Emigrantes por voluntad propia

Desde julio, nuestra familia, con dos ni?os, reside en EE<TH>UU. Dejamos dos buenos trabajos en Madrid, vendimos nuestros coches y alquilamos nuestra casa. Estamos obligados como padres a preparar a nuestros hijos para un futuro m¨¢s complejo de lo que podemos intuir y que ya no pasa solo por saber ingl¨¦s, alem¨¢n o qui¨¦n sabe si chino, sino que pasa por poder sentirse bien viviendo fuera de casa, quiz¨¢s muy lejos de casa. Algo que solo se aprende viviendo en el extranjero.

Con este convencimiento, y desde el ejemplo propio, me resulta triste ver que los j¨®venes espa?oles se rasguen las vestiduras al irse a otro pa¨ªs. Algo no funciona bien para que la sociedad econ¨®mica espa?ola no pueda ofrecer un futuro a una generaci¨®n entera. Es innegable, pero qui¨¦n les est¨¢ aconsejando con luces tan cortas al decirles que marchar al extranjero es un castigo o desgracia a esquivar, cuando es justo lo contrario.

No me importa tener que aprender cosas que ya sab¨ªa, porque hemos venido a aprender, no solo los ni?os, sino todos. Lo que m¨¢s echamos de menos no es el jam¨®n, es la familia y la sanidad p¨²blica. Cuando volvamos, la primera seguro que estar¨¢ all¨ª, de la segunda, no estamos tan seguros. Lamentablemente, aqu¨ª no hay pacientes, solo clientes, y ¨²nicamente si puedes pagarlo.¡ª Roberto Pascual.