La herida abierta de la Rep¨²blica Centroafricana
Este es un pa¨ªs que debido a su nombre no resulta dif¨ªcil ubicar en el mapa. Sin embargo, apenas se sabe nada de lo que ocurre en su interior. Seg¨²n el ?ndice de Desarrollo humano de 2013, Rep¨²blica Centroafricana ocupa el puesto 180 de 187, tiene una esperanza de vida de menos de 50 a?os y el 62% de sus poco m¨¢s de cuatro millones y medio de habitantes vive por debajo del ¨ªndice de la pobreza. La realidad es dura, a pesar de ser un pa¨ªs rico en diamantes y otros minerales muy preciados. Lleva inmerso en un conflicto interno y en un clima de violencia pr¨¢cticamente desde su independencia en 1960. Tiene una extensi¨®n dos veces superior a Francia y desde diciembre de 2012 la situaci¨®n es todav¨ªa peor. Seg¨²n la Agencia de la ONU para los refugiados, la violencia en la Rep¨²blica Centroafricana ha desplazado desde diciembre de 2012 a septiembre de 2013 a unas 227.000 personas y ha obligado a huir del pa¨ªs a m¨¢s de 60.000, sobre todo mujeres y menores, que buscan cobijo en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Camer¨²n y Chad, lugares donde sobrevivir tambi¨¦n es un lujo.
Golpe de Estado y represi¨®n
En diciembre de 2012, Seleka -que significa alianza en la lengua local y que es una coalici¨®n de varios grupos armados liderada por Michel Djotidia- lanza una ofensiva contra el gobierno de Fran?ois Boziz¨¦ -que llevaba 10 a?os en en el poder tras encabezar un golpe de estado, poner en pr¨¢ctica una pol¨ªtica de cruel represi¨®n contra la oposici¨®n y legitimar posteriormente su posici¨®n tras unas elecciones-. Boziz¨¦ negocia con Seleka y alcanzan un acuerdo el 11 de enero de 2013. Pero el acuerdo se vuelve pronto papel mojado. Todo culmina con una nueva ofensiva y el golpe definitivo de Seleka el 24 de marzo de 2013. Desde entonces, se han sucedido y exacerbado las violaciones de derechos humanos.
Familias desplazadas acogidas en la misi¨®n cat¨®lica de Bossangoa, al noroeste del pa¨ªs, octubre de 2013 ? Juan Carlos Tomasi / MSF
Con este panorama, los civiles se llevan la peor parte. Amnist¨ªa Internacional ha visitado el pa¨ªs entre julio y agosto de 2013 y ha publicado un informe para llamar la atenci¨®n sobre esta grave crisis humanitaria.
Abusos cometidos por miembros de Seleka
La organizaci¨®n de derechos humanos denuncia en primer lugar los abusos cometidos por los miembros de Seleka, con la aquiescencia, la impasibilidad y en ocasiones la impotencia de las nuevas autoridades. Han atacado a civiles alrededor de todo el pa¨ªs, ejecutando, torturando y arrasando comunidades, violando mujeres y reclutando a menores para sus tropas. Muchas de estos actos son cr¨ªmenes de guerra y de lesa humanidad, pero nadie rinde cuentas por ello. El clima de impunidad es total.
Simon Assana, de 62 a?os y del barrio de Boy Rabe de la capital, Bangui, estaba sentado frente a su casa el 14 de abril de 2013 cuando lleg¨® una patrulla de Seleka. Su esposa, Simone, dijo a Amnist¨ªa Internacional que estaba en el interior de su casa cuando oy¨® a los militares exigir dinero y un tel¨¦fono m¨®vil a su marido. Despu¨¦s, escuch¨® un disparo y sali¨® al exterior. Encontr¨® a su esposo en el suelo sangrando. La bala le atraves¨® el coraz¨®n y muri¨® en el acto. Tres d¨ªas despu¨¦s, otro grupo de soldados regres¨® y saque¨® la casa.
El 20 de abril, miembros de Seleka ejecutaron a tres jefes locales en Bema, al este del pa¨ªs. Los jefes pagaron con su vida el rechazo que mostraron al saqueo de la comunidad.
Un hombre reconstruye su casa en el pueblo de Paoa, al noroeste del pa¨ªs. Su comunidad fue arrasada como consecuencia del conflicto. ? Anthony Morland/IRIN
El 22 de abril, en Mbres, en el centro del pa¨ªs, miembros de Seleka mataron a 27 personas, hirieron a unas 60 y quemaron 500 casas. El ataque se produjo como represalia a la fuerte oposici¨®n que encontraron cuando intentaban robar materiales de construcci¨®n en una escuela local.
Mujeres y ni?as en el punto de mira
La violaci¨®n y el abuso sexual de mujeres y ni?as es una de las consecuencias de la actual situaci¨®n. A fecha de octubre de 2013, ninguna agresi¨®n ha sido investigada por las autoridades ni sus agresores perseguidos. Tampoco ninguna de las ni?as y mujeres v¨ªctimas de abusos ha recibido los tratamientos m¨¦dicos y psicol¨®gicos necesarios. Adem¨¢s, el miedo a ser estigmatizadas y rechazadas por sus familias y su comunidad impide que busquen ayuda. Y varias mujeres han sido abandonadas por sus parejas, tras sufrir la agresi¨®n, lo que las empujado a la marginaci¨®n.
