En octubre de 1937, el dictador dominicano Rafael Trujillo condujo uno de los hechos m¨¢s brutales y desconocidos de la historia del Caribe: la Masacre del Perejil.
Dispuesto a solucionar lo que consideraba ser el ¡°problema haitiano¡±, Trujillo mand¨® asesinar a m¨¢s de 30.000 hombres, mujeres, ni?os y ni?as haitianos que viv¨ªan en Rep¨²blica Dominicana ejerciendo, casi todos ellos, trabajos rurales en condiciones de esclavitud. Se supon¨ªa que la ¡°invasi¨®n¡± haitiana constitu¨ªa una grave amenaza pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural a la sociedad dominicana. Y Trujillo estaba dispuesto a ponerle fin. En pocos d¨ªas, miles de haitianos y haitianas fueron masacrados por las fuerzas militares y policiales dominicanas con hachas, pistolas, cuchillos y palos. Tuvieron el auxilio de los alcaldes locales, en las zonas de frontera, y de no pocos civiles. Sus cuerpos fueron arrojados a un peque?o r¨ªo maldecido por tragedias y desencuentros. Se trata del R¨ªo Dajab¨®n, cuyos 55 kil¨®metros separan la frontera haitiana y dominicana desde 1776. Un r¨ªo miserable y nauseabundo, por la historia y la sangre que ha te?ido su cada vez m¨¢s insignificante caudal.
Lo llaman, el R¨ªo Masacre.
R¨ªo Masacre, frontera entre Hait¨ª y Rep¨²blica Dominicana (Agencia EFE)
Si ¡°compartir¡± es usado como eufemismo de ¡°dividir¡±, ¡°quebrar¡±, ¡°desmembrar¡±, ¡°despedazar¡±, ¡°romper¡± o ¡°fragmentar¡±, podr¨ªa afirmarse que Hait¨ª y la Rep¨²blica Dominicana ¡°comparten¡± una isla de las Antillas Mayores, en el Mar del Caribe, a 80 kil¨®metros de Cuba. Est¨¢n divididas por 360 kil¨®metros de fronteras, sembradas de muerte y dolor.
No hay c¨®mo diferenciar un haitiano de un dominicano si ambos est¨¢n en silencio. Trujillo lo sab¨ªa. Por eso, para reconocer a los enemigos de la Patria, pidi¨® a su ej¨¦rcito que exigiera a cada hombre, cada mujer, cada joven, cada ni?o, cada ni?a, que pronunciara la palabra ¡°perejil¡±. La ra¨ªz francesa del krey¨®l ayisyen permitir¨ªa identificar el repugnante origen que el ejercito, las ¨¦lites y algunos ciudadanos dominicanos atribuyen a los haitianos. Pronunciar la palabra ¡°perejil¡± fue la trampa que invent¨® Trujillo para promover una limpieza ¨¦tnica basada en sus m¨¢s despreciables aspiraciones eug¨¦nicas.
Los ¨²nico haitianos que no fueron exterminados trabajaban en las grandes haciendas de empresas o millonarios norteamericanos. La propiedad del imperio no se toca ni dentro ni fuera de sus fronteras, incluidos sus esclavos.
P-E-R-E-J-I-L
Su pronunciaci¨®n equivocada costaba la vida. Y se la cost¨® a 30.000 inocentes, con cuya desaparici¨®n, Trujillo dio por terminado el ¡°problema haitiano¡±.
La situaci¨®n de Hait¨ª no era diferente a la de siempre, desde que sus habitantes decidieron tener la osad¨ªa de ser la primer naci¨®n negra a independizarse de un imperio. Una crisis econ¨®mica profunda, la ocupaci¨®n militar norteamericana (que ¡°dej¨®¡± formalmente el pa¨ªs en 1934), una gran miseria y la pertinaz inestabilidad institucional generada por su casi siempre corrupta e ineficiente dirigencia pol¨ªtica. Una situaci¨®n que, a¨²n con matices, tampoco ha sido muy distinta del otro lado de la frontera. All¨ª, m¨¢s all¨¢ de la petulante superioridad ¨¦tnica y cultural que se atribuyen los sectores dominantes dominicanos sobre los haitianos, crisis econ¨®micas, corrupci¨®n, dictaduras y ocupaciones militares norteamericanas, tambi¨¦n han marcado su historia. Como en la met¨¢fora borgiana, a los haitianos y a los dominicanos, no los une el amor, sino el espanto.
