Lugares que deber¨ªas ver antes de hacerte viejo: Pelourinho

Los ricos hacendados, los terratenientes, los altos funcionarios portugueses y las familias enriquecidas por el comercio con la metr¨®poli levantaron en el Pelourinho los m¨¢s bellos edificios barrocos de Brasil. Pero con el traslado de la capital a R¨ªo y el hundimiento del comercio del az¨²car, las familias burguesas fueron desapareciendo y el Pelourinho empez¨® a degradarse hasta convertirse en la zona m¨¢s lumpen y marginal de la ciudad. Fue ese Pelourihno decr¨¦pito y maloliente el que conoci¨® el fot¨®grafo franc¨¦s Pierre Verger y por el que se mov¨ªa a sus anchas con la c¨¢mara y sus amigos negros.
Quien sabe, quiz¨¢ gracias a ese abandono, a que sus palacios fueron compartimentados y ocupados por los m¨¢s desfavorecidos de una ciudad llena de desigualdades, a que sus iglesias no recibieron ni una mano de pintura en d¨¦cadas y a que nadie en su sano juicio se hubiera ido a vivir a un barrio como ese, por lo que el Pelourinho se salv¨® de la especulaci¨®n urban¨ªstica y de los efectos nocivos de la modernidad.
En 1985 la UNESCO lo declar¨® Patrimonio de la Humanidad y en 1991 el gobierno federal brasile?o emprendi¨® un ambicioso programa de reformas sobre los m¨¢s de 800 edificios hist¨®ricos catalogados en el barrio. Una tarea de titanes, pero que poco a poco ha ido dando sus resultados. Las viejas fachadas enmohecidas y llenas de ronchones se revocaron y pintaron con los colores vivos y chillones de Bah¨ªa ¨Cazules celestes, amarillos, almagres, salm¨®n ¨C, las iglesias y los conventos se rehabilitaron y abrieron al p¨²blico, las plazas se adoquinaron de nuevo para ganarlas como espacios urbanos. Un lavado de cara que ha hecho de este barrio hist¨®rico el lugar m¨¢s ¡°in¡± de Bah¨ªa, al que se trasladan ahora artistas, j¨®venes con inquietudes culturales y muchos extranjeros. Tres siglos despu¨¦s, la perla colonial de Brasil vuelve a brillar con todo su esplendor.

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