Palabras
La insoportable trivialidad de tantas muertes acumuladas no va a cambiar ni una coma de la legislaci¨®n comunitaria
Las palabras no sirven para nada. Los n¨²meros son m¨¢s capaces de contar el horror, pero pronto servir¨¢n para medir el olvido. Es d¨ªficil escribir sobre la interminable tragedia de Lampedusa, naufragio sobre naufragio, v¨ªctimas apiladas, la dram¨¢tica fragilidad de los cuerpos vivos y muertos, largas hileras de ata¨²des para que los representantes de la UE presentes en el funeral posen con gesto solemne.
Las palabras no sirven para mucho, pero ellos escogieron las suyas con cuidado. Claro que eso fue antes del segundo naufragio, cuando un destino airado, implacable como un dios griego, decret¨® un nuevo desastre, y m¨¢s muertos, m¨¢s vivos casi muertos, m¨¢s gestos solemnes, m¨¢s ata¨²des, m¨¢s funerales y una realidad escindida, partida en dos mitades que se dan la espalda como las canciones en un viejo disco de vinilo. La cara A son las l¨¢grimas de Dur?o Barroso. La cara B, las inhumanas condiciones de internamiento de los supervivientes. Lo notable es que ambas partituras pueden interpretarse simult¨¢neamente.
Las palabras serv¨ªan para algo cuando Adorno afirm¨® que escribir poes¨ªa despu¨¦s de Auschwitz era un acto de barbarie. Ahora no, y por eso la barbarie se expresa con palabras. La insoportable trivialidad de tantas muertes acumuladas no va a cambiar ni una coma de la legislaci¨®n comunitaria. La reacci¨®n podr¨ªa limitarse a subvencionar la destrucci¨®n de pateras en los pa¨ªses del Magreb donde se localizan los puertos de salida. Eso es todo lo que Europa da de s¨ª. Se han pronunciado muchos discursos, pero ni una sola palabra de compasi¨®n sincera, m¨¢s all¨¢ de los sobrecogedores lamentos de los habitantes de Lampedusa. Se dir¨ªa que les interesa aclimatarnos a un horror sistem¨¢tico, extranjero, eso s¨ª, peque?o, ex¨®tico, lejano. Lo malo es que no ser¨ªa la primera vez. Lo peor, que nunca ha sido demasiado dif¨ªcil conseguirlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.