Un pa¨ªs llamado Mogambo
Mientras en unos programas esperaban por la mayor¨ªa de edad de la hija de la reina de la copla, Isabel Pantoja, en otros se murmuraba de Froil¨¢n, el nieto del Rey
Hay una inquietante sensaci¨®n de que todo vuelve. Aznar y Gonz¨¢lez regresan presentando sus libros de opiniones y memorias. Al mismo tiempo, la basura crece y avanza en las aceras de Madrid como si fuera una versi¨®n real y cutre de la Guerra de los zombis. Donde quiera que vayas en la capital, tanto si acudes a o¨ªr a los expresidentes como al lanzamiento de la revista ICON o a la presentaci¨®n de los perfumes de Alaska y Mario, tienes que sortear bolsas rotas y desperdicios desparramados. Curiosamente, la molesta basura todav¨ªa no huele mucho, a¨²n es reciente, pero su presencia a causa de una huelga indefinida empieza a transformar la ciudad en una estampa de cielos muy azules iluminando la porquer¨ªa que rueda sobre el asfalto mientras el Ayuntamiento se lava las manos.
Si en la presentaci¨®n de?ICON se hizo una perfumada selecci¨®n de invitados con futuro, el grupo Planeta prefiri¨® mostrar su amplio abrazo al poder actual en la celebraci¨®n de los 15 a?os del peri¨®dico La Raz¨®n. Donde no solo reuni¨® a expresidentes, sino que consigui¨® el saludo de dos princesas: Letizia Ortiz y Bel¨¦n Esteban. Bel¨¦n, encantada de ser saludada por la esposa del heredero; Letizia, ense?ando mucha melena como herencia. La infrecuente imagen alborot¨® las retinas al ver reunidas las dos caras del concepto ¡°princesa del pueblo¡±. Las dos vienen del pueblo, viven de ¨¦l y manejan similar nivel de popularidad y pol¨¦mica. Una ha conseguido llegar a la jefatura del Estado por matrimonio, y la otra, alcanzar su condici¨®n de fen¨®meno medi¨¢tico sabiendo estar en el sitio y el momento adecuados. Son representantes camale¨®nicas de la generaci¨®n nacida a principios de los a?os setenta, saben vestir low cost con profesionalidad y aliarse con la ciencia para redefinir sus rostros y sus vidas sin miramientos.
No se sabe cu¨¢l de las dos podr¨ªa resultar m¨¢s ic¨®nica, porque lo que hace a un icono ICON en may¨²sculas nadie lo sabe definir. Estos conceptos, heredados del siglo pasado: glamour, chic, carisma, siguen teniendo or¨ªgenes y caracter¨ªsticas difusos, y seguramente resida en ese intangible la clave de su fascinaci¨®n popular.
Quien ya apunta en esa ic¨®nica direcci¨®n, precozmente para algunos, es Froil¨¢n Marichalar, como prefiere llamarse prescindiendo de su otro apellido: Borb¨®n. Es una decisi¨®n que rezuma valent¨ªa y prudencia. Mientras en unos programas de televisi¨®n esperaban por la mayor¨ªa de edad de la hija de la reina de la copla, Isabel Pantoja, en otros se murmuraba del nieto mayor del Rey. Al parecer, Froil¨¢n es habitual de las sesiones de matin¨¦ para adolescentes en Joy, la m¨ªtica discoteca madrile?a. Pudiera tratarse de un joven emprendedor y miembro de la familia real con un trabajo aut¨¦ntico y sin enchufes en el sector privado. Froil¨¢n, supuestamente, vender¨ªa en esas tardes m¨¢scaras de Guy Fawkes, el conspirador del siglo XVI que el grupo de activistas Anonymous emplea como su se?al iconogr¨¢fica. ?Es maravilloso! El chaval es alguien con iniciativa, alguien que no se disfraza de normalidad. El quinto en la l¨ªnea de sucesi¨®n a jefe del Estado se ganar¨ªa un dinerito a la vez que conseguir¨ªa una burla a los antisistema.
Que tiemble en su trono Kiko Rivera: en cualquier momento Froil¨¢n Marichalar le arrebata el t¨ªtulo de dj oficial de las juventudes del Reino.
El cierre de Canal Nou coincide con el regreso de Mar Flores y sus esc¨¢ndalos de finales del siglo pasado. Esos y otros follones de la prensa rosa eran muy seguidos por T¨®mbola, uno de los programas de mayor ¨¦xito del canal valenciano. Pocos quieren recordarlo, rest¨¢ndole su importancia ic¨®nica, de ser el mejor documento de c¨®mo ¨¦ramos cuando el dinero p¨²blico pod¨ªa sostener el cotilleo, una de las tradiciones de nuestra cultura. Nos encanta, nos define. Y cuando ¨¦ramos ricos nos divert¨ªa consumirlo y gastarnos lo que hiciera falta. Una de las razones que intentan explicar el actual revival de los esc¨¢ndalos de Mar Flores hace 15 a?os es que las im¨¢genes ense?an una Espa?a opulenta al mismo tiempo que ca?¨ª. Ahora es solo ca?¨ª. Realmente da gusto ver c¨®mo en los noventa Mar Flores y Sof¨ªa Mazagatos consegu¨ªan encandilar a iconos masculinos de poder: futbolistas, empresarios, pol¨ªticos, para volverse ellas mismas s¨ªmbolos de la prosperidad perdida. En aquella ¨¦poca estuvieron muy de moda los comunicados, que regresan ahora con la firma de Isabel Pantoja para confirmar el embarazo de su hija. En Telecinco terminar¨¢n por recontratarla, porque claramente es el gran icono proveedor de contenidos con una familia que no para de crecer.
Ser¨ªa un buen motivo para el regreso de T¨®mbola. Conservo un recuerdo especial de Canal Nou, durante la promoci¨®n de una de mis novelas en la que los personajes sobrevuelan escenarios vinculados al caso G¨¹rtel. Me maquillaron en una sala desierta y ¡°prefirieron¡± grabar mi entrevista para luego sentarme en una mesa dedicada al coraz¨®n en directo donde luego se emitir¨ªa la entrevista grabada y revisada. Tan enrevesada situaci¨®n me record¨® lo que la censura franquista hizo con Mogambo: para evitar que existiera adulterio entre Grace Kelly y Clark Gable, los convirti¨® en hermanos. Al igual que Froil¨¢n, deber¨ªamos modificar el nombre de nuestro pa¨ªs, dejar Espa?a atr¨¢s y pasar a llamarnos Mogambo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.