Una inoportuna ¡®peineta¡¯
Un gesto soez enturbia la campa?a de Peer Steinbr¨¹ck, candidato socialdem¨®crata a la canciller¨ªa alemana
Un gesto vale m¨¢s que mil anuncios. Esta ser¨¢ seguramente la inesperada lecci¨®n que habr¨¢ aprendido el candidato socialdem¨®crata a la canciller¨ªa alemana, Peer Steinbr¨¹ck, a tenor de la pol¨¦mica que se ha desatado en Alemania tras aparecer en la portada del suplemento del S¨¹ddeutsche Zeitung haciendo una peineta, gesto obsceno que en nada ayuda a mejorar su imagen p¨²blica.
Steinbr¨¹ck hab¨ªa logrado acortar distancias respecto de su rival, la canciller Angela Merkel, y muchos de sus partidarios esperaban a¨²n que el candidato diera la sorpresa en las legislativas del pr¨®ximo d¨ªa 22. Pero la inoportuna imagen no va a ayudar a que se produzca el milagro. No parece propio de quien aspira a asumir la responsabilidad de dirigir los destinos de la naci¨®n alemana, expresar de forma tan dudosa su opini¨®n sobre un adversario pol¨ªtico, aunque sea sobre el criticado expresidente italiano Silvio Berlusconi. La expresi¨®n facial del candidato no deja lugar a dudas: es un adusto gesto de desprecio, del que seguro que ahora se arrepiente.
Es lo que tiene aceptar una entrevista en la que las respuestas solo pueden expresarse con m¨ªmica: que no se presta a los matices. La revista ha buscado, leg¨ªtimamente, el mayor impacto posible: del repertorio de respuestas gestuales que Steinbr¨¹ck proporcion¨®, la mayor¨ªa simp¨¢ticas y hasta divertidas, eligi¨® para la portada la m¨¢s provocativa. Y ciertamente, el semanario del S¨¹ddeutsche Zeitung lo ha conseguido. La imagen no solo ha tenido una importante repercusi¨®n dom¨¦stica, sino que ha catapultado al candidato con su gesto a toda la prensa mundial. El partido de la canciller Merkel ha aprovechado la situaci¨®n y ha calificado la acci¨®n de Steinbr¨¹ck de ¡°inaceptable¡±, en un intento de desgastar la imagen de su rival de cara a las elecciones del d¨ªa 22.
Los partidarios del l¨ªder socialdem¨®crata han tratado de justificar lo sucedido por la incomodidad que le ha causado la dureza de la campa?a, en la que ha sido ridiculizado y comparado con Silvio Berlusconi. Sin embargo, si se trataba de marcar distancias respecto del pol¨¦mico y denostado pol¨ªtico italiano, responder ¡°al modo¡± de Berlusconi no parece la mejor forma de conseguirlo.
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Un gesto vale m¨¢s que mil anuncios. Esta ser¨¢ seguramente la inesperada lecci¨®n que habr¨¢ aprendido el candidato socialdem¨®crata a la canciller¨ªa alemana, Peer Steinbr¨¹ck, a tenor de la pol¨¦mica que se ha desatado en Alemania tras aparecer en la portada del suplemento de S¨¹ddeutsche Zeitung haciendo una peineta, gesto obsceno que en nada ayuda a mejorar su imagen p¨²blica.
Steinbr¨¹ck hab¨ªa logrado acortar distancias respecto de su rival, la canciller Angela Merkel, y muchos de sus partidarios esperaban a¨²n que el candidato diera la sorpresa en las legislativas del pr¨®ximo d¨ªa 22. Pero la inoportuna imagen no va a ayudar a que se produzca el milagro. No parece propio de quien aspira a asumir la responsabilidad de dirigir los destinos de la naci¨®n alemana, expresar de forma tan soez su opini¨®n sobre un adversario pol¨ªtico, aunque sea sobre el denostado expresidente italiano Silvio Berlusconi. La expresi¨®n facial del candidato no deja lugar a dudas: es un adusto gesto de desprecio, del que seguro que ahora se arrepiente.
Es lo que tiene aceptar una entrevista en la que las respuestas solo pueden expresarse con m¨ªmica: que no se presta a los matices. La revista tampoco ha sido muy considerada con el candidato: del repertorio de respuestas gestuales que Steinbr¨¹ck proporcion¨®, la mayor¨ªa simp¨¢ticas y hasta divertidas, eligi¨® para la portada la m¨¢s provocativa y la que expresa una personalidad m¨¢s adusta. Siendo una publicaci¨®n de centro-izquierda, parece que si se le ha planteado alg¨²n dilema entre favorecer al candidato con una imagen simp¨¢tica o asegurarse el impacto, ha optado por lo segundo. Y ciertamente lo ha conseguido. La imagen no solo ha tenido una importante repercusi¨®n dom¨¦stica, sino que ha catapultado al candidato con el peor gesto posible a toda la prensa mundial.
Sus partidarios han tratado de justificar el error por la incomodidad que le ha causado la dureza de la campa?a, en la que ha sido ridiculizado y comparado con Berlusconi. Pero esta justificaci¨®n aun empeora las cosas, pues si se trataba de marcar distancias respecto del pol¨¦mico pol¨ªtico italiano, responder ¡°al modo¡± de Berlusconi no parece la mejor forma de hacerlo.
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