Cines hasta los topes

La semana pasada se celebr¨® en Valencia ¡°La Fiesta del Cine¡± que permit¨ªa a cualquiera que imprimiese y presentase una acreditaci¨®n gratuita y sin barreras de acceso, ir a cualquier sesi¨®n en casi cualquier cine de la ciudad por tan s¨®lo 2,90 euros durante tres d¨ªas: lunes, martes y mi¨¦rcoles. Por mi parte, y desde luego s¨¦ que no fui la ¨²nica, acud¨ª a tantas sesiones como pude. Lo cierto es que cada vez voy con menos frecuencia al cine. Tambi¨¦n estoy segura de que comparto motivos con m¨¢s de uno: no puedo gastarme ocho euros (palomitas y bebida no incluidas) cada vez que me apetece ver una buena pel¨ªcula, que es b¨¢sicamente siempre.

Al entrar a la primera pel¨ªcula, El mayordomo de Lee Daniels, not¨¦ que algo se me hac¨ªa raro. La sala estaba llena. La sala estaba llena y yo no recordaba la ¨²ltima vez que la hab¨ªa visto as¨ª.

La sensaci¨®n fue genial. Me encant¨® el sonido de las conversaciones agitadas, el olor salado a palomitas y el bullicio desordenado que se apropiaban de la sala que, sin ser realmente consciente hasta ese momento, hab¨ªa echado tanto de menos.

Pero si lo piensan un poco es algo bastante triste, trist¨ªsimo, el que me sorprenda ver el cine como deber¨ªa estar siempre: hasta los topes.¡ª Blanca Rinc¨®n de Arellano.