Optimismo tur¨ªstico
La expectativa de r¨¦cord en visitantes e ingresos no debe velar la urgencia de mejorar el modelo
En el momento en que una recesi¨®n empieza a tocar fondo, que es la situaci¨®n actual, la buena evoluci¨®n de algunos indicadores suele provocar euforias desmedidas. Ha sucedido con las escu¨¢lidas estad¨ªsticas del mercado laboral y no deber¨ªa ocurrir lo mismo con el turismo. Es innegable que la evoluci¨®n es excelente; sin duda, estamos ante el mejor verano tur¨ªstico desde que empez¨® la crisis. La afluencia de rusos (avance del boom del turismo asi¨¢tico que muchos soci¨®logos y economistas pronostican para el pr¨®ximo decenio), alemanes e ingleses ha llevado a marcas hist¨®ricas de visitas en julio y agosto; hasta el punto de que es muy probable que este a?o se sobrepase el r¨¦cord de 58 millones de turistas y los ingresos para la econom¨ªa espa?ola superen los 60.000 millones de euros.?
Parte de este ¨¦xito se explica por una raz¨®n coyuntural: los destinos del norte de ?frica y Turqu¨ªa no se perciben como seguros. No hay garant¨ªa, pues, de que el ¨¦xito se prolongue durante pr¨®ximas temporadas. No obstante, pase lo que pase en el futuro, la inyecci¨®n de dinero ¡ªno se olvide que el turismo es la primera industria espa?ola¡ª llega en un momento dif¨ªcil para la econom¨ªa, aquejada de una debilidad preocupante del consumo que este gasto tur¨ªstico puede reanimar, aunque sea temporalmente.
Pero que el turismo evolucione de manera excepcional no es motivo para engarzar c¨¢lculos febriles sobre una pr¨®xima recuperaci¨®n de la econom¨ªa, como se pretende argumentar desde instancias oficiales. En el brillante verano de 2013 aparecen algunos borrones importantes. Uno de ellos es la inseguridad de los turistas espa?oles, cuya mala situaci¨®n econ¨®mica lleva a recortar todav¨ªa sus vacaciones. No puede hablarse pues de plena confianza en la reactivaci¨®n. Otro es la ca¨ªda de visitantes extranjeros en la Comunidad de Madrid, nada menos que un 22%. Y este es el indicio que lleva a sospechar que en pol¨ªtica tur¨ªstica no se ha hecho todo bien ¡ªel servicio y la calidad de las infraestructuras deja mucho que desear en algunas zonas¡ª y que el volumen masivo de visitantes no deber¨ªa evitar un examen estructural m¨¢s profundo.
Editoriales anteriores
Para empezar, hay que preguntarse si existe una pol¨ªtica tur¨ªstica coordinada o si simplemente se sobrevive con pol¨ªticas auton¨®micas, mejor o peor conocidas y desarrolladas, sin conexi¨®n entre s¨ª. Resulta, por a?adidura, que desde la d¨¦cada de los ochenta viene proclam¨¢ndose la necesidad, incluso la urgencia, de enriquecer el modelo tradicional de sol y playa, que proporciona visitantes con poder adquisitivo medio-bajo, con promociones que atraigan a visitantes de mayor poder adquisitivo. Pero durante d¨¦cadas poco se ha hecho al respecto; se conf¨ªa m¨¢s en la rutina playera que en el m¨¢s complejo turismo cultural, por ejemplo, que exige planificaci¨®n e inversi¨®n en nuevas infraestructuras. La falta de una pol¨ªtica tur¨ªstica com¨²n tiene mucho que ver en esta carencia.
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