La infanta Cristina se fabrica una nueva vida
La familia Urdangarin Borb¨®n lleva ya un mes instalada en Ginebra Residen en un elegante ¨¢tico de seis habitaciones por el que pagan al menos 6.000 euros al mes y disfrutan alejados de los focos y los problemas, de la discreci¨®n de la ciudad suiza
El palacete de Pedralbes, imagen de la opulencia en la que I?aki Urdangarin y su familia vivieron durante 10 a?os, lleva ya un mes cerrado. Est¨¢ a la venta por 9,8 millones de euros en varias webs inmobiliarias especializadas en residencias de lujo. En sus habitaciones solo quedan unos pocos muebles. Los propietarios no tienen planes de regresar. Est¨¢n instalados en la aristocr¨¢tica Rue des Granges de Ginebra, en un ¨¢tico de lujo menos expuesto a la curiosidad. Privacidad es lo que la infanta Cristina busca para los suyos en esta nueva etapa de su vida. Vivir en Barcelona en medio del hurac¨¢n desatado por el caso N¨®os y la imputaci¨®n del duque era ya insostenible para toda la familia.
Fue la hija menor de los Reyes quien decidi¨® volver de Estados Unidos hace dos a?os. No pod¨ªa soportar m¨¢s la lejan¨ªa de Espa?a. Se sent¨ªa aislada. Pero solo un a?o en Barcelona le ha servido para darse cuenta de que sus cuatro hijos estar¨¢n mejor si ponen distancia a los problemas judiciales de su padre. La exposici¨®n medi¨¢tica y los comentarios de los compa?eros de colegio se convirtieron en un problema irresoluble. Para ella y su marido la situaci¨®n era igualmente insostenible, incluso en c¨ªrculos en los que antes se les proteg¨ªa como el Club de Tenis de Barcelona, famoso por su discreci¨®n, adonde acud¨ªan casi a diario. A los socios, miembros de la alta burgues¨ªa de la ciudad, no les gustaba la presencia de prensa en la puerta y tampoco las reuniones que la pareja manten¨ªa all¨ª con sus abogados para dise?ar estrategias. As¨ª que de nuevo fue la infanta quien tom¨® la iniciativa de buscar destino en el extranjero con el visto bueno del Rey.
Primero pensaron en Catar y en que fuera Urdangarin quien buscara trabajo. Recurrieron a su vieja amistad de ida y vuelta con el t¨¦cnico Valero Rivera para intentar encontrar un cargo en la selecci¨®n nacional de balonmano. Pero los planes se frustraron por la falta de titulaci¨®n del duque. Luego se baraj¨® Londres como destino de la familia. All¨ª vive la familia griega de la infanta y all¨ª pasa la reina Sof¨ªa mucho tiempo. Tampoco pudo ser. Fue finalmente La Caixa quien encontr¨® soluci¨®n a los problemas de su distinguida empleada y Ginebra fue la ciudad elegida. En colaboraci¨®n con la fundaci¨®n del Ag¨¢ Jan ¡ªuno de los mejores amigos del rey Juan Carlos¡ª, dise?aron un puesto para ella como directora de relaciones internacionales y adem¨¢s fabricaron una nueva vida para la familia.
La infanta y sus cuatro hijos son los que tienen el carn¨¦ de residentes en Suiza; no as¨ª Urdangarin, que sigue viviendo oficialmente en Barcelona, aunque nadie oculta que pasa casi todo el tiempo en Ginebra y solo regresa a Espa?a para atender sus problemas judiciales. La pareja se muestra s¨®lida y unida en medio de la tormenta.
