Todo por hacer
El PSOE fija una hoja de ruta socialdem¨®crata en una Conferencia Pol¨ªtica sin fisuras internas
La Conferencia Pol¨ªtica del PSOE discute estos d¨ªas un vasto programa reformista con el que pretende recuperar las se?as de identidad socialdem¨®cratas, perdidas en medio de los giros de Zapatero en sus ¨²ltimos a?os de Gobierno y las derrotas electorales de 2011. Todo apunta a que intenta hacerlo a trav¨¦s del Estado, como protector de los sectores m¨¢s castigados por la crisis econ¨®mica. Para ello propone aumentar sustancialmente el rendimiento del sistema tributario ¡ªen vez de subir los tipos impositivos¡ª, sin lo cual no habr¨¢ ingresos que puedan ser redistribuidos; adem¨¢s de blindar en la Constituci¨®n la protecci¨®n de la salud o la laicidad de los poderes p¨²blicos, de forma que el revisionismo respecto a derechos que la izquierda cre¨ªa adquiridos no resulte tan f¨¢cil como lo ha sido con el PP en el poder.
Una vez escogido el camino, tienen raz¨®n los que sostienen que falta saber qui¨¦n va a encabezarlo. La direcci¨®n socialista ha optado por separar los tiempos, sorteando con habilidad el riesgo de reducir la Conferencia a una pasarela de candidatos a La Moncloa, y las primeras jornadas han mostrado la unidad interna en torno a ese empe?o del secretario general, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. No porque convenga o deje de convenir a los presuntos candidatos, sino para preservar el proceso de elecciones primarias, una de las ofertas m¨¢s interesantes.
Que una fuerza pol¨ªtica se arriesgue a poner en manos de los ciudadanos la designaci¨®n del principal candidato electoral es una experiencia in¨¦dita en Espa?a. El PSOE se encuentra en el ostracismo, como lo demuestran m¨²ltiples encuestas. Si se trata de romper y movilizar, la apuesta por unas verdaderas primarias puede ser eficaz. Dedicar la Conferencia a ponerse a competir entre el aspirantazgo habr¨ªa sido enredarse en lo m¨¢s f¨¢cil y cercenar el plan de las primarias o reducirlas a un mero tr¨¢mite. Una enmienda aceptada a ¨²ltima hora rebaja los requisitos para los candidatos, reduciendo as¨ª el control del aparato, al tiempo que se rechazan los intentos de precipitar la fecha de celebraci¨®n. De modo que sigue adelante el proyecto de implicar a cientos de miles de personas en un proceso hasta ahora reservado a la militancia.
M¨¢s problem¨¢tico es lo poco que se est¨¢ tocando la cuesti¨®n territorial, con el argumento de que un grupo de barones ya lo pact¨® en junio. Ciertamente, la soluci¨®n federal es una idea; por tanto, dejarla pr¨¢cticamente fuera de la cita en curso solo se explica por los temores a que una discusi¨®n abierta agriete m¨¢s el entendimiento PSOE-PSC. Un riesgo que la dirigente andaluza, Susana D¨ªaz, llam¨® a conjurar invocando la unidad y el abandono de la ambig¨¹edad. Todo con la advertencia de que una fuerza pol¨ªtica no puede resolver en solitario la cuesti¨®n territorial de Espa?a; el hecho de que Mariano Rajoy reitere la negativa a tocar los art¨ªculos 1 y 2 de la Constituci¨®n no cierra el paso al Estado federal sugerido por los socialistas, pero el propio presidente del Gobierno deja bien claro que no ve ninguna ventaja en reformar la Constituci¨®n.
Editoriales anteriores
En definitiva, la celebraci¨®n de la Conferencia socialista puede constituir la base de un rearme pol¨ªtico-ideol¨®gico, o bien quedarse en un cat¨¢logo de intenciones. Eso depender¨¢ de que los trabajos conducidos por Ram¨®n J¨¢uregui, sin duda estimables, se traduzcan en mensajes capaces de romper el escepticismo. Falta, por ejemplo, la concreci¨®n b¨¢sica de una pol¨ªtica econ¨®mica alternativa.
El problema del PSOE es reencontrarse con el pueblo de izquierdas sin ceder a demagogias o radicalismos para la galer¨ªa. La Conferencia solo es el primer paso para lanzar la reconstrucci¨®n de una de las corrientes centrales de la pol¨ªtica espa?ola. Y esa rectificaci¨®n debe empezar por reconocer que, en realidad, le queda todo por hacer.
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