El c¨ªrculo abierto
El C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid lucha por sobrevivir ante la desidia de las instituciones
Hace 20 a?os, en medio de una crisis general, al C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid le son¨® esa campana que siempre alerta a los centros culturales cuando los Gobiernos tienen que recortar gasto p¨²blico. Entonces, la directiva y los socios de este lugar fundamental de la cultura espa?ola organizaron una serie de actividades bajo el r¨®tulo Crisis, ?qu¨¦ crisis? Desafiaron as¨ª a los agoreros y, sobre todo, a aquellos que les negaban el apoyo que precisaba para seguir cumpliendo la funci¨®n para la que renaci¨® en torno a 1982, cuando era presidente Mart¨ªn Chirino, el escultor que ahora justamente expone en sus salas.
Ahora los medios dan cuenta otra vez de la crisis que ara?a el futuro del C¨ªrculo, y la alerta es la misma: las instituciones que est¨¢n llamadas a preservarlo (el Ayuntamiento, el Gobierno del Estado, la Comunidad de Madrid¡) est¨¢n dej¨¢ndolo caer en la espesura econ¨®mica de los recortes. Frente a ello, de nuevo, quienes dirigen ahora el C¨ªrculo desaf¨ªan la crisis manteniendo su programaci¨®n, abriendo cada d¨ªa el C¨ªrculo a lo que siempre fue: debates, ense?anza, arte, exposiciones, literatura¡
Que en los ¨²ltimos a?os la ayuda estatal al C¨ªrculo haya ca¨ªdo en un 90% no se corresponde solo con la crisis econ¨®mica que padecen la sociedad y sus organismos; tiene m¨¢s que ver con el descuido con el que se miran centros as¨ª, de los que en Espa?a no hay tantos. El C¨ªrculo no es tan solo un lugar de encuentro en Madrid; sirve a toda la sociedad espa?ola, y es tambi¨¦n [y eso luce ahora entre sus emblemas y prop¨®sitos] parte de la Casa Europa que aspira a generar una comunidad de intereses culturales en el ¨¢mbito europeo.
Por este lugar pasan y han pasado gente como Umberto Eco, Michael Hanecke y G¨¹nter Grass; cada d¨ªa ¡ªdesde la ma?ana a la noche, y hasta la madrugada¡ª hay personas de todas las generaciones haciendo m¨²sica o escuch¨¢ndola, haciendo teatro o aprendiendo a hacerlo, oyendo hablar de literatura o haciendo literatura. Y hay much¨ªsima gente discutiendo, en un ¨¢mbito sin el cual no se puede concebir el arraigo, a¨²n fr¨¢gil, de nuestra democracia.
Por todas esas razones solo se puede concebir este C¨ªrculo como un lugar abierto que cumpla la tarea de hacer m¨¢s habitable la crisis que vivimos.
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