El mel¨®n y la infanta
Las sentencias del caso Malaya parec¨ªan un nuevo tipo de loter¨ªa. Incluso echamos en falta a los ni?os de San Ildefonso anunciando multas y condenas. La infanta Elena decidi¨® interrumpir el descanso de su convaleciente padre. La taleguera que colgaba de sus manos de amazona, dejaba entrever su contenido: un mel¨®n, el mel¨®n constitucional
Cuenta la leyenda que poco despu¨¦s de mediod¨ªa, cuando la sombra a¨²n es m¨ªnima, y aprovechando que la reina y el pr¨ªncipe estaban lejos de la capital, la infanta Elena decidi¨® interrumpir el descanso de su querido y convaleciente padre, el rey haci¨¦ndole una visita en solitario. En cuanto la primog¨¦nita baj¨® del coche a las puertas del hospital todos los ojos se clavaron en la talega semitransparente que, colgando segura de sus manos de amazona, dejaba entrever su delicioso y esot¨¦rico contenido: un mel¨®n. Los presentes entendieron que se trataba, sin duda, del mel¨®n constitucional. As¨ª la audaz cortes¨ªa ven¨ªa cargada de esa fruta de la que todos hablan pero que, como s¨ª de una nueva caja de Pandora se tratase, nadie se decide a abrir. La infanta conocedora de las propiedades cardiosaludables y reparadoras de esta cucurbit¨¢cea decidi¨® servirla esa misma tarde y all¨ª se merendaron entre los dos el tan tra¨ªdo y llevado mel¨®n constitucional. Con inmediatos beneficios para la recuperaci¨®n real, ya que un d¨ªa y medio m¨¢s tarde, el martes, el monarca ya descansaba tranquilamente en su confortable habitaci¨®n de la Zarzuela, con el consiguiente regocijo de todos y todas en el reino.
Esta primera semana de octubre ha venido llena de buenas nuevas. Las sentencias del caso Malaya, anunciadas a cuenta gotas, parec¨ªan un nuevo tipo de loter¨ªa, incluso echamos en falta los ni?os de San Ildefonso anunciando multas y condenas, Roca elevado a rey Midas de este tipo de sorteo. Al mismo tiempo, el desempleo toca techo y fondo a la vez. Fabra por fin ha ido a juicio, con unos modales un tanto hoscos por la incomodidad del banquillo o seguramente porque la aglomeraci¨®n de prensa le resultaba menos controlable que los tribunales. Pero la guinda del optimismo lleg¨® de Tokio: la visita de Mariano Rajoy a la corte del crisantemo. Casi tan republicano y alto como Gary Cooper, fu¨¦ incapaz de flexionarse ante un emperador considerablemente mas bajito y mayor que ¨¦l. Con todo y esa rigidez lumbar, Mariano acept¨® una s¨²per flor en el ojal que le daba un aire de Dolly Parton hirsuta en Las Vegas y cuyo fuerte aroma oriental le insufl¨® mayor seguridad a su optimista discurso en la lengua de Cervantes y no en ingl¨¦s o japon¨¦s, demostrando que el partido del Gobierno, cuando quiere, sabe rectificar el disco duro felizmente.
Hemos olfateado como se desvanece el poder del rey de Italia y emperador medi¨¢tico, Silvio Berlusconi. Montando una farsa, haciendo telenovela y perdiendo los papeles. En realidad lo que sorprende del pathos berlusconiano es que de todas las cosas que podr¨ªan hacerle pupa, al final es la propia pol¨ªtica la que consigue ponerlo contra las cuerdas. Con ella se convirti¨® en el primer empresario occidental y presidente al mismo tiempo durante veinte a?os, la pol¨ªtica lo hizo sentirse por encima de todo y ahora la pol¨ªtica es la velina que lo humilla y sentencia. En el fondo es un recordatorio de que la clase pol¨ªtica puede resultarnos desmoralizadora pero en ocasiones tiene que abrir el mel¨®n y rendir cuentas. Llama la atenci¨®n que este fin de reinado pol¨ªtico y medi¨¢tico, sea coincidente con la perdida de audiencia de Telecinco ante Antena 3, las televisiones privadas de nuestro pa¨ªs con mayor inteligencia italiana en sus plantas ejecutivas. Por primera vez en 17 a?os, y por casi un punto Telecinco ve crecerle los colmillos y la cola a la que durante a?os llamo ¡°la cadena triste¡±. Ambas cadenas decidieron hincar el diente no tanto en la menor asesinada en Santiago sino en sus padres, principales sospechosos y novedosas presas de la vor¨¢gine medi¨¢tica. Una vez mas la televisi¨®n destripa melones vestida de justicia y moral sin evitar convertir una tragedia familiar en un poderoso Gran Hermano con excusa: la televisi¨®n refleja la realidad. Cuando la verdad es que la televisi¨®n disfruta exagerando la realidad.
Exagerada y contenta, como es propio en su condici¨®n de reina (de la Copla), regres¨® Isabel Pantoja de M¨¦xico, cargada de maletas y nuevas canciones. Un gui?o a la Piquer, sin duda pero tambi¨¦n una autoafirmaci¨®n. Las 12 maletas con las que avanzaba por el aeropuerto de Barajas le sirven de escudo a todo lo que debe enfrentar. El pr¨®ximo cumplea?os de su hija Isabel, una mayor¨ªa de edad feliz pero complicada, que la maquinaria devoradora del ¡°coraz¨®n¡± espera con ansia y hasta con una cuenta atr¨¢s. Pero sobretodo el dilema planteado por Jessica Bueno, la ex novia de su hijo Kiko, que ya reparte p¨®lvora en televisi¨®n, que plantea llevarse al ni?o a vivir en el Pa¨ªs Vasco, lejos de las aguas del Guadalquivir. Muchos defienden que escuchar al nieto de Pantoja con acento bilba¨ªno har¨ªa much¨ªsimo por la unidad espa?ola, como si al final del concierto heredara el gesto y gritase ?ole abueletxa! al publico del teatro Arriaga. Otros intuyen, desde una tercera v¨ªa, el dilema de J.B., como el de una madre que busca el encaje de su vida, como quien busca el encaje de Catalu?a en Espa?a. ?D¨®nde recibir¨¢ mejor vida ese nuevo infante? ?En el norte postindustrial, lluvioso y de buena merluza o en el sur cuajado de sol, frituras y volantes?
Nadie lo puede saber. Ni siquiera ese or¨¢culo con el interior tachonado de pepitas que dulcemente llaman el mel¨®n constitucional.
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