No es un sue?o, no; es peor
Es una ilusi¨®n creer que cuando pase la crisis volver¨¢n a recuperarse la sanidad p¨²blica, la educaci¨®n garantizada y las pensiones. Los da?os causados seguir¨¢n ah¨ª. Salvo que hagamos algo
Jos¨¦ K. no se quiere levantar esta ma?ana. Esp¨ªritu solidario, afanoso por acompa?ar siempre los usos de sus conciudadanos, ha decidido hacer lo que todos hacen y que pasa a resumirles con una sola palabra: nada. Eso es lo que ¨¦l ve ¡ªla inacci¨®n¡ª y as¨ª lo dice. De modo que acurrucado en el refugio del catre, un ojo abierto y el otro cerrado ¡ªcomo todo su entendimiento, a medio funcionar¡ª quiere Jos¨¦ K. fantasear sobre las cosas que suceden a su alrededor. En primer lugar, las m¨¢s inmediatas, como constatar que no se tomar¨¢ el caf¨¦ con leche en su bar de siempre por un c¨²mulo de circunstancias. Por ejemplo, porque su bar de siempre ha cerrado: la crisis. Y el establecimiento de m¨¢s all¨¢, moderno y exagerado, no tiene churros. Solo cruasanes. Y de mentira. Pero nuestro hombre quiere trascender de estas peque?as miserias y eleva el tono de sus anhelos.
Porque pasan cosas, claro. Much¨ªsimas cosas, aunque solo seamos capaces de practicar el cobarde ejercicio del disimulo y nos quitemos de los hombros, fingiendo que se trata de simples motas de polvo, las toneladas de lodo que nos est¨¢n arrojando encima. Tuvo gracia en explicar esa circunstancia Jaime Sabines, poeta y pol¨ªtico mexicano, as¨ª que ¨¢ndale, mi cuate: ¡°Aqu¨ª no pasa nada; mejor dicho, pasan tantas cosas juntas al mismo tiempo que es mejor decir que no pasa nada¡±. Eso es, que estaba bien dicho: tanto pasa que mejor decir que no pasa nada. Porque en Espa?a, 2013, ni?os, j¨®venes, maduros y ancianos parecen ¡ªo as¨ª los ve Jos¨¦ K.¡ª sumidos en una especie de sue?o informe donde las cosas ¡ªtodas horribles¡ª pasan delante de sus ojos, pero creen estar vi¨¦ndolas a trav¨¦s de una deformante capa de gelatina que suaviza aristas y difumina colores. Edulcoradas. Soportables.
Ya lo dice Paul Krugman: los ricos se est¨¢n recuperando muy bien en todo el mundo
Lo peor es que tales desgracias las creen pasajeras, producto de una crisis apenas moment¨¢nea, porque en cuanto acabe este mal sue?o ¡ªsiempre que llueve, escampa, dicen las buenas gentes¡ª todo volver¨¢ a ser como antes. Y habr¨¢, en ese futuro que ser¨ªa solo recuperaci¨®n del pasado, una sanidad p¨²blica, una educaci¨®n garantizada, con sus becas y ayudas para libros, incluso unos contratos laborales dignos¡ y hasta unas pensiones que no revistan la curiosa circunstancia de estar calculadas con diversas magnitudes, pero todas ellas, vaya por Dios, menguantes, como cualquiera con una modesta calculadora puede comprobar.
Pues lamentamos decirles a todos ustedes que ese ambicionado despertar es totalmente ilusorio. Que aquella mayor¨ªa que dieron al partido en el Gobierno est¨¢ dando sus frutos y ya nunca, jam¨¢s, volver¨¢n las cosas a ser como antes. La p¨¦rdida de derechos, el cercenamiento de los logros conseguidos a trav¨¦s de muchos a?os de lucha, el abuso institucionalizado, no son productos de una pesadilla que desaparecer¨¢n cuando despertemos. En absoluto. Los da?os van a seguir ah¨ª, infectados y mef¨ªticos. O al menos eso es lo que ocurrir¨¢ si no hacemos algo ¡ªy fuerte, en¨¦rgico, potente¡ª para evitarlo. Pero ve Jos¨¦ K. ¡ªde eso se queja¡ª que nos pasan por encima ¡ªah¨ª est¨¢n las pensiones, calentitas¡ª y ni siquiera acertamos a mentarles a sus parientes. ?C¨®mo, pues, vamos a emprender alguna otra acci¨®n, tal que levantarnos en pie y decir basta, una, cien, mil, todas las veces que haga falta?
No es nuestro amigo, c¨®mo iba a serlo con tan provecta edad, un incendiario que promueva el uso del c¨®ctel m¨®lotov. No es eso, no es eso. ?Pero de verdad no tenemos nada que decir a todo lo que est¨¢ pasando? Porque ocurre, dice enfurecido, que la derecha econ¨®mica, pol¨ªtica, religiosa y judicial, esto es, la derecha de toda la vida, ha decidido en los inicios del siglo XXI, que se acab¨® la fiesta y que ya es hora de que las cosas vuelvan a su cauce natural. O sea, a que manden, y sobre todo a que vivan bien, los de siempre, desde que el mundo es mundo. ?En Espa?a? S¨ª, pero no solo. ?En Europa? S¨ª, pero no solo ?En todo el mundo? Pues casi. Ya lo dice Paul Krugman: los ricos se est¨¢n recuperando muy bien. Pero limitado como es Jos¨¦ K. en sus capacidades, y exacerbado el defecto por su estado actual dec¨²bito, lateral, prono o supino, se limita a Espa?a, que incluso le parece un territorio amplio.