El 31 de marzo, Bella, de 29 a?os, estaba en su casa de un barrio de Bangui, con su madrastra viuda y una hermana peque?a cuando un grupo de miembros de Seleka les obligaron a abrir la puerta. Ven¨ªan de saquear otras casas en el vecindario. Seis soldados empezaron a violarlas, mientras una mujer soldado vigilaba desde fuera de la vivienda los objetos robados en otras casas. Las tres v¨ªctimas no recibieron ninguna asistencia ni apoyo tras la violaci¨®n.
La coalici¨®n Seleka ha reclutado antiguos criminales, muchos de ellos violentos, como asaltantes de caminos y cazadores furtivos. Tambi¨¦n se sirve de combatientes de los pa¨ªses vecinos Chad y Sud¨¢n. Seg¨²n una fuente oficial del gobierno, cuando Seleka tom¨® el poder en marzo de 2013, contaba con unos 5.000 efectivos. En mayo, el n¨²mero llegaba a los 20.000. Entre ellos, podr¨ªa haber aproximadamente unos 3.500 menores. Adem¨¢s de ni?os, las ni?as tambi¨¦n son reclutadas o alistadas a la fuerza y frecuentemente son violadas y sometidas a otras formas de violencia sexual, convirti¨¦ndolas en esclavas sexuales para oficiales y l¨ªderes militares.
Enfrentamientos entre grupos religiosos
El Departamento de estado de Estados Unidos asegura que el 80% de la poblaci¨®n es cristiana, con un 15% de personas musulmanas. Sin embargo, la mayor¨ªa de los miembros de Seleka son musulmanes -tambi¨¦n lo es el actual presidente- y han tomado como objetivo a cristianos o edificios de esta confesi¨®n religiosa. Como respuesta, los cristianos han respondido violentamente en una espiral que no parece tener fin.
El 14 de abril de 2013, miembros de Seleka bombardearon una iglesia en la Cit¨¦ Jean XXIII de Bangui. Mataron a cuatro personas e hirieron a m¨¢s de una docena. Entre los heridos estaba Jovachi Mongonou, un ni?o de 9 a?os al que tuvieron que amputar las piernas por las heridas de metralla.
As¨ª qued¨® el ni?o Jovachi Mongonou, tras el ataque de Seleka. ? Amnist¨ªa Internacional
Ataques contra trabajadores humanitarios
Trabajadores humanitarios han sido atacados y han sufrido serias presiones para no desempe?ar su trabajo, reduciendo gravemente su capacidad de asistencia. M¨¦dicos Sin Fronteras lo ha denunciado hace pocas semanas. Les roban sus veh¨ªculos, asaltan sus almacenes de comida o de equipamiento m¨¦dico y les impiden llegar a quienes necesitan ayuda. Los miembros de Seleka parecen estar detr¨¢s de gran parte de estos ataques y de la creaci¨®n de un clima de inseguridad para los cooperantes.
El 7 de septiembre de 2013 soldados de Seleka atacaron y ejecutaron a dos trabajadores centroafricanos de la ONG francesa ACTED (Agence d'Aide ¨¤ la Coop¨¦ration Technique et au D¨¦veloppement) en las afueras de la ciudad de Bossangoa, al noroeste del pa¨ªs. Volv¨ªan a su oficina cuando miembros de Seleka les dieron el alto y les ejecutaron.
Tibieza internacional
Todo esto est¨¢ ocurriendo desde hace meses. Desde que Boziz¨¦ fue derrocado en marzo de 2013, numerosas delegaciones de la ONU, la Uni¨®n Africana, la Uni¨®n Europea y otros gobiernos extranjeros han visitado la Rep¨²blica Centroafricana. Sin embargo, a tenor de los resultados, parece que no est¨¢n coordinando adecuadamente sus esfuerzos entre s¨ª o con las autoridades nacionales.
Hace pocos d¨ªas el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprob¨® un despliegue de 250 cascos azules para proteger a los trabajadores de Naciones Unidas. Esta peque?a fuerza se sumar¨¢ a los pocos m¨¢s de mil soldados de la Uni¨®n Africana presentes en el pa¨ªs. Y por su parte, Francia, la antigua metr¨®poli, mantiene una tibia posici¨®n tras su intervenci¨®n en Mal¨ª. De momento, aporta unos 400 soldados concentrados en la zona aeroportuaria de Bangui, pero no ha decidido ir m¨¢s all¨¢.
Las v¨ªctimas del conflicto de la Rep¨²blica Centroafricana necesitan una respuesta r¨¢pida por parte de la comunidad internacional. ? Juan Carlos Tomasi / MSF
Muchos actores, pocas propuestas y una situaci¨®n insostenible y pol¨ªticamente fr¨¢gil. Amnist¨ªa Internacional hace un llamamiento a la comunidad internacional para que tome medidas eficaces y coordinadas con el fin de restablecer la ley y el orden en el pa¨ªs y, finalmente, poner fin a esta devastadora crisis. Mientras ese llamamiento se atiende, una herida de m¨¢s de cincuenta a?os contin¨²a supurando en el coraz¨®n de ?frica.
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