Iberoam¨¦rica a la carta
Las cumbres deben abrir un marco flexible para nuestros socios latinoamericanos
En el istmo paname?o, es la hora de la verdad para Iberoam¨¦rica. Entre dos oc¨¦anos y dos siglos, Atl¨¢ntico y Pac¨ªfico; entre Norte y Sur; entre el pasado y el futuro. Esta vez se quieren resultados: a la cumbre acuden las empresas a hablar de infraestructuras y log¨ªstica, en un pa¨ªs que crece por encima del 7% anual. Pero la b¨²squeda de resultados cuantificables tiene que acompa?arse de una reforma profunda para que la instituci¨®n pueda sobrevivir. Desde C¨¢diz (2012) se viene hablando de renovaci¨®n. Pero la cuesti¨®n de fondo sigue sin respuesta: ?qu¨¦ pretende ser Iberoam¨¦rica?, ?un club de democracias avanzadas?, ?un referente mundial en educaci¨®n, tecnolog¨ªa punta, o cooperaci¨®n?, ?una voz de ¨¢mbito global en las finanzas, la lucha contra el narcotr¨¢fico, o el cambio clim¨¢tico? Reconozc¨¢moslo: Iberoam¨¦rica a¨²n no es nada de esto.
Desde la primera cita de 1991, el Mercosur, el ALBA, Unasur, la Alianza del Pac¨ªfico o la Comunidad de Estados Latinoamericanos (Celac) fueron creciendo en peso pol¨ªtico y econ¨®mico. Otros han surgido en la regi¨®n para quedarse, como China. De este lado, en Maastricht (1993), Espa?a y Portugal sellaron su destino con Europa, hoy en graves dificultades. El nexo ib¨¦rico ha ido perdiendo protagonismo y utilidad para los latinoamericanos, hasta arrinconar el concepto mismo de lo iberoamericano, y a las propias cumbres.
El informe elaborado por el equipo del expresidente Ricardo Lagos para Panam¨¢ puede servir de gu¨ªa en algunos aspectos. Sin embargo, de poco servir¨¢ si el d¨ªa despu¨¦s de la cumbre los 22 mandatarios ¡ªempezando por Espa?a¡ª no le dan un sentido de urgencia mucho mayor que evite la decadencia. Por ejemplo, se est¨¢ presentando como un logro el fijar la bienalidad de las cumbres, para evitar la ausencia de altos mandatarios y dar m¨¢s tiempo a configurar las agendas. Pero esto solo lograr¨¢ aplazar el problema, no resolverlo. Siempre ha habido y habr¨¢ problemas de asistencia, principalmente porque las cumbres no son lo suficientemente relevantes en relaci¨®n con otros grandes encuentros, sean los de Unasur, el G-20 o la Asamblea anual de Naciones Unidas.
La creaci¨®n de una secretar¨ªa permanente eurolatinoamericana ser¨ªa deseable para promover sinergias
con Europea
Y aqu¨ª reside la cuesti¨®n. Quiz¨¢ lo mejor para evitar frustraciones por no ser un actor global, ser¨ªa tener claros los l¨ªmites de los que Iberoam¨¦rica puede ser. Y para ello hay que reconocer lo que Iberoam¨¦rica es: una vasta familia cultural luso-espa?ola, con sociedades entrelazadas a uno y otro lado en m¨²ltiples v¨ªas de cooperaci¨®n; pero muy diversa y totalmente abierta a influencias de su entorno: econ¨®micas, sociales, culturales. Ni m¨¢s ni menos.
Por consiguiente, Iberoam¨¦rica deber¨ªa concentrar los esfuerzos en su valor a?adido natural respecto a otros foros: en educaci¨®n, cooperaci¨®n t¨¦cnica o la cultura. Especialmente, en lo que podr¨ªamos llamar el producto cultural bruto iberoamericano, de inmenso potencial en influencia y negocio por la v¨ªa de las industrias culturales e Internet. A este respecto, resulta prometedor el inter¨¦s del Brasil de Rousseff ¡ªya Lula afianz¨® el espa?ol en las escuelas¡ª en impulsar un gran programa de cultura digital iberoamericana.
Pero Iberoam¨¦rica es tambi¨¦n heterogeneidad: paname?os, brasile?os, bolivianos, colombianos o mexicanos no pueden tener las mismas expectativas. Lo m¨¢s importante es que todos sus miembros encuentren una utilidad concreta en su marco. Por eso, en la larga negociaci¨®n que debe abrirse a partir de Panam¨¢, ser¨ªa importante que Madrid y Lisboa ofrezcan un marco muy flexible de acci¨®n para nuestros socios latinoamericanos, donde todos se sientan c¨®modos. En suma, una Iberoam¨¦rica a la carta que sirva de refuerzo y defacilitador de los otros foros ¡ªde mayor perfil pol¨ªtico¡ª y programas que hoy son prioritarios para la regi¨®n, y con los que se pueden crear m¨²ltiples sinergias. Dicha flexibilidad es extensible a aspectos como una posible doble sede de la Secretar¨ªa General Iberoamericana (Segib), su estructura interna, o la persona sustituta del secretario general, Enrique Iglesias. Desde tal planteamiento, se podr¨ªa abrir elmel¨®n de una nueva financiaci¨®n, para distribuir las cargas ¡ªy poner fin a inercias absurdas como la de que Espa?a y Portugal aportan el 70% del presupuesto¡ª y tambi¨¦n aumentar la dotaci¨®n total de la Segib. Un coliderazgo con Brasil y M¨¦xico ser¨ªa clave para lograrlo. De manera an¨¢loga a las cooperaciones reforzadas en Europa, las iniciativas de pa¨ªses individuales, o grupos de pa¨ªses, incrementar¨ªan exponencialmente los fondos voluntarios para programas concretos donde la presencia ib¨¦rica otorgue un valor a?adido: intercambios universitarios, investigaci¨®n, industrias audiovisuales, cooperaci¨®n tributaria o de justicia.
La Iberoam¨¦rica a la carta podr¨ªa facilitar las transacciones con Europa, como uno de los men¨²s principales para nuestros socios latinoamericanos, y ah¨ª Espa?a siempre tiene mucho que ganar. En el ¨¢mbito eurolatinoamericano el volumen de empresas y de capital pol¨ªtico en juego es incomparablemente mayor que lo aportado por Espa?a y Portugal, y desde ah¨ª s¨ª se puede jugar mejor la carta global en inversi¨®n, infraestructuras, finanzas o seguridad. Podemos poner mucho m¨¢s en valor la Segib en Europa, conect¨¢ndola con el Consejo, la Comisi¨®n y el Parlamento, y tambi¨¦n aportando su experiencia en la creaci¨®n de una Secretar¨ªa Permanente Eurolatinoamericana, algo muy deseable para promover el seguimiento y las sinergias de los planes de acci¨®n de ¨ªberos y europeos con los latinoamericanos.
Vicente Palacio es director del informe Cumbres iberoamericanas, una mirada atr¨¢s, un nuevo rumbo, elaborado por la Fundaci¨®n Alternativas y por FUNGLODE.
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