Par¨ªs respira ¡®Street art¡¯... Y despu¨¦s lo destruye
El proyecto Tour Paris 13 revoluciona la capital francesa con la mayor exposici¨®n de arte urbano hasta fecha. Despu¨¦s, el edificio que alberga la muestra ser¨¢ demolido
Son las ocho y media de la ma?ana y la cola ya da dos vueltas a la manzana. Hay estudiantes de universidad, adolescentes, pero tambi¨¦n parejas entradas en a?os y familias con ni?os de vacaciones escolares. Est¨¢n en el n¨²mero 5 de la calle Fulton, en el distrito 13 de Par¨ªs, y permanecer¨¢n bastantes horas m¨¢s aqu¨ª para visitar Tour Paris 13, el proyecto que en octubre ha revolucionado no s¨®lo este barrio, sino a todo parisino curioso, es decir, a la gran mayor¨ªa.
¡°Llevamos aqu¨ª desde las ocho y no creo que entremos hasta las dos de la tarde pero es algo que solo pasa una vez ¡±, cuenta Roxanne, estudiante francesa de urbanismo. Lo que ella y toda la fila ans¨ªan pacientemente conocer es la mayor exposici¨®n de street art hasta la fecha. Un edificio de nueve plantas, 2.500 metros cuadrados, con 36 apartamentos en los que 16 artistas internacionales han dejado un legado tan ef¨ªmero que ser¨¢ demolido sin posibilidad de apelaci¨®n a comienzos de 2014. La torre ha estado abierta al p¨²blico durante todo el mes de octubre y cierra hoy sus puertas para siempre con una apertura continua de 24 horas.
Pero no hay que caer aqu¨ª en rom¨¢nticos equ¨ªvocos con espont¨¢neos pistoleros del grafiti como protagonistas. Esta muestra es fruto de un acuerdo bien avenido entre la Galerie Itinerrance, cerebro del proyecto, el ayuntamiento del distrito y la constructora ICF Habitat, responsable de su pr¨®xima demolici¨®n y del plan que transformar¨¢ por completo todo esta ¨¢rea de pisos de protecci¨®n oficial en un nuevo, moderno y verde encuadre. ¡°Aceptamos esta propuesta porque es la mejor manera de implicar a los habitantes en los proyectos uniendo urbanismo y cultura¡±, cuenta Jean-Luc Vidon, director general de ICF Habitat. ¡°Todas las partes est¨¢bamos de acuerdo y la gente es consciente de la necesidad de mejorar las viviendas sociales¡±.
Mehdi Ben Cheikh, propietario de Itinerrance, un tipo apuesto con cazadora de cuero y casco de moto en mano, lleva desde 2004 instalado en el barrio, donde realiza intervenciones art¨ªsticas en muros con el benepl¨¢cito del alcalde socialista, J¨¦r?me Coumet. Este matrimonio, de conveniencia y sin embargo feliz, ha situado el distrito 13 de Par¨ªs como nuevo referente art¨ªstico en una ciudad en la que muchos barrios compiten por convertirse en el nuevo hogar bobo (bourgeois-boh¨¨me). Aunque este a¨²n no haya alcanzado ese estatus y mantenga un perfil m¨¢s bien discreto, el vecino Museo de la Moda, la Biblioteca Fran?ois-Mitterrand, la ruta street art que el propio ayuntamiento proporciona en su p¨¢gina web y ahora esta torre est¨¢n d¨¢ndole los empujones definitivos hacia un nuevo futuro.
¡°Pregunt¨¦ a los vecinos si conoc¨ªan alg¨²n edificio abandonado por la zona y me trajeron hasta aqu¨ª. Cuando llegu¨¦ los inquilinos estaban siendo ya recolocados y abandonaban poco a poco sus pisos as¨ª que, aunque la idea inicial era intervenirlo por fuera, me di cuenta de que dentro estaba la verdadera oportunidad¡±. Con el apoyo del alcalde, Cheikh acudi¨® a la constructora prometiendo no interferir en sus planes de demolici¨®n y salir del edificio el 31 de octubre. Con el permiso en mano solo le qued¨® seleccionar a los artistas internacionales, todos viejos conocidos de su galer¨ªa, que comenzaron a trabajar por oleadas, entre enero y septiembre, seg¨²n se lo permit¨ªan sus apretadas agendas. ¡°Participaron de forma gratuita, el tema fue libre y el ¨²nico requisito era la capacidad de englobar un espacio entero, no ¨²nicamente un muro. Quer¨ªa que el visitante entrara en una habitaci¨®n que le obligara a dar una vuelta para tener una visi¨®n completa. Que no venga a ver una obra sino a entrar en ella¡±.
