si nos dicen ¡°el conductor se duerme¡±, nos pegamos un susto.
Y si alguien confiesa ¡°me equivoqu¨¦¡±¡, ?en qu¨¦ categor¨ªa de duraci¨®n o frecuencia colocar¨ªamos el verbo ¡°equivocarse¡±? ?Cu¨¢nto dura esa acci¨®n err¨®nea?
Recordemos las ¨²ltimas equivocaciones que hayamos cometido: decir un nombre en vez de otro, calcular mal una cuenta, marcar otro n¨²mero, tomar un desv¨ªo incorrecto... El verbo ¡°equivocarse¡± se aplica en tales calamidades a ocasiones en las que el fallo se concreta en un momento determinado (no antes ni despu¨¦s): en el acto de decidir. Desde ese punto de vista, el verbo dura poco: el instante en que hacemos algo. Y para aplicarlo con rigor, hace falta que en el momento de esa acci¨®n no sepamos que nos estamos equivocando.
?Tenemos casos en que el acto de cometer una equivocaci¨®n se pueda clasificar como iterativo o como permanente?
Para empezar, no significar¨ªa lo mismo ¡°estaba equivocado al nombrar a Fulano¡± que ¡°me equivoqu¨¦ al nombrar a Fulano¡± o que ¡°me equivoqu¨¦ al mantener la confianza en Fulano¡±. En el primer caso (¡°estaba equivocado¡±), la equivocaci¨®n no reside en el nombramiento, sino en el juicio err¨®neo formado con anterioridad a ¨¦l. En el segundo (¡°me equivoqu¨¦¡±), el error puede darse al adoptar la decisi¨®n (al nombrarle me equivoqu¨¦, porque el elegido era en realidad otro). Y en el tercero (¡°me equivoqu¨¦ al mantener a Fulano¡±; es decir, ¡°he venido equivoc¨¢ndome¡±), la equivocaci¨®n era continuada: por tanto, un martilleo de errores que no refleja con exactitud un verbo que corresponde a un instante.
Esa elecci¨®n (¡°en dos palabras¡±) de la forma ¡°me equivoqu¨¦¡±, cuyo tiempo verbal (pret¨¦rito perfecto simple) presenta adem¨¢s la acci¨®n como terminada hace mucho, modifica nuestra percepci¨®n subliminal de lo ocurrido. Al ser expresada de ese modo, se reducen los da?os al momento en que una persona decide apoyar a otra porque conf¨ªa en ella. Y se diluye la circunstancia de que el nombrado defraud¨® una y otra vez esa confianza, y no de repente ni de forma inopinada, sino martilleando. Y a la vista de quien lo nombr¨®.
En definitiva, el verbo empleado como semelfactivo (semel en lat¨ªn: por una vez) lo era realmente cuando la acci¨®n se produjo: con el nombramiento de un tesorero, por ejemplo: al ejecutar el error. Pero ya hab¨ªa dejado de tener esa aplicaci¨®n cuando la frase ¡°me equivoqu¨¦¡± fue pronunciada en las Cortes a?os m¨¢s tarde, pues para entonces solo habr¨ªa sido exacta una f¨®rmula con verbos durativos: ¡°He estado equivoc¨¢ndome todo este tiempo al tolerar lo que iba sabiendo¡±. Y en ese caso ya no se puede decir que el autor se equivocaba sin saber que se estaba equivocando.
Podemos aplicar tambi¨¦n todo esto al sin¨®nimo ¡°confundirse¡±: ¡°Me confund¨ª¡± de d¨ªa, ¡°me confund¨ª¡± de calle, ¡°me confund¨ª¡± de traje. Pero si uno se confunde de vivienda y reside tres a?os en una casa que no es la suya, le resultar¨¢ dif¨ªcil convencernos cuando, al cabo de ese tiempo, y una vez descubierta la ¡°confusi¨®n¡± por todos, intente justificarse y diga con esta t¨¦cnica de manipulaci¨®n ling¨¹¨ªstica: ¡°Lo lamento. Me equivoqu¨¦ de portal¡±.
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