La lengua pirateada
Las copias ilegales y la desidia de las instituciones amenazan el futuro del espa?ol
La lengua espa?ola goza de buena salud; convive bien con los idiomas que compiten con ella, disfruta de creadores destacad¨ªsimos que ilustran a m¨¢s de 500 millones de lectores. Ese para¨ªso, aparente pero tambi¨¦n real, han vuelto a ponerlo de manifiesto las Academias de la Lengua Espa?ola en el Congreso de Panam¨¢, pero como todo no puede ser dicha, los reunidos all¨ª han dado la voz de alarma con datos en la mano a prop¨®sito de la pirater¨ªa de los libros.
Si antes se reduc¨ªa a determinados ¨¢mbitos geogr¨¢ficos, ahora se ha extendido ya a todos los territorios de la lengua, afecta de manera salvaje al comercio editorial y se a?ade a la crisis que el uso de las nuevas tecnolog¨ªas ha abierto en las distintas escalas, anal¨®gicas y digitales, del negocio editorial. Que solo el 32% de los usuarios de libros electr¨®nicos compren de veras el producto de la imaginaci¨®n de los escritores, frente a los que los piratean, es un despilfarro del derecho que asiste al creador y constituye un desfalco que las leyes no consiguen erradicar.
Ese es, digamos, el hueco mayor del idioma, que los creadores de la lengua corran el peligro de no poder cobrar por lo que hacen. Lo admirable, y lo saludable, como se ha dicho en Panam¨¢, es que a pesar de esas dificultades los escritores sigan contando historias. Los lectores las esperan. Ojal¨¢ todos paguen por ellas alg¨²n d¨ªa. El problema es si habr¨¢ lectores siempre para leer esas historias. Esta ha sido tambi¨¦n una materia de discusi¨®n en Panam¨¢.
Los pa¨ªses donde se habla nuestro idioma no son un¨¢nimes a la hora de prestar atenci¨®n a la ense?anza de la lengua espa?ola; en Espa?a, por ejemplo, disminuyen las horas de lectura, as¨ª como el tiempo dedicado en clase a ense?ar literatura o humanidades.
Y ese es, en verdad, un grave problema que termina por llenar de sombras la grandilocuencia del discurso p¨²blico sobre la importancia que las instituciones y las Administraciones le dan a la lengua entre nosotros. Es preciso apuntalar la lengua: contra los piratas y contra la desidia de los poderes que tendr¨ªan que preocuparse por su salud y por su futuro.
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