En un pa¨ªs acostumbrado a los vecinos famosos que buscan discreci¨®n, la presencia de una infanta espa?ola pasa casi desapercibida. En Suiza, la discreci¨®n es una norma, y la mudanza de Cristina de Borb¨®n a orillas del lago Leman no es una noticia destacada para la prensa local. La periodista Val¨¦rie Duby, del diario Le Matin, lo corrobora: ¡°A pesar de que conocemos bien la direcci¨®n exacta del domicilio de la infanta, preferimos no hacer fotos de la fachada del inmueble. La direcci¨®n del diario consider¨® que era un atentado a su intimidad¡±. No ha sucedido lo mismo en la prensa espa?ola. Seis agencias de noticias y una revista han seguido sus pasos hasta Ginebra ¡ªalguna todav¨ªa hace guardia¡ª. La familia Urdangarin Borb¨®n cuenta con protecci¨®n que le proporcionan los servicios espa?oles de seguridad, aunque, seg¨²n fuentes policiales, es mucho menos que en Espa?a porque el nivel de riesgo es Suiza es menor.
La Rue des Granges, en la que se han instalado los Urdangarin Borb¨®n, se encuentra cerca de la Place des Bastions y sobrevuela el imponente Muro de los Reformadores. Se llega a esta zona que domina Ginebra desde el coraz¨®n del casco antiguo, subiendo por la Grande Rue desde el centro comercial de la Rue de la Conf¨¦d¨¦ration. Se trata de un barrio con solera que hace las delicias de los turistas chinos y donde tiene casa Kofi Annan, ex secretario general de Naciones Unidas, y muchos miembros de la alta sociedad de Ginebra. Otros vecinos, sin embargo, sostienen que el barrio ¡°ya no es lo que era, entre los turistas, el ruido nocturno y la inseguridad creciente¡±.
La residencia de la infanta es descrita como ¡°una casa grandiosa, noble y a un tiro de piedra del ayuntamiento de Ginebra¡±. El alquiler que pagan es de 6.000 euros mensuales, seg¨²n fuentes pr¨®ximas a la pareja. Sin embargo, de acuerdo con las tarifas de la zona ronda los 10.000 m¨¢s gastos.
Es notablemente m¨¢s peque?a que Pedralbes, pero aun as¨ª tiene seis habitaciones que acogen al matrimonio y a sus cuatro hijos ¡ªJuan, Miguel, Pablo e Irene¡ª y donde esperan recibir muchas visitas. La primera en acudir fue la infanta Elena, que ayud¨® a su hermana a instalarse en los ¨²ltimos d¨ªas del mes de agosto. Poco despu¨¦s lleg¨® Claire Liebaert, la madre de I?aki Urdangarin, que est¨¢ dispuesta a pasar con ellos largas temporadas. Para los pr¨®ximos d¨ªas se espera la llegada de la Reina para felicitar a su nieto Juan, que el d¨ªa 29 cumple 14 a?os.
Los hijos de la infanta Cristina e I?aki Urdangarin estudian en la Ecole Internationale de la Route de Ch¨ºne, en el centro de Ginebra, una de las m¨¢s exclusivas, cuyas tarifas van desde 16.000 euros anuales para el preescolar hasta 26.000 euros para los cursos superiores. La infanta tiene descuento a partir del tercer hijo.
¡°Se trata de una instituci¨®n educativa de reconocido prestigio a la que solo acceden los hijos de las ¨¦lites de Ginebra y de los ejecutivos internacionales de m¨¢s alto nivel¡±, explica Loly Bolay, una pol¨ªtica nacida en Galicia que trabaja como diputada del Partido Socialista de Suiza. Ella ya ha coincidido con los Urdangarin Borb¨®n. ¡°Fue en el Caf¨¦ Papon, donde suelo desayunar en los descansos de las sesiones del Parlamento, y que parece ser uno de los lugares favoritos de la infanta. No les coment¨¦ que soy diputada. Me present¨¦ como una simple ciudadana espa?ola, d¨¢ndoles la bienvenida a Ginebra¡±. Y a?ade: ¡°La infanta dista mucho de llevar una vida discreta¡±, explica la diputada. ¡°Se la ve mucho por el centro de Ginebra, y no es nada raro cruz¨¢rsela en tiendas o mercadillos acompa?ada de sus hijos. No est¨¢n de inc¨®gnito, ni mucho menos. Ginebra es consciente de su presencia¡±.
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