Habitada por la misma gente y separada por la violencia, mucho m¨¢s que por la lengua, la historia de la isla que comparten ambos pa¨ªses est¨¢ marcada por el deseo de los haitianos m¨¢s pobres (si es que se puede ser ¡°m¨¢s pobre¡± en Hait¨ª) de buscar un futuro digno en la Rep¨²blica Dominicana. Tambi¨¦n, por la siempre c¨ªnica actitud de los gobiernos dominicanos de aprovechar las ventajas de la mano de obra esclava o semi-esclava haitiana en la cosecha de la ca?a de az¨²car o en los trabajos m¨¢s pesados de la construcci¨®n, mientras se llevan a cabo oscilantes acciones de expulsi¨®n migratoria y una permanente pol¨ªtica de estigmatizaci¨®n, desprecio y humillaci¨®n p¨²blica hacia los vecinos invasores.
Actualmente, hay en Rep¨²blica Dominicana cerca de un mill¨®n de haitianos y haitianas que viven ¡°clandestinamente¡± en el pa¨ªs. Trabajan y sobreviven en condiciones de penuria. Los que pueden tener una ocupaci¨®n regular en la construcci¨®n civil, no ganan m¨¢s de 150 d¨®lares por mes. A¨²n as¨ª, los exiguos recursos que obtienen los haitianos y haitianas que trabajan ilegalmente, mantiene miles de familias del otro lado de la frontera. Viven con menos de 100 d¨®lares. Env¨ªan 50 o m¨¢s a sus familias. La frontera entre Rep¨²blica Dominicana y Hait¨ª es una de las m¨¢s brutales marcas de la prepotencia sub-imperial que a¨²n persiste en el mundo. Poco se ve, poco se la denuncia, poco nos indigna. Quiz¨¢s, porque Hait¨ª no exista, nunca existi¨®. Quiz¨¢s, porque las ¨¦lites dominantes de Rep¨²blica Dominicana siempre han cifrado sus esperanzas en un futuro de prosperidad, exterminando, borrando, pulverizando a sus vecinos.
El terremoto que asol¨® Hait¨ª en enero del 2010, cre¨® la ilusi¨®n de que el abismo que separa ambas naciones tender¨ªa a cerrarse progresivamente. Poco, o casi nada ocurri¨®. O s¨ª¡ ocurri¨® lo de siempre. El presidente dominicano, Leonel Fern¨¢ndez encontr¨® en el histrionismo patriotero la forma de unirse en un gesto de hermandad con su par haitiano, Michell Martelly. En pol¨ªtica, nada vale m¨¢s que una obra y la foto con la que se la inaugura. As¨ª fue que el mandatario de lengua espa?ola don¨® al mandatario de lengua, en este caso, francesa, una Universidad. Y la inauguraron juntos, quedando fijados para la posteridad en un acto que apenas arranc¨® un leve murmullo de aguas en el R¨ªo Masacre.
La donaci¨®n de Rep¨²blica Dominicana a Hait¨ª consisti¨® en la Universidad Henri Christophe del Norte, situada en Limonade, a 130 kil¨®metros de Port au Prince. Si Hait¨ª la necesitaba o no, poco pareci¨® importarle a un presidente amigo de la educaci¨®n en pa¨ªses ajenos, pero enemigo en el propio. Rep¨²blica Dominicana posee una de las inversiones en educaci¨®n m¨¢s baja de Am¨¦rica Latina y el Caribe y, desde hace a?os, enfrenta la valerosa lucha de diversos movimientos y organizaciones de defensa de la educaci¨®n p¨²blica. Esos mismos movimientos y organizaciones, que junto con otros, siempre han trabajado por el fortalecimiento de los lazos de solidaridad y amistad entre ambos pa¨ªses.
