Esperanza defraudada
Las dificultades de financiaci¨®n amenazan la protecci¨®n prevista en la Ley de la Dependencia
El que ha sido considerado como el cuarto pilar del Estado de bienestar, las prestaciones previstas en la Ley de la Dependencia, corre el peligro de retroceder a causa de las dificultades que presenta su financiaci¨®n. En 2013 el n¨²mero de beneficiarios se ha reducido en m¨¢s de 15.000 personas y se estima que son miles los dependientes que fallecen sin haber llegado a percibir la ayuda a la que ten¨ªan derecho. A 30 de septiembre percib¨ªan alg¨²n tipo de ayuda 736.249 personas y otras 198.041 permanec¨ªan en la lista de espera de las Administraciones, pendientes de recibir una prestaci¨®n para la que ya cumplen los requisitos.
La aplicaci¨®n de la ley en enero de 2007 con un gran apoyo pol¨ªtico supuso un gran salto adelante en el bienestar social de los espa?oles y gener¨® unas expectativas que se han truncado. Pero el nuevo sistema naci¨® lastrado por una carencia fundamental: la ausencia de un c¨¢lculo riguroso de las obligaciones econ¨®micas que comportar¨ªa cuando desarrollara todas sus posibilidades. Esta carencia se ha convertido en un obst¨¢culo insalvable en un contexto de crisis que no estaba en el horizonte en el momento en que fue aprobada la ley. La ca¨ªda de los ingresos fiscales en los cinco a?os que llevamos de crisis ha afectado al todav¨ªa d¨¦bil sistema y amenaza su continuidad. Los ajustes aplicados en 2012 han supuesto este a?o un ahorro de 1.108 millones de euros, a costa de dejar sin prestaci¨®n a miles de dependientes y en el paro a muchos cuidadores. Todo ello repercute sobre unas familias que afrontan la carga de sus dependientes en un contexto de precariedad general y creciente dificultad econ¨®mica.
editoriales anteriores
Se?ales de alarma (07/01/2012
Los sistemas de protecci¨®n social no deben contemplarse exclusivamente desde la perspectiva del gasto. Los pa¨ªses n¨®rdicos han logrado convertir las voluminosas partidas de su gasto social en un motor de actividad que refuerza su econom¨ªa, pues genera puestos de trabajo y libera a la sociedad de unas cargas que pueden destinar a otros objetivos. Esto, que est¨¢ muy claro en momentos de bonanza econ¨®mica, choca en situaciones de crisis con la dificultad de garantizar los ingresos fiscales necesarios para sostener los programas. Pero incluso en situaci¨®n de crisis, es posible priorizar. Y en un contexto de empobrecimiento de la tercera edad y de otras capas de la poblaci¨®n, incluidas las clases medias, los inevitables ajustes en el gasto p¨²blico han de tener siempre en cuenta el coste social y el sufrimiento que provocan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.