Francisco
Y se me ocurre que bien podr¨ªa obrar el milagro de denunciar el Concordato con el Estado espa?ol por injusto, arbitrario e inconstitucional
El secretario general de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, est¨¢ consiguiendo que, a mi pesar, me caiga cada d¨ªa mejor el nuevo papa, Francisco. Sus reacciones ante las reformas anunciadas, o los comportamientos demandados, me excitan. La ¨²ltima, desde luego, fue gloriosa. Preguntado sobre c¨®mo valoraba las declaraciones de su jefe sobre las mujeres o los gais, dej¨® salir de sus entra?as una enorme sonrisa y exclam¨® un alborozado ¡°muy bien, muy bien¡±.
Mart¨ªnez Camino, que suele ser el portavoz de su organizaci¨®n, ejerci¨® de cura como los que yo he conocido en mi infancia. Un gesto de cinismo sin l¨ªmites para mostrar una aparente coincidencia con la doctrina de Francisco. ?l, Juan Antonio, que ha sido el azote de abortistas, de lesbianas, de gais, de utilizadores de condones, se ha reconvertido, de golpe, en propagandista de una Iglesia tolerante que amenaza con perseguir m¨¢s a la pederastia que a los practicantes libres del sexo.
Y heme aqu¨ª, sufriendo de una creciente simpat¨ªa por el nuevo Papa de una organizaci¨®n a la que soy ajeno y que me ha repugnado desde que llegu¨¦ a la edad adulta.
Pero siento una enorme desconfianza. Porque todav¨ªa me gusta m¨¢s el Papa por el rechazo que provoca entre sus fachones representantes en Espa?a que por lo que hace. A ver si da el pasito que pueda convertir en realmente positivos mis sentimientos hacia ¨¦l. Y se me ocurre que bien podr¨ªa obrar el milagro de denunciar el Concordato con el Estado espa?ol por injusto, arbitrario e inconstitucional. Lo que no se ha atrevido a hacer ning¨²n pol¨ªtico laico espa?ol puede hacerlo ¨¦l. Ser¨ªa casi tanto como el milagro que se atribuye a su antecesor Juan, que fue, adem¨¢s, sectario, porque solo cur¨® a una persona pudiendo curar a todas.
?Renunciar¨ªan con buena cara Juan Antonio y sus compas a esa p¨¦rdida de privilegios?
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