Tampoco pareci¨® importarle demasiado a Leonel Fern¨¢ndez que la hist¨®rica Universidad del Estado de Hait¨ª estuviera hecha pedazos, que en ella hubieran muerto decenas de profesores y centenas de alumnos. Sacarse fotos en ese tipo de sitios carece de toda gracia. ?Qui¨¦n podr¨ªa reconocer sobre los escombros el tama?o de su sonrisa generosa? El flamante edificio de Limonade fue inaugurado dos a?os despu¨¦s del terremoto. Y all¨ª permanece, a¨²n sin concluir, sin alumnos, sin profesores y sin que se haya dictado una ¨²nica clase contando la silenciosa y dram¨¢tica historia de los desencuentros entre dominicanos y haitianos.
La foto qued¨® a la altura de las circunstancias.
Los presidentes Leonel Fern¨¢ndez (derecha) y Michel Martelly (izquierda) inauguran el Campus de Limonade donado por el gobierno dominicano a 130 kil¨®metros de Port au Prince, en enero del 2012.
A 76 a?os de la Masacre del Perejil, el abismo entre ambos pa¨ªses sigue aumentando. Hace pocos d¨ªas, el Tribunal Constitucional de Rep¨²blica Dominicana ha negado el derecho a la ciudadan¨ªa a los ni?os y ni?as de padres haitianos que viven en el pa¨ªs. Mientras miles de dominicanos emigran clandestinamente a Estados Unidos en busca de un futuro mejor, la justicia de su pa¨ªs niega a los hijos e hijas de emigrantes haitianos lo que todos los tratados internacionales sobre derechos humanos y derechos del ni?o proclaman. La nacionalidad dominicana para los hijos de inmigrantes haitianos es ¡°inconstitucional¡±. Un nuevo gesto de barbarie y de agresi¨®n hacia el pa¨ªs vecino, que UNICEF ha condenado vehementemente.
La Masacre del Perejil persiste. Hoy se ha vuelto, quiz¨¢s, m¨¢s higi¨¦nica, literalmente, m¨¢s eug¨¦nica. ¡°Se trata de una limpieza ¨¦tnica legal¡±, sostiene la destacada escritora dominicana Rita Indiana, en El Pa¨ªs:
¡°Queremos que construyan nuestras casas, iglesias y puentes, queremos que corten nuestra ca?a y que limpien nuestra mierda, pero sin formar parte de la sociedad civil, v¨ªctimas de una ilegalidad irreparable, para cuya superaci¨®n nos abren cada vez m¨¢s caminos los pa¨ªses del Primer Mundo, adonde los dominicanos acudimos de la misma forma, en cientos de miles¡±.
Un mill¨®n de haitianos y haitianas que viven en Rep¨²blica Dominicana son, simplemente, ¡°extranjeros en tr¨¢nsito¡±. Sus hijos, sus hijas, no existen. No tienen nacionalidad. Tampoco tendr¨¢n en Dominicana, como sus padres no tuvieron en Hait¨ª, derecho a la escuela, a la salud, a nada. No tienen patria ni la tendr¨¢n, aunque sean iguales a cualquier ni?o o ni?a dominicanos, aunque pronuncien como ellos la palabra ¡°perejil¡±
Han pasado 76 a?os desde que Trujillo so?¨® un sue?o de exterminio, desprecio y humillaci¨®n. El r¨ªo que corta, que divide, que hace sangrar esa isla del Caribe llena de gente heroica a ambos lados de la frontera, se sigue llamando Masacre.
Muy interesante. Ya que hablamos del a?o 37 me gustar¨ªa que conocieran una historia que muy poca gente conoce y que pas¨® en aquellos a?os: http://xurl.es/6ya04
A cuantos sitios del mundo se parece este y nosotros aqui impasibles viendo pasar la vida sin hacer absolutamente nada.
Creo que s¨®lo se expresa mal de los vecinos, y no hace ¨¦nfasis en que la poblaci¨®n Haitiana tiene que emigrar porque no ha contado con l¨ªderes ni gobernantes que se hayan sentido responsables de su pueblo. Todo es seg¨²n el color del cristal con que se mira, a nosotros los dominicanos nos hacen responsables de todas las penurias del pueblo Haitiano. Y s¨ª de masacre hablamos recuerde que nosotros nos fueron exterminados nuestros nativos luego del descubrimiento. Cada estado es soberano y tiene el derecho de tener sus reglas de inmigraci¨®n. Ser¨ªa conveniente que muestre la historia con m¨¢s claridad y menos parcialidad.
