Decadencia de Barajas
La ca¨ªda del turismo en Madrid y la falta de l¨ªneas de bajo coste da?an el futuro del aeropuerto
Barajas, el aeropuerto de referencia para la econom¨ªa espa?ola, est¨¢ atravesando por una crisis sin precedentes, quiz¨¢ la m¨¢s profunda de entre los grandes aeropuertos europeos. Durante el mes de agosto, periodo tur¨ªstico por excelencia, perdi¨® casi el 12% de pasajeros respecto a agosto de 2012; y en septiembre el tr¨¢fico de pasajeros volvi¨® a derrumbarse, esta vez en el 11,5%. El aeropuerto cuenta con una terminal reciente y de las m¨¢s avanzadas de Europa, la T-4, inaugurada en 2006 con un coste de unos 6.000 millones de euros. Pero, a pesar de esa ventaja, el negocio ha entrado en una tendencia depresiva, que contrasta con la evoluci¨®n, moderadamente positiva, de Barcelona-El Prat. De hecho, durante el mes de agosto, el aeropuerto de Barcelona super¨® por primera vez al de Madrid, aunque en septiembre Barajas ha vuelto a adelantar a El Prat por un escaso n¨²mero de usuarios.
El problema de Barajas y su gigantesca infraestructura de la T-4 tiene causas muy precisas. Una de las m¨¢s notables es el descenso del turismo en Madrid. La capital se ha visto perjudicada por la crisis del turismo de negocios, frente al mantenimiento del turismo de sol y playa que beneficia a los aeropuertos mediterr¨¢neos. En la crisis de los viajes de negocios influye por supuesto la recesi¨®n, pero tambi¨¦n la falta de inversiones en infraestructuras y servicios. La gesti¨®n municipal es manifiestamente mejorable y el Ayuntamiento har¨ªa bien en calcular cu¨¢nto de la p¨¦rdida de valor de las grandes infraestructuras es imputable a la negligencia administrativa y obrar en consecuencia.
Pero en la p¨¦rdida paulatina de importancia de Barajas (un 20% menos de pasajeros en los ¨²ltimos dos a?os) pesan tambi¨¦n factores estructurales que el Gobierno y AENA est¨¢n obligados a considerar. La compa?¨ªa Iberia, sometida a un intenso proceso de reestructuraci¨®n, opera en la T-4. En el negocio a¨¦reo, las aerol¨ªneas de bajo coste constituyen, hasta el momento, el modelo de m¨¢s ¨¦xito para mantener y acaso elevar moderadamente el n¨²mero de pasajeros. Iberia no compite en ese modelo y su ca¨ªda de tr¨¢fico, en l¨ªneas y viajeros, se deja notar en la T-4. Puede anotarse otro factor de decadencia: no existe una pol¨ªtica de promoci¨®n comercial y de imagen de Barajas, pol¨ªtica que s¨ª se ha desarrollado en otros aeropuertos.
Editoriales anteriores
No es una buena estrategia escudarse detr¨¢s de la recesi¨®n y confiar en que la recuperaci¨®n futura volver¨¢ a revitalizar el aeropuerto madrile?o. En el futuro, los flujos econ¨®micos, tur¨ªsticos y comerciales ser¨¢n diferentes y pueden comprometer la utilidad de grandes infraestructuras aeroportuarias. La crisis de Barajas merece que el Gobierno y AENA vuelvan a analizar la pol¨ªtica aeroportuaria y revisen el nuevo papel de las compa?¨ªas de bajo coste en el transporte a¨¦reo. Una ca¨ªda del 20% en el n¨²mero de pasajeros en dos a?os invita a temer que, si no se hace nada, Barajas podr¨ªa convertirse en 10 a?os en una c¨¢scara medio vac¨ªa.
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