Los nuevos zares de Londongrado
Unos 300.000 rusos residen en la capital brit¨¢nica, entre ellos, oligarcas adictos al poder y la ostentaci¨®n. Ahora, un 'reality' se encarga de mostrar sus vidas excesivas en televisi¨®n
Un tsunami de millones lleva ya m¨¢s de una d¨¦cada derram¨¢ndose desde las alcantarillas de la corrupci¨®n y la evasi¨®n fiscal rusa hasta el mism¨ªsimo coraz¨®n de Londres. Los tabloides brit¨¢nicos hierven con titulares relacionados con las vidas lujosas y lujuriosas de oligarcas rusos adictos al poder y a la ostentaci¨®n econ¨®mica, cuyas vidas transcurren entre yates, jets privados, apartamentos de lujo y mujeres hermosas sobre las que llueve el champ¨¢n, las ostras, el buen caviar y todos los productos de lujo que el mercado sabe ofrecer.
Su exhibicionismo econ¨®mico parece no tener l¨ªmites as¨ª que la cadena Fox UK ha decidido aprovecharlo y convertirlo en un reality titulado Meet the Russians, reci¨¦n estrenado. Multimillonarios rusos de bajo perfil medi¨¢tico como Mohammed Zahoor, que aspiran a emular a Roman Abram¨®vich, futbolistas como Pavel Pogrebnyak y sobre todo mujeres de melena oxigenada que se gastan el dinero de sus maridos en diamantes, pieles y bolsos -como Kamaliya, la mujer de Zahoor, a quien su marido quiere convertir en la Lady Gaga rusa- desfilan por este programa algo obsceno que posa su mirada sobre ese otro Londres al que los propios rusos han rebautizado como Londongrado.
?A solo cuatro horas de Mosc¨², pilar esencial de las finanzas europeas, con boutiques sofisticadas y restaurantes chic y, sobre todo, con un m¨¢s que ben¨¦volo r¨¦gimen fiscal que permite a los multimillonarios manejar fortunas escondidas en para¨ªsos fiscales sobre las que no est¨¢n obligados a dar explicaciones, Londongrado acoge a unos 300.000 rusos y ciudadanos de las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas.
Entre ellos hay mucho oligarca con millones de procedencia dudosa acumulados durante la d¨¦cada de los noventa tras el expolio y privatizaci¨®n de los recursos naturales rusos. En 2004 el 40% de la econom¨ªa rusa estaba controlada por apenas veinte empresarios, seg¨²n el fondo de inversi¨®n Hermitage Capital Management, una concentraci¨®n de poder sin precedentes en las econom¨ªas capitalistas. Tras la llegada al poder de Vlad¨ªmir Putin en 2000 sus intentos de interferir en el manejo de esas fortunas, con m¨¦todos m¨¢s propios de la Rusia estalinista que de una econom¨ªa de mercado, llevaron a muchos de esos oligarcas a abandonar su pa¨ªs.
Maldecidos o bendecidos por Putin, Londres es el club exclusivo en el que residen o se divierten hombres como Albert Mamut (due?o de la web LiveJournal y de la cadena de librer¨ªas brit¨¢nicas Waterstones), Oleg Deripaska (propietario de Rusal, la empresa de aluminio m¨¢s grande del planeta), Alexander Lebedev (banquero, inversor, ex esp¨ªa y due?o del Evening Standard y The Independent) Alisher Usmanov, (sus tent¨¢culos tocan desde el acero hasta al equipo Arsenal ) o Yevgeny Chichvarkin (propietario de la principal compa?¨ªa de telefon¨ªa m¨®vil rusa, Yevroset).
Se emborrachan en restaurantes con nombres como Novikov o Mari Vanna e invierten en los barrios Kensington y Chelsea, donde Roman Abram¨®vich adquiri¨® una mansi¨®n por 115 millones de euros en febrero. El hombre m¨¢s rico de Ucrania, Rinat Ahkmetov, se gast¨® sin pesta?ear 167 millones en comprar dos pisos en One Hyde Park, el conjunto residencial de apartamentos m¨¢s caro del planeta, donde tendr¨¢ de vecino a Vladislav Doronin,?el Donald Trump ruso, magnate inmobiliario y novio de Naomi Campbell.
¡°Hasta hace un par de a?os los oligarcas rusos adem¨¢s pensaban que mud¨¢ndose a Londres evitar¨ªan ser asesinados, secuestrados o extraditados a Rusia¡± afirma el periodista Mark Hollingsworth, autor del libro Londongrado, desde Rusia con dinero. Sin embargo, la muerte reciente de varios empresarios en circunstancias extra?as inyect¨® el miedo entre los Novyi Russkii (nuevos ricos rusos). Pero en el reality Meet the Russians el miedo no es parte de la programaci¨®n. De lo que se trata es de explotar el espect¨¢culo que ofrecen un mont¨®n de ricos con acento del este de Europa gastando sin ninguna elegancia fortunas disparatadas. El primer cap¨ªtulo fue tal org¨ªa de ostentaci¨®n y exhibicionismo que todos los cr¨ªticos coincidieron en que hac¨ªa tiempo que no se ve¨ªa semejante dosis de mal gusto en televisi¨®n. Londongrado en estado puro.
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