Un punto arrebatado, Jos¨¦ K. considera que los hachazos a cualquier sector p¨²blico en el que estos chicos de ahora han fijado el ojo, el empeoramiento de la ley del aborto y dem¨¢s pleites¨ªas a su Iglesia, la anemia inducida a la cultura o a la investigaci¨®n no son meros accidentes que pronto se pasar¨¢n. Por eso le irrita que la ciudadan¨ªa permanezca quieta, sumisa o mansurrona, y hasta podr¨ªamos decir morroncha y tambera. Y eso cuando no arrulla a esos dirigentes deleznables con el bisbiseo de su cari?o o, lo que es much¨ªsimo m¨¢s grave, con el insulto de su voto.
No puede ver c¨®mo avanza esta marcha atr¨¢s hist¨®rica ante la acidia generalizada y la ceguera de tanto guardaesquinas y aplanacalles. Porque no es momento, grita con la vena del cuello a punto de reventar, para la desidia ni para pindonguear o pajarear, y mucho menos para irse a chitos. As¨ª que mentalmente, y resurgiendo de entre las s¨¢banas hechas un rebu?o, sacude a sus iguales con unas pocas chanzas de p¨¦simo gusto.
?Estamos haciendo una colecta para pagar a escote los libros y becas que Wert ha recortado?
Por ejemplo: ?Ha ahorrado ya lo suficiente tan muelle ciudadan¨ªa para devolver a las arcas del Estado los 50.000 millones de euros ¡ªo 100.000, qui¨¦n sabe cu¨¢nto ha sido¡ª que se ha inyectado en ayudas a los pobres bancos, v¨ªctimas de una ciudadan¨ªa carro?era que se ensa?¨® con ellos en una petici¨®n de cr¨¦ditos claramente delictiva? ?Estamos ya haciendo una recolecta para pagar a escote las becas y libros que el ministro Wert, en aras de la excelencia educativa, ha decidido recortar? ?Hemos iniciado la campa?a de enfermarnos levemente, pero con alg¨²n tipo de dolencia que permita cobrar a los pacientes ¡ªnosotros¡ª la abundante dispensaci¨®n de consumibles ¡ªpagaderos al contado o en c¨®modos plazos¡ª a esas entidades tan benefactoras de la humanidad como Capio, Ribera Salud, o HIMA San Pablo, jacarandosa empresa puertorrique?a, pionera en un emocionante turismo de salud, y que ha decidido sentar aqu¨ª sus reales, a la vista de nuestro espl¨¦ndido sol y de que incluso en algunas calles de esta Espa?a que tanto nos duele lucen, como all¨¢ en su c¨¢lida tierra, altivas y elegantes palmeras? ?Ponemos algo, unos eurillos, no s¨¦, alg¨²n aguinaldo, para que Ignacio Gonz¨¢lez ¡ªayudado en sus desvelos por Esperanza Aguirre, cu¨¢nto les debemos¡ª y Mr. Sheldon Adelson, donoso caballero, levanten con gran esfuerzo y sufrimiento ese regalo de la providencia para acabar con la crisis que va a ser Eurovegas? ?Quiz¨¢ podamos aportar alguna d¨¢diva para que el pobre Cristiano Ronaldo siga cobrando 20 millones al a?o, mientras envidioso mira de reojo a un gal¨¦s apellidado Bale, que ha costado 100 millones de euros? ?Acepta donativos Florentino P¨¦rez, no fuera cosa de que los ahorros de toda una vida sufran alguna injusta mengua?
Gana pulso Jos¨¦ K., conforme dicta su fil¨ªpica, aunque alterado mucho m¨¢s de lo que aconsejan sus datos cl¨ªnicos sobre la tensi¨®n. Logra incorporarse y con ¨¢nimo febril rebusca el libro de citas entre los tres o cuatro ejemplares que siempre tiene en la mesilla, ya mugrientos de tanto uso. Quiere comprobar la exactitud del recuerdo. S¨ª, s¨ª, es tal cual pensaba: ¡°?Arriba, harag¨¢n! ?No desperdicies la vida! Ya dormir¨¢s bastante en la sepultura¡±. Eso fue lo que dej¨® escrito aquel estadista y cient¨ªfico del siglo XVIII que fue Benjamin Franklin, inventor, nada m¨¢s y nada menos que del pararrayos, instrumento util¨ªsimo, como ustedes saben, con la que est¨¢ cayendo.
As¨ª que Jos¨¦ K., a la vista de que ya ha pasado, con mucho, la mitad de la vida probable, y por tanto est¨¢ m¨¢s cerca del descanso en el hipogeo que de las inconveniencias del acn¨¦, decide levantarse. Brioso, se lanza a la calle.
Advierto a la ciudadan¨ªa que lleva un humor de perros: muerde.
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