Gobernar seg¨²n las reglas
La gesti¨®n p¨²blica china de hoy se basa excesivamente en confianzas personales y en familias
China se enfrenta al reto -reconocido por sus nuevos dirigentes- de pasar de un sistema de gobernanza basado en el ¡°clan¡± a uno basado en ¡°reglas¡±. Las sociedades utilizan distintos mecanismos para salvaguardar los intereses de sus ciudadanos y organizaciones durante sus interacciones socioecon¨®micas. Para ello, dos tipos de gobernanza son b¨¢sicos: uno basado en reglas y otro en relaciones. ?stos conforman un continuo en el que se sit¨²an los distintos posibles sistemas. La gobernanza basada en clan se apoya en la reputaci¨®n y confianza individuales, alimentada por la reciprocidad. En cambio, la basada en reglas, utiliza instituciones imparciales para guiar las interacciones y resolver las posibles disputas que puedan surgir.
De momento, la gobernanza china se basa excesivamente en confianzas personales y en ¡°familias¡±, lo que en chino se denomina guanxi: las empresas p¨²blicas y sus entramados corporativos, pol¨ªticos y financieros; los mandatarios centrales y sus distintas tribus internas del partido comunista; los entes locales y sus redes clientelares.
Los Indicadores de Gobernanza del Banco Mundial otorgan a China unos p¨¦simos resultados en control de la corrupci¨®n, en calidad regulatoria y en ¡°imperio de la ley¡± (rule of law). En todos ellos, est¨¢ por debajo de la media de pa¨ªses con rentas per c¨¢pita similares a las suyas y a a?os luz de Europa y EEUU. Resulta ir¨®nico que la gobernanza en base a relaciones y afiliaciones haya sido ¨²til para China durante su r¨¢pido desarrollo de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Un sistema basado en reglas requiere una infraestructura institucional fuerte¡ªadministraci¨®n, judicatura, autoridades regulatorias¡ªno susceptible a la captura, con una legitimidad amplia. Crear y sustentar dicha infraestructura no es f¨¢cil en situaciones de bajo desarrollo econ¨®mico, caos, conflictividad y mucha fragmentaci¨®n, caracter¨ªsticas del ¨²ltimo siglo y medio chino.
El presidente Xi pretende pasar de la gobernanza tradicional al modelo del imperio de la ley
A falta de un sistema institucional desarrollado y frente a altas cuotas de incertidumbre, las relaciones y fidelidades personales son fundamentales: garantiza la seguridad de la interacci¨®n entre las partes. Sin embargo, ocurre que, cuando se alcanza cierto grado de desarrollo econ¨®mico, para continuar evolucionando hace falta superar los sistemas de clan. S¨®lo un sistema basado en reglas -donde se garantizan las oportunidades de todo ciudadano, sea o no del clan en el poder- es capaz de ordenar la econom¨ªa y la sociedad a gran escala.
Afortunadamente para China, parece que en ello est¨¢n el Presidente Xi y el Primer Ministro Li a juzgar por la reciente redada al sistema financiero informal o por el fuerte aumento de las sanciones a empresas nacionales por pr¨¢cticas anticompetitivas. La batalla se prev¨¦ enorme, ya que sus adversarios, las mismas redes clientelares que han permitido el desarrollo chino, se opondr¨¢n con u?as y dientes a perder relevancia.
A un reto similar se enfrenta Espa?a y deber¨ªa tomar nota del esfuerzo chino. Nuestro sistema de gobernanza ¡°en clan¡± tambi¨¦n parece agotado. Aunque estemos muy por encima de China en los indicadores mencionados, estamos retrasados en relaci¨®n a nuestros vecinos europeos y siempre por debajo de la media de los pa¨ªses con renta per c¨¢pita similar a la nuestra. Sin duda, las redes personales han sido importantes para avanzar en nuestro desarrollo -el ejemplo m¨¢s claro es el soporte social que proveen en un pa¨ªs con una protecci¨®n social limitada y un mercado laboral desastroso- pero hoy niegan oportunidades a los ¡°no-miembros¡± y mantienen privilegios inaceptables. Adem¨¢s, este tipo de gobernanza genera una alta conflictividad social, ya que los choques entre clanes suelen ser sin cuartel. Un sistema basado en reglas b¨¢sicas ayudar¨ªa, por ejemplo, a templar algunos de los actuales debates sobre las balanzas fiscales, el reparto del d¨¦ficit entre administraciones o la manipulaci¨®n de nuestro Tribunal Constitucional.
La gobernanza basada en redes personales y clientelares se vislumbra en cotos exclusivos de colegios profesionales y cuerpos de funcionarios; partidos pol¨ªticos donde quien se mueve no sale en la foto; empresas cuyos consejos juntan a directivos intocables (por la prensa y la justicia) con ex pol¨ªticos de cuestionable val¨ªa estrat¨¦gica. La alta informalidad de nuestra econom¨ªa (25% del PIB, seg¨²n estimaciones, el doble que la media de la zona Euro) es otra clara demostraci¨®n de este mal nuestro.
Espa?a debe tomar nota del ejemplo chino y acabar con los restos de redes clientelares
Desgraciadamente, no parece que estemos dando pasos en la direcci¨®n adecuada. Las ¨²ltimas propuestas de nuestro gobierno en materia de dise?o institucional -desde la Autoridad Fiscal Independiente a la Comisi¨®n Nacional de Mercados y de la Competencia- est¨¢n escandalosamente dise?adas para garantizar su sumisi¨®n al clan gobernante, dejando de lado cualquier atisbo de imparcialidad.
Como casi siempre en el ¨²ltimo lustro, Europa puede ser la soluci¨®n. Nuestros vecinos europeos -ya no s¨®lo la Comisi¨®n Europea- empiezan a constatar y a explicitar que para continuar en la integraci¨®n europea, todos los estados miembros deben tener altos niveles de gobernanza en base a reglas. Wolfgang Schauble (El Pa¨ªs, 19/7/13) identificaba la necesidad de reforma de ¡°las Administraciones y los sistemas jur¨ªdicos y fiscales¡± de los pa¨ªses en crisis. Despu¨¦s del estrepitoso fallo sist¨¦mico de Grecia, del espect¨¢culo italiano y los inveros¨ªmiles casos de corrupci¨®n en Espa?a, nuestros vecinos del Norte dudan de poder combinar pa¨ªses con tan alta disparidad en calidad institucional.
En este proceso, no debemos confundir gobernanza basada en reglas con la hiper-regulaci¨®n. ?sta es la inundaci¨®n de letra peque?a del sistema y de la vida socioecon¨®mica. Y es bien sabido que los pa¨ªses m¨¢s burocr¨¢ticos son los m¨¢s corruptos. Se trata de avanzar en pocas reglas, pero escritas en may¨²sculas. Sobre todo, se trata de adoptar acuerdos -no formales en muchos casos, aunque si expl¨ªcitos- de que esas reglas las aplicaremos sin triqui?uelas ni t¨¢cticas latinas. ?Nos ponemos?
?ngel Saz-Carranza Director de ESADEGeo (Centro de Econom¨ªa y Geopol¨ªtica Global de ESADE)
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