El afrik¨¢ans, rareza africana de ra¨ªz europea
Tendemos a simplificar tanto el mundo que a veces esa simpleza acaba llev¨¢ndonos a errores. ?frica es v¨ªctima de esas simplificaciones y Sud¨¢frica, por descontado, no se salva. La enorme riqueza cultural y tribal del pa¨ªs de Nelson Mandela resulta dif¨ªcil de digerir y, por ello, es com¨²n dividir entre negros y blancos, olvidando a la poblaci¨®n originaria de India y a los coloured, mestizos que conforman una identidad propia.
Pero ni los negros, m¨¢s de un 80% de la poblaci¨®n, ni los blancos, apenas otro 9%, son homog¨¦neos. Para hacernos una idea, hay once lenguas oficiales de igual rango, y otras tantas tribus que en algunas ocasiones se reparten por otros pa¨ªses vecinos, dejando en evidencia la artificial construcci¨®n pol¨ªtica de ?frica. De hecho, el himno nacional se canta con cinco de esas lenguas.
En cuanto a los blancos, son dos los or¨ªgenes mayoritarios: afrik¨¢ners y brit¨¢nicos, con procedencia, cultura, lengua y tradici¨®n diferentes. Durante los siglos de colonia brit¨¢nica ambos colectivos se enfrentaron en guerras, y en el apartheid tampoco se mezclaron demasiado. El grupo m¨¢s numeroso es el afrik¨¢ner y tambi¨¦n el m¨¢s interesante porque, entre otras cosas, tienen como lengua materna el afrik¨¢ans, la ¨²nica aut¨®ctona de ?frica con ra¨ªces europeas. De hecho, se incluye en la familia de las germanas.
Son los descendientes de holandeses que llegaron a Ciudad del Cabo en el siglo XVII pero tambi¨¦n de alemanes y franceses hugonotes. Aunque de procedencias e idiomas diversos, la convivencia facilit¨® que se agruparan en una misma cultura e identidad. La convivencia, y tambi¨¦n su animadversi¨®n a los brit¨¢nicos. Se puede decir que son los ¨²nicos colonizadores que rompieron los lazos con sus pa¨ªses de origen, aunque se vanaglorian de sus ra¨ªces europeas.
Afrik¨¢ner no quiere decir otra cosa que africano, toda una declaraci¨®n de intenciones. El apelativo se populariza apenas hace un siglo, al finalizar la segunda Guerra anglo-b¨®er en 1902. Hasta entonces, eran b¨®eres (boere en afrik¨¢ans), que significa granjero. En 1835, tras la conquista brit¨¢nica de Ciudad del Cabo (conocida como Ciudad madre) un grupo de granjeros descontentos con la nueva administraci¨®n y huyendo de sus condiciones de miseria iniciaron el Die Groot Trek (Gran Trek), una larga y dura incursi¨®n migratoria a las des¨¦rticas tierras del interior. Son los treakboers o voortrekkers que, tras enfrentarse con las tribus negras que poblaban el territorio, fundaron numerosas ciudades, como Pretoria, y se constituyeron como rep¨²blica independiente del Transvaal.
Otro grupo permaneci¨® en el enclave y se mezcl¨® con negros y esclavos asi¨¢ticos, dando as¨ª lugar al colectivo de mulatos, el m¨¢s numeroso de la regi¨®n m¨¢s austral de Sud¨¢frica. Conocidos como coloured, mantienen el afrik¨¢ans como lengua materna y tienen nombres y apellidos t¨ªpicamente afrik¨¢ners.
De esa ¨¦poca de conquista surge el tradicional sakkie-sakkie, una danza de sal¨®n que se baila en pareja y que en los ¨²ltimos a?os la juventud afrik¨¢aner lo ha revitalizado en sus bares y fiestas.
El afrik¨¢ans es una derivaci¨®n del holand¨¦s antiguo, que ha cogido prestado palabras y sonidos del alem¨¢n, ingl¨¦s, malayo que hablaban los esclavos, el portugu¨¦s, franc¨¦s o el khoi de los habitantes originarios del sureste africano que los europeos bautizaron como hottentots. Unos ocho millones de personas, entre Sud¨¢frica, Namibia, Zimbabue y Botsuana, tienen el afrik¨¢ans como primera lengua. Cuentan los nativos que cuando han viajado a Holanda, Flandes o Alemania pueden entenderse con sus habitantes ¡°si hablan despacio¡±.
Hoy en d¨ªa, la inmensa mayor¨ªa se define como afrik¨¢ner. Sin embargo, hay un grup¨²sculo que reivindica el uso de b¨®er. A grandes rasgos, ¨¦stos se ubican en las vastas ¨¢reas rurales sudafricanas y se muestran orgullosos del legado de los conquistadores del Gran Trek y, a menudo, rayan en el racismo. Precisamente, en 2007 una canci¨®n de Bok van Blerk ensalzando las gestas militares del general Koos de la Rey, uno de los ¨ªdolos de la Segunda guerra b¨®er-brit¨¢nica, cre¨® cierta pol¨¦mica y temor del resurgimiento del nacionalismo b¨®er. Incluso la prensa en lengua afrik¨¢ans se refiri¨® a la letra como un "grito de guerra" y advirti¨® cierto "resentimiento" por haber quedado relegados en la Sud¨¢frica democr¨¢tica.
El afrik¨¢ans es noticia porque se acaba de publicar el Afrikamasutra, una traducci¨®n del libro por excelencia sobre erotismo, el Kamasutra. El libro llega exactamente 80 a?os m¨¢s tarde de que en las estanter¨ªas de las casas luzca ya la Biblia en ese idioma. No en vano el imaginario del afrik¨¢ner se basa en el libro sagrado en una mano y en la otra, la escopeta con la que se impusieron a los nativos negros que se encontraban a su paso.
Fotograf¨ªa de los bisabuelos b¨®eres, con la escopeta en la mano
La lengua no fue reconocida como tal hasta 1925 pero, por entonces, ya era el idioma del poder y, a partir de 1948, con la segregaci¨®n racial elevada a r¨¦gimen, el apartheid, se convirti¨® en la lengua predominante en la administraci¨®n, la vida p¨²blica y las escuelas. Por cierto, la palabra apartheid (separaci¨®n) es afrik¨¢ner y aunque se tiende a pronunciarla al estilo ingl¨¦s, en Sud¨¢frica la manera comprensible es, m¨¢s o menos 'aparteit¡¯. Seguramente es el vocablo en afrik¨¢ans m¨¢s conocido pero, s¨®lo por curiosidad, hay otros compartidos por todos los hablantes: biltong (una especie de fuet de ternera), bakkie (ranchera) o braai (barbacoa), el aut¨¦ntico deporte nacional sudafricano.
Durante a?os, afrik¨¢ans y afrik¨¢ner tuvieron la desgracia de que se considerara casi un sin¨®nimo de racismo, para perjuicio de sus hablantes y de la rica cultura que representan. La cultura en afrik¨¢ans mantiene vivas literatura, m¨²sica y cinematograf¨ªa propias. En 1976 una protesta estudiantil sacudi¨® el gueto de Soweto por la obligaci¨®n de escolarizarse en este idioma, en detrimento del ingl¨¦s. Lo que empez¨® con una manifestaci¨®n pac¨ªfica termin¨® con la matanza de 176 j¨®venes y centenares de detenidos. El icono de la llamada revuelta de Soweto fue Hector Pieterson, un chaval de 13 a?os que muri¨® por los disparos de la polic¨ªa al salir de la escuela. Pero esa ya es otra historia.
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