¡°El peso del poder cambi¨® a Sarkozy¡±
C¨¦cilia Attias se separ¨® al poco de llegar al El¨ªseo. Ahora repasa aquella etapa en un libro De origen espa?ol, se define como "profundamente de derechas" y deja una puerta abierta a la pol¨ªtica
Se llama C¨¦cilia en honor de su t¨ªa, desaparecida demasiado joven en un accidente de coche. Conocida por su matrimonio con el expresidente franc¨¦s Nicolas Sarkozy ¡ªentre 1996 y 2007¡ª, del que se divorci¨® apenas seis meses despu¨¦s de llegar al El¨ªseo, lleva ahora el apellido del que describe como el amor de su vida, el empresario Richard Attias, con quien vive en Estados Unidos desde 2008. A punto de cumplir los 56 a?os, el pr¨®ximo d¨ªa 12, acaba de publicar en Francia sus memorias, Une envie de v¨¦rit¨¦ (Una voluntad de verdad, Flammarion), que en su primera semana se coloc¨® ya entre los 10 libros m¨¢s vendidos.
De padre gitano de origen ruso y de madre espa?ola, a su vez nieta del compositor espa?ol Isaac Alb¨¦niz, naci¨® y creci¨® en Par¨ªs. Pero hered¨® de su rama materna el amor por la m¨²sica, por Espa?a y una divisa que la define a la perfecci¨®n: genio y figura hasta la sepultura. ¡°Es una postura en la vida, es muy complicado traducirlo al franc¨¦s¡±, cuenta, alternando los dos idiomas, sentada en la parte lounge del restaurante del hotel Bristol, a dos pasos de la sede de la presidencia francesa y conocida en su d¨ªa como la cantina de Sarkozy. ¡°Es lo que mi madre me ense?¨® y siempre me ha ayudado¡±, a?ade. C¨¦cilia Attias, muy educada, elegante y discreta, habla flojito, pero con timbre seguro.
Pregunta. ?Podr¨ªa entrevistarla en espa?ol?
Respuesta. Claro que s¨ª. Lo hablo casi mejor que el franc¨¦s, en casa se hablaba en espa?ol. Cuando me pongo de mal humor, por ejemplo, no encuentro las palabras en franc¨¦s. Los ni?os saben que si hablo en espa?ol es que estoy de muy mal humor. El franc¨¦s lo aprend¨ª a los cinco a?itos.
"Intercambio con Gallard¨®n fotos de nuestros perros¡±, dice la prima del ministro y bisnieta de Isaac Alb¨¦niz
P. ?Viaja mucho a Espa?a?
R. No tanto como antes. Como sabr¨¢, mi primo es Alberto Ruiz-Gallard¨®n [ministro de Justicia].
P. ?Mantienen el contacto?
R. Por supuesto, intercambiamos fotos de los perros, los dos tenemos un beagle. El suyo es hembra y no para de comer y el m¨ªo es mucho m¨¢s delgado y fino. Lo ve¨ªa mucho cuando estaba casada con Nicolas, porque hab¨ªa muchos encuentros bilaterales y viajes oficiales a Espa?a. Ahora voy menos y cuando lo hago voy m¨¢s a Barcelona, donde tambi¨¦n tengo primos y muy buenos amigos. Espa?a es una parte m¨¢s que importante para m¨ª. La tengo en el coraz¨®n, quiero a toda Espa?a.
P. Habla mucho de la herencia espa?ola en la primera parte de su libro, y tambi¨¦n de su amor por la m¨²sica, una faceta suya desconocida. Cuenta que estuvo a punto de hacer carrera como pianista, pero que lo dej¨® por presi¨®n.
R. Cuando llevas un apellido como el de Alb¨¦niz te sientan en un piano y deciden que tienes talento. Lo que es complicado gestionar. Es un nombre pesado de llevar. Me pusieron ante un piano cuando ten¨ªa cuatro o cinco a?os. Por desgracia era demasiada presi¨®n. La gente estaba convencida de que ten¨ªa talento. Me han forzado mucho, pero la m¨²sica forma parte de m¨ª.
P. Su marido le ha regalado un piano que no se atreve a tocar¡
R. No ten¨ªamos todav¨ªa muebles en el apartamento, pero decidimos dar una cena para mi fundaci¨®n. Invitamos a Lang Lang, vino, se sent¨® y toc¨® un aire de Alb¨¦niz. Fue un regalo magn¨ªfico, un momento fuera del tiempo.
P. Y usted, ?toca?
R. Solo cuando estoy sola. Ya no toco lo suficientemente bien.
P. ?Por qu¨¦ se ha decidido a escribir este libro ahora?
R. Hace mucho tiempo que lo tengo en la cabeza. Me parec¨ªa que lo que la gente se permit¨ªa decir y lo que la prensa daba a entender no siempre era exacto. Quer¨ªa que la imagen se correspondiera con la realidad. No hay ning¨²n ajuste de cuentas. Solo cuento una historia, la de mi vida.
