Catalu?a europea
Comisi¨®n y Euroc¨¢mara diluyen el espejismo de una secesi¨®n con permanencia en la UE
Cualquier territorio que se desgaje de un Estado miembro de la Uni¨®n Europea (UE) quedar¨¢ autom¨¢ticamente excluido de la misma y recibir¨¢ el tratamiento de pa¨ªs tercero. Esto es lo que indican los Tratados comunitarios, pues sus firmantes y partes constituyentes son los Estados, y no sus regiones o ciudades. Esto es lo que se?ala la doctrina jur¨ªdica internacional sobre la sucesi¨®n de Estados en caso de desmembramiento. Y esto mismo es lo que acaban de recordar las autoridades comunitarias a la Generalitat y al independentismo catal¨¢n.
La respuesta, obvia para cualquier persona m¨ªnimamente letrada, pero rehuida, ocultada o minimizada por el nacionalismo perif¨¦rico, no es nueva. La formularon anteriormente los presidentes de la Comisi¨®n Romano Prodi y Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso: conviene recordar que la Comisi¨®n no es solo la instituci¨®n ejecutiva de la UE, sino la primera gestora de su legitimidad jur¨ªdica, en su condici¨®n de guardiana de los Tratados.
Lo nuevo quiz¨¢ sea la contundencia con que se ha reiterado estos d¨ªas la respuesta. Podr¨¢ deberse a la necesidad institucional de zanjar la confusi¨®n con que el secesionismo se plantea fundar ¡°un nuevo Estado de Europa¡±, al falso amparo de la construcci¨®n comunitaria. O a la exigencia espa?ola ante Bruselas. O a ambas cosas. Pero el motivo de este aluvi¨®n declarativo es asunto de menor cuant¨ªa, pues conecta con el inter¨¦s ciudadano y con la actualidad de la cuesti¨®n catalana.
Se trata en todo caso de un asunto capital que casi siempre se orilla de la discusi¨®n sobre la independencia, pues el recuerdo de la exclusi¨®n de la UE es una de las causas ¡ªjunto con la mejora de la financiaci¨®n auton¨®mica¡ª que reduce sustancialmente la actual ventaja del independentismo en las encuestas. Si ha de ser a costa de su pertenencia a Europa, a la gran mayor¨ªa de los catalanes les disgusta el adi¨®s a Espa?a.
Las precisiones de la Comisi¨®n (y del Parlamento Europeo) son adecuadas porque diluyen el ser¨¢fico espejismo seg¨²n el cual es posible legalmente romper un Estado europeo y seguir en su mismo club, donde todos los socios mantienen derecho de veto sobre la adhesi¨®n de nuevos miembros. Por no entrar en el ¨¢mbito pol¨ªtico, donde la amenaza de ruptura territorial inhibir¨ªa de cualquier veleidad a pa¨ªses con cuestiones similares, como nuestros vecinos Francia e Italia.
Editoriales anteriores
Tambi¨¦n son oportunas porque al final Bruselas debe suplir el d¨¦ficit de informaci¨®n solvente a los ciudadanos que ni Barcelona ni tampoco Madrid ¡ªa diferencia de Londres¡ª cubren.
La Generalitat de Converg¨¨ncia y Esquerra oculta o manipula esa informaci¨®n con la fantas¨ªa de imposibles apoyos b¨¢lticos ¡ªminimalistas¡ª o la enso?aci¨®n de un et¨¦reo e infundado cambio de circunstancias pol¨ªticas. Su locuaz consejero-portavoz debe relajarse en ese prop¨®sito propagand¨ªstico cotidiano, aunque solo sea porque ¨¦l no es el portavoz de Europa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.