Los nativos indios o ta¨ªnos (exterminados por los colonos espa?oles y franceses) llamaba HAITI a toda la Isla. Y fue ese el nombre que los franceses mantuvieron en su parte occidental cedida por Espa?a. La parte oriental recibi¨® el nombre de Santo Domingo que con la independencia se llam¨® Rep¨²blica Dominicana. El imperio franc¨¦s se fue de Haiti, sin guerras porque, econ¨®micamente, le resultaba un lastre. Y desde entonces el pueblo haitiano ha vivido y vive una pobreza extrema, eso si controlado por una minor¨ªa de mangantes y farsantes de su propia etnia.
Lo que si me gustaria saber es porque paises como ee.uu , canada, espa?a, francia y muchos mas, no le abren las puertas a los haitianos. y solo nosostros los dominicanos, que somos tan pobres como ellos tenemos que enfrentar ese problema. y que recuerden las grandes potencias ya no somos indios nos no van a enga?ar con espejitos como hicieron los espa?ales .no quieren imponer una invacion silence. somos libres y soberano.
Es posible que a¨²n las Naciones,no encuentren un soluci¨®n a este terrible problema social, ojala avancemos alguna vez a una respuesta a este tema.
El masacre se pasa a pie y seguir¨¢ siendo la esperanza de nuestros vecinos mas despose¨ªdos, con los cuales somos solidarios de acciones no de palabras; bien dice la biblia es mejor ver la paja en el ojo ajeno y no en la suya.Nuestro pasado no es nuestro presente, los dominicanos estamos construyendo nuestras relaciones, sin embargo, desde la distancia, del otro lado del mar, buscan destacar el pasado negativo como si fuese lo ¨²nico que existe. Es tiempo de que ustedes, los que se consideran jueces convivan durante largo tiempo en un lado y otro de la frontera, pero sin un centavo en el bolsillo y conocer¨¢n verdaderamente porque de este lado tienen esperanzas para ellos y sus familias.
Todos los pueblos tienen problemas de identidad en alg¨²n momento de su historia. En algunos estos persisten por mucho tiempo porque los factores reales o simb¨®licos persisten. He escuchado y le¨ªdo problemas de esta naturaleza en R. D y en Hait¨ª. Mas aun, la de una se define por la relaci¨®n con la otra. Conoci a un candidato a doctorado en una U. norteamericana de origen Dominicano que negaba su condici¨®n de afrodescendiente, aunque era visible y afirmaba un origen ind¨ªgena. Siendo ¨¦l un estudioso de las ciencias sociales me parecio algo contradictorio. Y este problema no me parecio aislado. Puede notarse en el caso del candidato Pe?a Gomez cuando viv¨ªa. Entiendo que el reivindicaba su negritud pero se le acusaba de origen Haitiano, como un descalificativo. Por tanto, hay un racismo a veces disfrazado en la comunidad dominicana, que se acentua por las diferencias culturales entre los creoles haitianos y los dominicanos. Los bateys son ejemplo de esta relaci¨®n negativa. La construcci¨®n de la identidad pareciera hacerse sobre bases no siempre consistentes respecto a los or¨ªgenes, al mestizaje, a las fuentes de la cultura afro independientemente de las elementos linguisticos envueltos. Ciertamente, en Hait¨ª, tambi¨¦n hay un r¨¦gimen social y cultural, una econom¨ªa de explotaci¨®n, que promueve la pobreza y la marginalidad y que se resuelve parcialmente en la migraci¨®n laboral, con todo y sus detalles oprobiosos.
Sensacionalismo y provocaci¨®n... Siendo 1 de los tantos Dominicanos que repudia la decisi¨®n del Tribunal Constitucional.Me parece lamentable del autor que para explicar lo Inconstitucional del momento actual... Tenga que vapulear las diferencias culturales entre dos Rep¨²blicas... Y de paso obvie incluir en el contexto hist¨®rico 34 a?os de conflictos armados.Me imagino no hay que explicar a los lectores espa?oles que implican 22 a?os de ocupaci¨®n militar y 12 de guerras mucho menos... La diferencia cultural abismal entre dos naciones que no comparten siquiera religi¨®n mucho menos una misma lengua. En fin Pornograf¨ªa period¨ªstica, desde Brasil un "Profesor" que no explica, s¨®lo explota.
