Wikileaks como s¨ªntoma

Comprobar estos d¨ªas el trato que est¨¢n recibiendo personas como Julian Assange, la soldado Manning o recientemente Edward Snowden, pero sobre todo la reacci¨®n ¡ªm¨¢s bien su falta¡ª de las sociedades occidentales ante los hechos que estas personas han revelado, da una muestra de la profunda desorientaci¨®n que nos atenaza en nuestro tiempo. Es muy notable, tambi¨¦n, el hecho de que pocos duden de la veracidad de dichas revelaciones. Ante la oportunidad (su necesidad) de abrir un debate de primer orden, parecemos preferir la inacci¨®n, y por consiguiente la aceptaci¨®n de lo que ya no podemos alegar desconocer.

Ortega dej¨® escrito que en una crisis hist¨®rica ¡°no sabemos lo que nos pasa, y esto es precisamente lo que nos pasa¡±. Vivimos un cambio de ¨¦poca, a¨²n a medio definir, y ante tanta incertidumbre es razonable tolerar que nuestros dirigentes tomen temporalmente ¡°decisiones excepcionales para tiempos excepcionales¡±. Pero precisamente en estos momentos es cuando m¨¢s evidentes han de ser los l¨ªmites institucionales que las sociedades marcan a los guardianes de nuestro destino. Esos l¨ªmites que mentes preclaras como la de Stuart Mill ve¨ªan tan necesarios. Mostrar que no tenemos esas fronteras claras, o no las queremos defender, afectar¨ªa a nuestras democracias futuras.¡ª Luis Viguera Espejo.