El resultado son nueve pisos (con ascensor) con cuatro apartamentos cada uno, reinterpretados de forma diferente seg¨²n los artistas que les tocaron en suerte. Hay obras que inundan de color cada rinc¨®n de la estancia, siniestros espacios en negros y grises. Gatos gigantes, t¨²neles fabricados con las viejas puertas, hilos de colores que cruzan la habitaci¨®n, citas reivindicativas, rostros que observan desde la alegr¨ªa, la desolaci¨®n, la ira, o, como en el s¨®tano, obras que lucen en la oscuridad.
El apartamento 984 ha sido uno de los m¨¢s concurridos por su colorido y su impecable composici¨®n y alegra leer en la puerta que se trata de la aportaci¨®n de los dos artistas espa?oles de la muestra: Tboy y Uriginal. Ambos acudieron veloces a la llamada de Cheikh, su galerista en esta parte del mundo. ¡°Yo vine diez d¨ªas en enero, luego en marzo, y una tercera vez para acabarlo¡±, recuerda desde Barcelona Andrea Michaelsson (BToy) una veterana en estas lides. Ella fue uno de los afortunados que comparti¨® paredes con Banksy en aquel proyecto de cinco d¨ªas que el ingl¨¦s organiz¨® en un t¨²nel de Londres en 2008 y que llam¨® The Cans Festival. ¡°Est¨¢ claro que Banksy abri¨® la veda y el arte urbano se ha vuelto comercial, pero es la evoluci¨®n natural, resultado de su popularidad¡±, a?ade una de las pocas mujeres presentes en la muestra. De la experiencia recuerda la buena acogida de los vecinos, que les llegaron a ceder de manera gratuita un piso frente a la torre para hacer las veces de albergue com¨²n y centro de operaciones durante los nueve meses que dur¨® esta gestaci¨®n.
Los primeros que vieron el resultado final fueron los antiguos inquilinos de los apartamentos, que asistieron sorprendidos a la transformaci¨®n de su sal¨®n o su cuarto de ba?o.
Pero todo llega a su fin y el de esta exposici¨®n es su destrucci¨®n total, que a¨²n no tiene fecha definitiva pero a la que muchos piensan ya asistir para recolectar alg¨²n lucrativo recuerdo de este proyecto hist¨®rico. Son varias las voces que piden su conservaci¨®n y m¨¢s las chequeras en blanco dispuestas a salvar las obras, pero es el propio Chedikh el que no quiere otro desenlace. ¡°No hay nada que vender, aqu¨ª no hay beneficio comercial. Debe permanecer fiel al esp¨ªritu ef¨ªmero del street art, donde un artista llega, pinta, y su creaci¨®n se queda ah¨ª, para que la disfrute todo el mundo. En la galer¨ªa comerciamos, pero la calle es gratis¡±.
Ha rechazado ofertas de varios ceros. ¡°Microsoft me ofreci¨® much¨ªsimo dinero por grabar cuatro horas un spot y dije no. Nike para el lanzamiento de unas zapatillas y dije no. Durante la semana de la moda quer¨ªan hacer aqu¨ª sesiones de fotos y dije no. Con el street art siempre pasa, dicen ¡°qu¨¦ bonito, vamos a rodar algo aqu¨ª¡±. Esto no es un decorado, es una reflexi¨®n muy profunda, es arte¡±.
Pero no est¨¢ todo perdido. El proyecto vivir¨¢ una segunda vida hasta el 10 de noviembre en la web, donde los internautas podr¨¢n salvar las obras que m¨¢s les gusten para que se conserven por siempre en el museo eterno que es internet. Adem¨¢s, un documental ha recogido toda la experiencia creativa de estos meses y se emitir¨¢ en 2014 tras rodar la demolici¨®n. ¡°Quiero que esto inspire a otros a hacer algo parecido en otras partes del mundo¡±, concluye Cheikh. A su espalda, por la puerta asoma Roxanne con una sonrisa. ¡°Esper¨¦ seis horas pero ha merecido mucho la pena. ?De verdad tienen que tirarlo?¡±.
http://www.tourparis13.fr/
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