Estimado Juan Jos¨¦, es una pena que te resignes a que se discriminen centenas de ni?os y ni?as dominicanos porque sus padres, aparentemente, tienen otra religi¨®n y hablan otra lengua. Creo que en vez de enfadarte conmigo, deber¨ªas hacerlo con la Corte Constitucional de tu pa¨ªs, que dict¨® una sentencia basada en principios racistas y discriminatorios. Por supuesto, en Rep¨²blica Dominicana hay much¨ªsimas organizaciones y personas que trabajan para fortalecer los lazos de cooperaci¨®n y hermandad entre ambos pa¨ªses. No es la lengua ni la religi¨®n lo que ha separado vuestros pa¨ªses...
Un de los cosas que uno tiene que escuchar cuando se habla de Hait¨ª y los dominicanos es de la gente informada por el eco. Este trabajo que dada la emoci¨®n y que del tono de la escritura puede tener quiz¨¢s alg¨²n sentido po¨¦tico, no lo tiene desde el punto de vista de la verdad. 30,000 haitianos es una cifra que no se encuentra en ning¨²n documento hist¨®rico y de tal acontecimiento no existe una sola tumba colectiva que ocupada de por los cuerpos de una matanza tan grande, que pueda en indicar tal n¨²mero muertos. La sobre dimensi¨®n de tal matanza ha venido de Hait¨ª, para cobrar m¨¢s por los muertos que nunca cuidaron vivos, un s¨®lo haitianos as¨ª vendido debe despertar nuestra condici¨®n humana y darnos rabia, pero cuando se escribe al margen de la creaci¨®n po¨¦tica o de la ficci¨®n narrativa alg¨²n valor debe tener la verdad. Lo que han vivido en la parte oriental de la isla de Santo Domingo en alg¨²n momento fueron menos que los haitianos y m¨¢s d¨¦biles desde el punto de vista militar. Ell primer acto imperial del Emperador Dessalines (Jacques I de Hait¨ª) de la independencia de Hait¨ª fue ocuparnos al mando sus tropas, junto con su otro general Henry Cristopher, que cuando donamos Hait¨ª despu¨¦s del terremoto una universidada le pusieron su nombre para que lo recordemos. El saldo fue, cuando iban en retirada los hombres de Cristopher, de hombres, mujeres y ni?os asesinados y lo que no lo fueron pasado al cuchillo en el "desguello" as¨ª se llama, se les amarr¨® y se les llev¨® en tal forma a pies hacia Hait¨ª. Tambi¨¦n quemaron ciudades enteras como la segunda del pa¨ªs que es Santiago. Se?or Gentili, no hable de mi pa¨ªs si usted no conoce historia. El Masacre no tiene ese nombre en referencia a la muerte de haitiano alguno, ese nombre es viejo, y tal nombre lo tiene en referencia a los indios y los espa?oles, donde los primeros fueron muertos y de sus muertes tom¨® tal nombre el r¨ªo. Por ¨²ltimo, la "Matanza del Perejil" es un nombre que di¨® alguien de los tiempos presente a tan horrendo acontecimiento, aunque tal nombre viene de las leyendas que genera todo acto que no tiene historia escrita, ning¨²n dominicano para saber si alguien es haitiano tiene que hacer tal pregunta, no tiene que pedirle que diga "cotorrita" ni que diga "perejil". Trujillo, se?or Gentili, lo mataron los dominicanos en una carrretera y tiramos al amigo de Peron en el b¨¢¨²l de un coche, con todo su uniforme y con todas sus estrellas y sus restos deben estar en Espa?a porque ni en pa¨ªs lo enterramos. Los haitianos en la Rep¨²blica Donincana est¨¢ en todas parte y no dejan que muchos dominicanos se dediquen a limpiar su propia mierda, como dice Rita Indiana, la que usted en un gesto de verdadera amistad llama destacada escritora. Los haitianos hacen ese escatol¨®gico trabajo muy barato y ning¨²n dominicano est¨¢ dispuesto hacerlo porque lo que ellos cobran, pero adem¨¢s del reglon de la mierda trabajan en el turismo, en la construcci¨®n y hasta en la televisi¨®n. A un pa¨ªs que un 50% vot¨® por un negro descendiente de haitianos para ser Presidente usted tiene el tup¨¦ de llamarlo racista.
