Al Qaeda se adapta
Washington vuelve a actuar contra un entramado terrorista que plantea nuevos retos
Despu¨¦s de haberse decretado en varias ocasiones su pr¨¢ctica extinci¨®n ¡ªsobre todo tras la muerte de su fundador y l¨ªder, Osama bin Laden¡ª el grupo terrorista Al Qaeda cumple un cuarto de siglo con numerosas evidencias de que sigue actuando. Los golpes m¨¢s sangrientos ya no se ejecutan tanto por el cuerpo central de la organizaci¨®n, debilitado por la represi¨®n, como por franquicias y grupos afines, hasta una decena, seg¨²n fuentes de los servicios occidentales de espionaje; en esos grupos hay, adem¨¢s, una creciente presencia de yihadistas nacidos en pa¨ªses occidentales.
Tras el ¨²ltimo golpe de una de estas filiales ¡ªel atentado de Al Shabab contra un centro comercial de Nairobi en el que hubo decenas de muertos¡ª y la constataci¨®n por parte de EE UU de que los an¨¢lisis que hablaban del ¡°camino hacia la derrota¡± de Al Qaeda pecaban de optimismo, Washington ha pasado a la acci¨®n. As¨ª lo demuestra la operaci¨®n del s¨¢bado pasado en Libia en la que se captur¨® a Nazih al-Ragye, conocido dentro del organigrama de Al Qaeda como Anas al Libi, seg¨²n fuentes de Washington, que le buscaba por su presunta responsabilidad en los atentados contra las Embajadas norteamericanas en Kenia y Tanzania hace 15 a?os (224 muertos y 5.000 heridos). Y el intento de capturar en Somalia al supuesto l¨ªder de la operaci¨®n del centro comercial de Nairobi.
Hace falta aclarar la intervenci¨®n en Somalia, de la que se sabe muy poco. Y tambi¨¦n las circunstancias que han rodeado la detenci¨®n de Anas al Libi en Tr¨ªpoli, calificada de ¡°secuestro¡± por el Gobierno de Libia, que ha reclamado el proceso del detenido ante tribunales libios y no estadounidenses, en una afirmaci¨®n notablemente optimista sobre el estado de cosas en el pa¨ªs tras la revoluci¨®n de 2011. En todo caso, lo ocurrido sugiere la necesidad de renovar las estrategias contra el terrorismo. Los frentes y escenarios se han multiplicado; a los habituales de Irak, Pakist¨¢n y Afganist¨¢n hay que a?adir las oportunidades abiertas al calor de las m¨¢s o menos frustradas revoluciones de la serie de primaveras ¨¢rabes o a la dispersi¨®n de militantes tras la intervenci¨®n francesa en Mal¨ª de este a?o, que en buena parte se han establecido en la orilla sur del Mediterr¨¢neo. Para no hablar de la guerra civil de Siria, en donde se estima una presencia de 8.000 combatientes extranjeros, entre ellos hasta un centenar procedente de Espa?a.
Editoriales anteriores
La capacidad de regeneraci¨®n de Al Qaeda y la incorporaci¨®n de miles de personas nacidas en pa¨ªses occidentales ¡ªen el atentado del centro comercial de Nairobi hab¨ªa yihadistas de EE UU y Reino Unido¡ª exigen que se reformule la lucha global contra el terrorismo. En esta etapa es imperativo tener en cuenta, para no repetirlos, los errores cometidos y analizar las nuevas realidades de la amenaza para construir una estrategia de cooperaci¨®n internacional m¨¢s evolucionada, realista y eficaz que la actual.
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