La vida real

Sospecho que a Rajoy le preocupa m¨¢s no haber sido espiado por Estados Unidos que haberlo sido. Si el imperio esp¨ªa a 35 l¨ªderes mundiales y t¨² no est¨¢s entre ellos, verdaderamente es que no vales un pimiento. Y se dir¨ªa que todo se reduce a eso: a que hablen de ti, a tu peque?o poder personal, a la pompa y el lucro. La realidad pol¨ªtica cada vez me resulta m¨¢s disparatada, m¨¢s narcisa y m¨¢s banal. Como esa desopilante fundaci¨®n creada y presidida por Felipe Gonz¨¢lez para estudiarse a s¨ª mismo.

La vida real marcha por otro lado. El pasado domingo estuve en el parque del Retiro para aprovechar la esplendidez del d¨ªa y el incendio de las hojas de oto?o. Vi familias que hab¨ªan colgado banderitas y globos de colores entre los ¨¢rboles para celebrar una fiesta infantil al aire libre. Vi parejas besuque¨¢ndose, abismados el uno en el otro; vi perros felices, con las colas girando como las aspas de un helic¨®ptero, y cr¨ªos peque?os entregados a esa excitaci¨®n nerviosa, a esa especie de borrachera que produce en los ni?os la alegr¨ªa. Vi hombres y mujeres con patines, corriendo en pantal¨®n corto, con bicicleta, vestidos de novios y haci¨¦ndose fotos; y a una maravillosa pareja de octogenarios muy bajitos que caminaban lentamente de la mano. Tambi¨¦n vi a muchos ancianos deteriorados e impedidos; a personas con discapacidades f¨ªsicas o ps¨ªquicas (gente con diversidad, como se llaman ellos), algunos atados a sus sillas de ruedas. Y vi a una pareja de treinta?eros sentada en un banco y rodeada de bultos y maletas¡­ Quiz¨¢ fueran el producto de un desahucio, de un desalojo; atardec¨ªa y empezaban a sacar mantas de los hatillos para hacer frente al relente. La vida estallaba en el Retiro, en fin, en toda su gloria, toda su lucha y toda su pena. Era emocionante. Los pol¨ªticos deber¨ªan bajarse del coche oficial y ponerse a pasear de vez en cuando.