R. Si Nicolas Sarkozy siguiera en la presidencia¡
R. No lo hubiera publicado ahora.
P. ??l lo ha le¨ªdo?
R. Se lo he mandado, era normal que lo tuviera antes.
P. ?Y le ha dicho qu¨¦ le parece?
R. Simplemente me ha llamado para desearme suerte.
P. ?Siguen en contacto?
R. Tenemos un hijo que tiene 16 a?os, est¨¢ en la edad complicada de la adolescencia¡ Es adorable, pero es verdad que hay que manejarle. Y para ello es mejor ser dos. Su padre est¨¢ presente, es estupendo. Realmente nos ocupamos los dos de ¨¦l.
P. En el libro se sorprende por la imagen de impaciente e hiperactivo que existe de su exmarido.
R. En la intimidad era un hombre s¨®lido, tranquilo, que asume sus responsabilidades, por ejemplo, cuando hay un accidente con un ni?o o una enfermedad.
P. ?C¨®mo explica ese cambio?
R. Creo que es el peso del poder. A veces se pierde la paciencia.
P. Y usted que le conoce bien. ?Cree que volver¨¢ a la pol¨ªtica?
R. No tengo ni idea. Eso mejor se lo pregunta a ¨¦l.
P. ?Qu¨¦ hay de usted? Habla mucho de valores, del saber estar y de la tolerancia, y he le¨ªdo que no descarta entrar en pol¨ªtica.
R. Todo el mundo me lo pregunta, me dicen que el libro parece un esbozo de programa. Hubo un momento en el que me pidieron presentarme en las regionales o en las europeas. No quise porque entonces los ni?os eran peque?os y mi vida familiar primaba. De momento no est¨¢ en el orden del d¨ªa, pero si la ocasi¨®n se presenta un d¨ªa, ?por qu¨¦ no?
P. Def¨ªnase pol¨ªticamente.
R. Soy profundamente de derechas, pero una derecha realista.
P. Est¨¢ a favor de los matrimonios entre personas del mismo sexo¡
R. Totalmente. He evolucionado en este tema, he cambiado. Para m¨ª, una pareja era un pap¨¢, una mam¨¢ y los ni?os. Pero vivimos en un mundo en el que ya no es el caso. Hay que respetar las evoluciones. Ahora, cuando lo hablo con mis hijos, me dicen: pero ?de qu¨¦ hablas? Ni siquiera se lo plantean como un debate.
En octubre de 2007 Nicolas y C¨¦cilia Sarkozy hac¨ªan oficial un secreto a voces: su divorcio. Entonces llevaban tres meses sin aparecer juntos en p¨²blico. Unidos desde hac¨ªa 20 a?os, ya se hab¨ªan separado en 2005. Ambos ten¨ªan relaciones extraconyugales, ella con Richard Attias, hoy su marido. La pareja se reconciliar¨ªa en 2006 antes de las elecciones, pero el 6 de mayo C¨¦cilia no vot¨®. Firmaban el divorcio al medio a?o de llegar al El¨ªseo.
P. Cuenta que desde el primer d¨ªa en el El¨ªseo sinti¨® la necesidad de crear un estatuto de primera dama. Con la llegada de Val¨¦rie Trierweiler, pareja del presidente Fran?ois Hollande, se ha hablado mucho del tema porque le ha costado mucho encontrar su sitio. ?Ha seguido el debate?
R. Lo he sufrido. Cuando me fui a Libia a recuperar a las enfermeras b¨²lgaras y al m¨¦dico palestino me criticaron diciendo que con qu¨¦ estatus lo hac¨ªa, cuando no hac¨ªa m¨¢s que una gesti¨®n humanitaria. Hay que enmarcar esta funci¨®n que existe de facto, nos guste o no. Hay una primera dama, si puede ayudar, en general, lo hace. Hay que darle los medios.
P. Se refiere a la liberaci¨®n en 2007 de las enfermeras y el m¨¦dico condenados a muerte en Libia, donde estaban acusados de contaminar a casi 400 ni?os con el virus del sida. Dedica al viaje un cap¨ªtulo entero en su libro, y tambi¨¦n relata c¨®mo se enfrent¨® a Gadafi sin dejarle hablar. ?C¨®mo fue ese encuentro?
R. Fue totalmente surrealista. Pero ten¨ªa tal voluntad de sacarlos¡ y sab¨ªa que la ¨²nica forma de conseguir algo de ese hombre era forzarle. Y no solo a ¨¦l. Tambi¨¦n he tenido que lidiar con su primer ministro, con miembros de su Gobierno, con gente que me enviaba su hijo Saif el Islam, con la franja m¨¢s dura. Fue muy dif¨ªcil, pero lo logramos. Valdr¨ªa la pena hacer un libro solo sobre esto, igual lo hago alg¨²n d¨ªa. Tengo todav¨ªa las fotos y muchas cosas guardadas.
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