VLR... Tu no viste la tumba de los 30.000 haitianos y por eso sus muertes nunca existieron. Adem¨¢s, los haitianos aumentaron el n¨²mero de muertos de la Masacre del Perejil para "cobrar" una indemnizaci¨®n m¨¢s alta (de una cifra que, por cierto, nunca recibieron). Para colmo, los haitianos parecen aceptar de buen grado la explotaci¨®n de un mercado de trabajo degradado y humillante... Tus argumentos transmiten el mismo desprecio hacia los haitianos que critico en mi texto. Insisto en que, como otros cr¨ªticos, deber¨ªas gastar tus energ¨ªas cuestionando la decisi¨®n racista y discriminatoria de la Corte Constitucional de tu pa¨ªs.
porque no negro en Argentina.? Acaso tu crees que os dominicanos no conocen a historia argentina. Cuantos negros asesinaron en argentina en una verdadera imieza ¨¦tnica . podr¨ªa DECIRME por FAVOR, Nosotros nos importa un m2 de nuestra naci¨®n,
En Buenos Aires, la epidemia de fiebre amarilla de 1871 tuvo efectos devastadores. Por entonces los negros viv¨ªan en las zonas del sur de la ciudad en condiciones paup¨¦rrimas. El ej¨¦rcito vall¨® esos barrios para que no pasaran a los barrios de los blancos que era donde estaba la capacidad de atenci¨®n m¨¦dica de la fiebre amarilla. Esto contribuy¨® muy fuertemente a la disminuci¨®n important¨ªsima de los negros del Buenos Aires del siglo XIX.Los negros fueron las v¨ªctimas de la primera de las cuatro grandes masacres de nuestra historia (la segunda fue la de los originarios en la Conquista del Desierto, la tercera fue la de los obreros de la Patagonia en 1921 y la cuarta corresponde a la dictadura militar de 1976).
Breve historia de las masacres en la Argentina El genocidio negro en nuestro pa¨ªs. Parte IIJuan Carlos CenaEl otro tema que casi no se ha investigado y escrito es sobre el genocidio negro en la Argentina. Pero Emilio J. Corbi¨¨re s¨ª se ocup¨® e investig¨® la cuesti¨®n de la esclavitud, la explotaci¨®n, en definitiva el genocidio negro. Me permito transcribir algunos p¨¢rrafos de su extenso trabajo de investigaci¨®n sobre el genocidio negro en la Argentina: "el aniquilamiento de la raza negra fue uno de los primeros de los genocidios producidos en la Argentina. El segundo ocurri¨® con los indios, en la ya famosa Conquista del Desierto, fue una conquista, porque en realidad no era un desierto. A los abor¨ªgenes, especialmente los del Sur, se les aplic¨® la guerra bacteriol¨®gica mediante el env¨ªo de comerciantes a las tolder¨ªas que les entregaban mantas que hab¨ªan estado en contacto con enfermos de viruela. As¨ª fueron diezmados y luego asesinados -hombres, mujeres, ni?os y ancianos- por el ej¨¦rcito de l¨ªnea.
Entre haitiano y dominicano no ay diferencia; ero porque no negro en Argentina,exterminio total. Documentados. cientos de mies. Tambi¨¦n de indigenas suramericano. porque no ind¨ªgena en Argentina.?
