Madres pop contra el porno musical
Tras las exhibiciones de Miley Cyrus y Rihanna, cantantes cargan contra la industria musical y Annie Lennox sugiere que los v¨ªdeos lleven calificaci¨®n moral
Bienvenidos al gran show de la serpiente que se muerde la cola. Miley Cyrus escenifica su reciclaje en una bad girl y el esc¨¢ndalo es global. Misi¨®n cumplida: su nuevo disco, Bangerz, salta al n? 1 de Billboard. Las respuestas cr¨ªticas forman parte del montaje. La novedad es que, aunque conscientes de que toda pol¨¦mica alimenta a la m¨¢quina, varias cantantes pop han alzado voces disidentes. Todas son madres y detestan los modelos de sexualidad que se ofrecen. Hablan desde la veteran¨ªa: incluso la m¨¢s joven, la galesa Charlote Church, de 27 a?os, que lleva 15 grabando discos.
Charlotte ofreci¨® hace unos d¨ªas la John Peel Lecture, la conferencia anual patrocinada por la BBC sobre asuntos candentes de la actualidad musical. Su tema fue ¡°la degradaci¨®n¡± impuesta a las mujeres por el mundo del espect¨¢culo. Lo conoce de primera mano: ¡°Cuando ten¨ªa 19 o 20 a?os, me presionaron para que llevara ropas cada vez m¨¢s reveladoras. Generalmente, eran hombres de mediana edad que me repet¨ªan: ¡®est¨¢s espl¨¦ndida, tienes un gran cuerpo, debes ense?arlo¡¯. (¡) Aunque no puedo declararme inocente del todo, apenas hab¨ªa dejado de ser una adolescente, y la consecuencia de la imagen que present¨¦ es que ahora me insultan en las redes sociales, donde me llaman guarra, puta y otras lindezas¡±. Conviene saber que Church ha sufrido abundantes indignidades en la prensa popular brit¨¢nica. Desde ser nombrada ¡°trasero del a?o¡± cuando todav¨ªa era una cr¨ªa a sufrir chantajes amenazando con revelaciones de su vida sexual. Mujer fuerte, demand¨® al grupo de Rupert Murdoch y consigui¨® ser indemnizada con 700.000 euros, tras descubrirse que 33 historias sobre ella, en News of the World, derivaban de pinchazos a sus tel¨¦fonos.
M¨¢s all¨¢ de lo personal, Charlotte analiza los diferentes estereotipos femeninos preferidos de la industria musical. Se detiene en lo que llama ¡°el inalcanzable robot sexual¡±, donde coloca a Rihanna, Britney, Christina Aguilera o Miley. ¡°Objetos hipersexualizados, irreales, como de dibujos animados¡±. Seg¨²n ella, artistas que han reducido el particular feminismo de Madonna a una caricatura: ¡°Qu¨ªtate la ropa y ya eres adulta¡±.
Charlotte tambi¨¦n se solidariza con la cantante Sin¨¦ad O'Connor, de 46 a?os. Tras ser interrogada por las similitudes entre uno de sus v¨ªdeos y el Wrecking ball, de Miley, O'Connor public¨® una carta abierta en la que, ¡°con esp¨ªritu maternal¡±, advert¨ªa a Cyrus: ¡°Est¨¢s eclipsando tu talento al permitir que te prostituyan, seas t¨² misma la proxeneta o sea la industria musical¡±. El mensaje no fue bien recibido: Miley us¨® su Twitter para burlarse de la irlandesa y sus publicitados trastornos bipolares.
Ciertamente, Sin¨¦ad no parece la mejor de las consejeras. Pero Charlotte incomod¨® a su p¨²blico, integrado en buena parte por altos directivos de la radio brit¨¢nica, cuando sugiri¨® que los programadores tomaran en cuenta la imagen que transmiten los artistas de ambos sexos. Seg¨²n ella, ning¨²n medio defender¨ªa la pedof¨ªlia pero s¨ª se considera aceptable el sexualizar a menores de edad como Lolitas. Church no es puritana: tiene palabras de admiraci¨®n por artistas como Bj?rk, que hacen m¨²sica er¨®tica sin perpetuar mitos machistas.
Invoca igualmente a Annie Lennox, que fue a la yugular cuando plante¨® restringir por edades el acceso a v¨ªdeos que llam¨® ¡°obscuros y pornogr¨¢ficos¡±.
Buena conocedora de los c¨®digos de la comunicaci¨®n, Lennox ha evitado citar nombres. Incluso, se declara fan de algunas de estas cantantes: ¡°No hay nada malo con la sensualidad, incluso con la sexualidad. En muchos casos, lo que hacen es fant¨¢stico pero hay que considerar la edad de su p¨²blico¡±. Para ella, no hay inconveniente en que los artistas opten por protagonizar ¡°v¨ªdeos de porno blando o interpretaciones altamente expl¨ªcitas, siempre que asuman que se restrinjan a los adultos. Se trata de devolver al debate p¨²blico la voz de la raz¨®n, que dice: queremos proteger a nuestros ni?os¡±.
De fondo, la motivaci¨®n econ¨®mica: el sexo vende. Bien lo sabe la MTV, potenciadora de muchos de estos despelotes. La cadena se deleita en la muy rentable provocaci¨®n que supone la emancipaci¨®n de la antigua Hannah Montana: una nueva promoci¨®n de MTV presenta al estrafalario Redfoo, del grupo LMFAO, siendo revisado por un polic¨ªa de aduanas holand¨¦s. Sorpresa, sorpresa: encogida en su maleta, viaja la ni?a del esc¨¢ndalo, que sonr¨ªe p¨ªcara y acaricia al uniformado. El final del spot anuncia los Premios Europeos de la M¨²sica.
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