Una quiebra evitable
La ruina de las radiales de peaje deber¨ªa ser objeto de una investigaci¨®n sobre responsables
La quiebra de la autopista radial de Madrid a Guadalajara cierra el c¨ªrculo de fracasos de las autopistas radiales de Madrid, infraestructuras de pago mal dise?adas y peor ejecutadas por el segundo gobierno de Aznar y entusi¨¢sticamente defendidas, en contra de toda racionalidad econ¨®mica, por la Comunidad aut¨®noma madrile?a. La quiebra de las radiales y de las v¨ªas de peaje Madrid-Toledo, Oca?a-La Roda y Cartagena-Vera, tambi¨¦n en concurso de acreedores, presenta una deuda descomunal, de unos 3.600 millones de euros. Y plantea la duda de si el Estado tiene que acudir con dinero p¨²blico a enjugar las consecuencias de este fracaso.
El hundimiento de las radiales madrile?as no es una consecuencia inevitable de la recesi¨®n econ¨®mica. El proyecto fallaba desde el principio al menos en dos grandes par¨¢metros. El primero fue un dise?o global absurdo; mientras la M-50, anillo exterior de Madrid se convirti¨® en una v¨ªa de tr¨¢fico gratuito, las cuatro radiales fueron de peaje a pesar de que exist¨ªan c¨®modas autov¨ªas gratuitas para salir y entrar en la capital. A este desprop¨®sito se sum¨® un c¨¢lculo excesivamente optimista del tr¨¢fico potencial por las autopistas. La viabilidad econ¨®mico-financiera de las radiales no pod¨ªa justificarse si no era con una proyecci¨®n inflada del n¨²mero de veh¨ªculos que pagar¨ªan el peaje, a sabiendas de que tales c¨¢lculos eran ilusorios.
A estas dos causas principales hay que sumar el falta de medidas en¨¦rgicas durante los gobiernos de Zapatero para corregir los desequilibrios crecientes entre ingresos y gastos y un coste de las expropiaciones exigidas muy superior a lo previsto. La ruina de las radiales era un acontecimiento predecible, sobre el que deber¨ªa iniciarse una investigaci¨®n de responsabilidades directas, pol¨ªticas y empresariales.
Editoriales anteriores
En esta cadena de concursos de acreedores el Gobierno se encuentra atrapado en una situaci¨®n sin salida. Una liquidaci¨®n de las concesionarias situar¨ªa al Estado en la obligaci¨®n de hacer frente a las responsabilidades patrimoniales inherentes a los contratos de concesiones; y probablemente perder¨ªa el dinero de los contribuyentes entregado con anterioridad en forma de cr¨¦ditos blandos. En la situaci¨®n actual, la liquidaci¨®n ser¨ªa m¨¢s costosa para el contribuyente ¡ªde nuevo el m¨¢s perjudicado en esta demostraci¨®n de incompetencias¡ª que articular alguna salida societaria, con participaci¨®n p¨²blica, que permita a las concesionarias seguir funcionando.
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