Se?or Gentili, no estoy tan saturado de humanismo como usted para amar a todo el mundo. Hay gentes que quiero y gentes que no quiero y me importa poco que sean haitianas o argentinos como usted, o brasile?os, me da lo mismo. Cuestion¨® la cifra porque es absurda, en un pa¨ªs despoblado como era entonces la Rep¨²blica Dominicana (1937). Hoy hay provincia donde un senador para la provincia entera gana las elecciones con tres mil votos. Negar la cifra no es negar la matanza, es negar la sobre dimensi¨®n dada por gente que no conoce mi pa¨ªs y nunca se ha le¨ªdo su historia. Tuvimos en el 1965 una guerra en contra de los Estados Unidos, en ese tiempo no hab¨ªa forma de enterrar a los muertos, hasta tal punto de que muchos fueron quemados y la cifra de muerto dada al final no excedi¨® los tres mil. En mi infancia vi en cada camino una tumba incluyendo los jardines de mi escuela que se llama Rep¨²blica Dominicana, como hay una que se llama Rep¨²blica de Hait¨ª. La disposici¨®n de 30,000 mil cad¨¢veres es imposible sin signos evidentes de que existieron. Las indemnizaciones fueron pagadas, y si las cobraron los haitianos, las cobr¨® el gobierno de Hait¨ª, como lo que estaba dipuesto a recibir por cada uno de sus ciudadanos asesinados, que para los gobernantes de Hait¨ª en ese momento val¨ªan poco, como tambi¨¦n valen poco hoy para los gobiernos haitianos. Si usted quiere hablar de esclavitud deje el esnobismo medi¨¢tico y observe a los ¡°restavec¡± en Hait¨ª, entonces el infierno en la Rep¨²blica Dominicana para los haitianos ser¨¢ algo parecido a la gloria. El mercado de trabajo en la Rep¨²blica Dominicana est¨¢ degradado en cualquier ¨¢mbito que pueda trabajar un dominicano pobre, pues en cada regl¨®n, como el turismo, hay haitiano dispuesto a trabajar por un salario de miseria o un plato de comida, lo mismo pasa en la construcci¨®n. En cuanto a la decisi¨®n del Tribunal Constitucional, que usted califica de racista, como parte de un coro que los dominicanos tenemos que escuchar, para m¨ª es un injusta, ineficaz en sus fines y est¨²pida en su realizaci¨®n, es una forma torpe de querer solucionar un problema. Pero nosotros si tenemos un problema con los haitianos, lo tenemos desde nuestra independencia con 25 a?os de guerra para ser libre o con la ocupaci¨®n de facto de nuestro territorio. Si alg¨²n desprecio podemos tener por alg¨²n haitiano, como usted dice, el desprecio de los haitianos por nosotros no es menos, porque no tenemos la haza?a de ser todos negros, despu¨¦s de asesinar a todos los blancos, porque quiz¨¢s en nuestro pa¨ªs hay un dominicano chino, diversidad, usando su lenguaje, que en Hait¨ª no existe..
Sr Gentilli, lei su art¨ªculo con mucho inter¨¦s, es saludable ver que un argentino conozca de nuestra historia. Soy una de las dominicanas que no esta de acuerdo con la desici¨®n del tribunal Constitucional, no podemos negar en nuestro pais, lo que reclamamos con vehemencia en otros (somos defensores de la nacionalidad de donde nacen nuestros hijos) si es USA son americanos, si es Espa?a queremos que sean espa?oles. De la forma que usted enfoca el problema no es justo, no se vaya por las ramas no es un problema racial de lo que hablamos. Hait¨ª es uno de los paises mas pobre del hemisferio con una poblaci¨®n mayor a la nuestra con un tercio de terreno llevado a desierto por la actitud depredadora de los propios haitianos. Las potencias no quieren enfrentar el problema asi que Estados Unidos y Francia juejan a la integracion de las dos naciones y eso por razones hist¨®ricas, culturales no es posible, adem¨¢s como es posible que si usted se independiza de una nacion, despues tiene que cargar con los problemas de ella. Rep¨²blica Dominicana aporta con sus servicios sanitarios a que mas de cien haitiana den a luz en RD diariamente, ademas de otros servicios medicos. Asi como dandole trabajo a muchos de ellos, usted dice 150 d¨®lares, ese es el mismo salario m¨ªnimo de un dominicano. Por favor mire la viga de su ojo antes de la paja del otro, cuando se hable de racista no es a un argentino que le toca hablar de eso, recuerde que fueron ustedes los que buscaron a latinoamerica, despues de la derrota de las Malvinas (antes ¨¦ramos algo menos que basura, con su aire europeo). Sr. Gentilli, gracias por preocuparse por nuestro pais, por favor comente que ocurri¨® con los billones de d¨®lares que la comunidad muldial aport¨® a Haiti despues del terremoto y que los indigentes haitianos no han visto ni en pintura.
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